Un negocio para los desfavorecidos
Buenas Intenciones vende productos hechos por colectivos de integraci¨®n
Ropas, peque?os y grandes detalles, material de escritorio, velas, tarjetas de felicitaci¨®n, juguetes... El cat¨¢logo de objetos que la firma Buenas Intenciones tiene a la venta en su tienda de Le¨®n, a dos pasos de la catedral, no parece especial. Cualquiera que pasara por all¨ª pensar¨ªa que es una tienda de regalos m¨¢s. Pero nada m¨¢s lejos de la realidad. Colectivos de integraci¨®n formados por presos, discapacitados f¨ªsicos y ps¨ªquicos, adolescentes lastrados por el fracaso escolar, sin techo, ex prostitutas y mujeres maltratadas son los art¨ªfices de sus productos, que en nada tendr¨ªan que envidiar a lo que se puede encontrar en comercios del tipo de Ikea, Imaginarium o La Oca.
Nieves Marcos tiene claro el porqu¨¦ merece la pena apostar por esta aventura empresarial que inici¨® otra mujer, Nuria G¨®mez. Por un lado, existe un condicionamiento emocional -"mi hermano, socio en la empresa, es discapacitado, as¨ª que he vivido desde ni?a lo que supone la discapacidad", explica la emprendedora-. Y por otro, el pleno convencimiento en una idea: "Desde el principio tuvimos claro que cuanto m¨¢s vendamos, m¨¢s puestos de trabajo crearemos entre los colectivos con los que trabajamos".
La idea de contactar con Baltasar Garz¨®n fue de Nuria G¨®mez, la impulsora del proyecto y responsable de la fundaci¨®n que lo acompa?a. "Nuria pens¨® que ser¨ªa bueno contar con alguien que no fuera f¨¢cilmente manipulable, disponer de un aval moral garante de transparencia. Y ¨¦l daba el tipo", se?ala Marcos. Dicho y hecho. Petici¨®n de cita, visita a la Audiencia Nacional y el acuerdo se cerr¨® enseguida y la elaboraci¨®n de los estatutos fue r¨¢pida. Hoy el juez es el presidente honor¨ªfico de la Fundaci¨®n Buenas Intenciones (www.leoncentrogotico.com/buenasintenciones).
Pizpireta, alegre y llena de vida (y car¨¢cter), Nieves escuch¨® un d¨ªa un programa de radio en el que interven¨ªa Nuria G¨®mez. "Hablaba sobre tiendas de comercio solidario que compraban a centros especiales de empleo, comercializaban productos elaborados por colectivos de integraci¨®n facilit¨¢ndoles, al mismo tiempo, orientaci¨®n sobre tendencias de mercado, modas... Aquello me enganch¨® al momento y la llam¨¦". Entonces, Buenas Intenciones ten¨ªa tiendas en Gij¨®n y Madrid, que, circunstancias de la vida, obligaron a cerrar.
"Para que funcione la idea, el comercio tiene que surtirse de centros ocupacionales de su entorno, y en Gij¨®n, el 70% de los productos se hac¨ªan en Madrid, lo que incrementaba mucho los gastos". La tienda de Madrid cerr¨® por problemas personales de Nuria G¨®mez, que la gestionaba.
Nieves recuerda lo duros que fueron los comienzos. "A los bancos les da lo mismo el car¨¢cter social. Tanto tienes, tanto te dan. Al final conseguimos 120.000 euros para la compra del local, la reforma y el primer g¨¦nero". Lo que result¨® m¨¢s arduo fue darlo a conocer, tanto al p¨²blico como a los que iban a ser proveedores: las asociaciones. "Contactamos con el Plan Municipal de Drogas, asociaciones de mujeres, emigrantes, C¨¢ritas... se les explic¨® el proyecto, anim¨¢ndoles a traer sus productos. Ten¨ªan que ser cosas bonitas, llamativas, que la gente las comprara porque les apeteciera, no porque les diera pena", explica. Y es que en Buenas Intenciones todo es tan fresco y vivo como Filiberto, su mascota, a la que no se le puede atribuir ni sexo, ni raza, ni religi¨®n, pues s¨®lo es un trazo abierto dispuesto a vivir, como los colectivos de integraci¨®n. -
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