El 'botell¨®n' se resiste
Las leyes se muestran incapaces de acabar con una pr¨¢ctica muy arraigada
Una noche de fin de semana, Jos¨¦ Carlos Nicolau, presidente de la Asociaci¨®n de Vecinos del barrio madrile?o de Justicia, vio c¨®mo una botella vac¨ªa de vodka aterrizaba en el balc¨®n de su piso. "Lo lanzaron porque s¨ª tras un botell¨®n", dice. ?l y otros vecinos se percataron de que en diferentes noches faltaban retrovisores en veh¨ªculos aparcados. "Nos enteramos de que los rompen para esnifar coca¨ªna sobre ellos", indica Nicolau, que reflexiona: "El botell¨®n ha cambiado bastante. Hoy se trata de peque?os grupos itinerantes y difusos, compuestos por chavales que buscan sitios cerca de las zonas de fiesta. En Madrid, como en la mayor¨ªa de las grandes ciudades, est¨¢ prohibido beber en la v¨ªa p¨²blica pero la ley no est¨¢ preparada en su ejecuci¨®n para un fen¨®meno ¨¢gil, variable, espont¨¢neo y din¨¢mico".
"Es posible que este tipo de consumo de alcohol aumente con la crisis"
El fen¨®meno del botell¨®n no ha desaparecido, sino que se ha adecuado a las nuevas circunstancias. En los ¨²ltimos a?os ha habido hasta dos intentos de crear leyes estatales para frenarlo. Pero, como explica el polic¨ªa Juan Carlos Fulgencio, que ha colaborado con la Universidad de Valencia en la elaboraci¨®n de un estudio sobre el botell¨®n, "han contado con la oposici¨®n expl¨ªcita de los agentes socioecon¨®micos quienes, argumentando el derecho a preservar la tradici¨®n y la repercusi¨®n que supondr¨ªa restringir el consumo en la v¨ªa p¨²blica, han logrado que los anteproyectos no se tramitaran".
Para la elaboraci¨®n del proyecto de investigaci¨®n An¨¢lisis de los determinantes psicosociales que intervienen en la aparici¨®n del botell¨®n, Maite Cort¨¦s -vicedecana de la facultad de Psicolog¨ªa de Valencia- y sus colaboradores revisaron las normas espa?olas sobre la materia: Canarias, Cantabria, Castilla y Le¨®n, Madrid, Comunidad Valenciana, Extremadura y Melilla los proh¨ªben (excepto en fiestas determinadas, como Fallas). Andaluc¨ªa regul¨® el fen¨®meno en 2006; tambi¨¦n est¨¢ regulado en Arag¨®n y Murcia. Y hay regulaci¨®n de venta y suministro de alcohol en Asturias, Castilla-La Mancha, Castilla y Le¨®n, Catalu?a (proh¨ªbe el consumo en v¨ªa p¨²blica cuando lo digan las ordenanzas municipales por razones de seguridad), Galicia, La Rioja, Murcia, Navarra y Pa¨ªs Vasco.
Para elaborar el estudio, Cort¨¦s y sus colaboradores entrevistaron a 4.000 adolescentes y a 2.000 universitarios. Entre los primeros, el 69% reconoce la pr¨¢ctica regular del botell¨®n. De los segundos, casi el 83%. "A m¨¢s edad, encontramos tambi¨¦n coca¨ªna y algo de ¨¦xtasis, pero no podemos decir que el botell¨®n empuje al policonsumo", explica Cort¨¦s. "A¨²n vemos reuniones de gran tama?o en zonas universitarias, pero tambi¨¦n grupos de cinco personas bebiendo en bancos del parque. Tambi¨¦n hay j¨®venes que se re¨²nen para consumir alcohol en atrac¨®n en pisos de estudiantes. Para los universitarios es importante la motivaci¨®n econ¨®mica", dice Cort¨¦s, en cuya ciudad, Valencia, se han detectado hasta 43 zonas de botell¨®n. "Es probable, aunque no tenemos datos, que esa motivaci¨®n gane peso con la crisis", a?ade.
De media, los adolescentes suelen haberse iniciado en el consumo de alcohol a los 13,4 a?os. En cuanto a la ingesta de alcohol, se llegan a doblar las cantidades que se consideran de riesgo (60 gramos en chicos y 40 en chicas). El polic¨ªa Juan Carlos Fulgencio, que ha participado activamente en el proyecto dirigido por Cort¨¦s, explica la labor policial una vez que se ha cometido una infracci¨®n: "Se debe identificar al infractor y despu¨¦s tomar muestras de alcohol en tres recipientes est¨¦riles que se precintar¨¢n". Esas muestras, te¨®ricamente, tienen que analizarse, "pero los laboratorios municipales est¨¢n colapsados", denuncia. El resultado "es un n¨²mero bajo de sanciones y m¨¢s peque?o a¨²n de sanciones cobradas".
En los ¨²ltimos a?os varias ciudades han creado espacios espec¨ªficos para el botell¨®n con la intenci¨®n de disminuir los problemas, pero en opini¨®n de la especialista en Antropolog¨ªa de la Educaci¨®n Petra Mar¨ªa P¨¦rez, "no suelen funcionar porque el botell¨®n lleva a?adido un sentido de la transgresi¨®n que quienes practican no quieren perder".
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