Bodegas tur¨ªsticas en el pol¨ªgono
La nueva Ruta del Vino pretende revitalizar un negocio en retroceso
En la foto, es muy f¨¢cil distinguir qui¨¦n es el notario: el ¨²nico que lleva traje y zapatos. Los otros siete, van en alpargatas y portan boinas. Son los viticultores de Arganda que fundaron en 1944 la Cooperativa Vin¨ªcola. Un total de 65 a?os despu¨¦s la cooperativa sigue funcionando en un edificio anexo al Museo Municipal del Vino donde se encuentra la foto. "Parece un fotograma de Berlanga", dice Jaime ?lvarez, el en¨®logo.
Arganda ha cambiado mucho en estos 65 a?os. De entrada, se llega en metro. La parada, inaugurada en abril de 1999, fue la primera en salir de la capital para llegar a otro municipio de la regi¨®n. La estaci¨®n est¨¢ en el paseo de la Estaci¨®n, y la reiteraci¨®n consuela; recuerda que esto es todav¨ªa un pueblo.
La poblaci¨®n de Arganda se ha multiplicado por 10, de unos 5.000 vecinos en los cuarenta a los 50.000 actuales. Su econom¨ªa tampoco es la misma. "Entonces cada casa ten¨ªa una bodega y hab¨ªa mucho campo", explica ?lvarez, "pero el crecimiento ha sido a costa del sector agr¨ªcola". El pueblo se vuelca ahora en los servicios. La bodega de la Cooperativa est¨¢ escondida en uno de los 15 pol¨ªgonos industriales que se tragaron la campi?a de olivos y vi?edos de la zona, no parece un entorno propicio para el turismo, pero va a formar parte de la nueva Ruta del Vino de Madrid, denominaci¨®n de origen que desde 1990 incluye a los vinos de Arganda, Navalcarnero y San Mart¨ªn de Valdeiglesias. El asunto le dar¨¢ algo m¨¢s de vidilla a un negocio que ha perdido su antiguo br¨ªo: los 100 socios de la cooperativa fermentan un mill¨®n de kilos de uva, en los ochenta, llegaban a los cinco millones anuales.
Una parada de metro para hacer "enoturismo". En las visitas concertadas se ven las tolvas, prensas y barricas donde se elaboran vinos como Peruco y Vi?a Rendero y en el laboratorio el en¨®logo prepara su alquimia entre pipetas y peque?os destiladores que no distan tanto de los m¨¦todos utilizados por los romanos en estas tierras. La vega del Taju?a y el valle del Jarama tuvieron vi?edos desde el siglo III despu¨¦s de Cristo seg¨²n el museo. En la Edad Media el negocio pas¨® a la Iglesia hasta la desamortizaci¨®n de Mendizabal. La Guerra Civil casi acaba con el sector; se perdieron 2.710.000 cepas por las bombas. Pero algunas sobrevivieron. A la filoxera que las asol¨® en 1914, a las bombas del 36 y al pol¨ªgono que se trag¨® el campo. Quiz¨¢s el turismo salve a otras pocas.
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