El pensador parad¨®jico y el fan¨¢tico
Curioso autor de obras bien hechas este Jean-Claude Brisville. Fue secretario de Camus, escribi¨® novelas que s¨®lo le¨ªa un grupo de amigos intelectuales, se gan¨® la vida como editor de Julliard y de Hachette... Cuando s¨®lo le quedaba un a?o para jubilarse, prescindieron de sus servicios y se tom¨® una bonita venganza: escribi¨® Le fauteuil ¨¤ bascule, un ejercicio de esgrima verbal entre un lector despedido y el director de una editorial, que cosech¨® un ¨¦xito rotundo. El encuentro de Descartes con Pascal joven y La cena, sus obras m¨¢s celebradas, se estrenaron cuando Brisville ten¨ªa sesenta y tantos a?os. Est¨¢ claro que nunca es tarde. Dice que no escribi¨® antes para la escena, porque el teatro exige zambullirse a tiempo completo, y ¨¦l se deb¨ªa a las editoriales: no se puede vivir una pasi¨®n a media jornada.
EL ENCUENTRO DE DESCARTES CON PASCAL JOVEN
De Jean-Claude Brisville. Traducci¨®n: Mauro Armi?o. Con Josep-Maria Flotats y Albert Triola. Versi¨®n y direcci¨®n: J. M. Flotats. Madrid. Teatro Espa?ol. Hasta el 22 de febrero.
El personaje que encarna Flotats es un bomb¨®n. Tiene gracia y retranca
Si Le fauteuil ¨¤ bascule era un duelo al sol entre la contabilidad y las letras, en El encuentro de Descartes con Pascal joven se baten la raz¨®n y el fanatismo. El Descartes de Brisville es un hombre pr¨¢ctico, esperanzado y amante de los placeres mundanos, que reconoce la belleza en el barro y sabe sacar provecho a cuanto tiene a mano. Ha pasado los siete a?os m¨¢s felices de su vida en Amsterdam, amancebado con una criada; acaba de cumplir los 51, se sabe razonablemente sabio y quiere problemas los justos. Conf¨ªa en la intuici¨®n y en el intelecto: nada le quita el sue?o. Blaise Pascal fue un ni?o prodigio, especialmente en las matem¨¢ticas. En 1947, cuando se produjo el encuentro entre ambos que Brisville dramatiza en esta obra, Pascal acaba de sufrir una revelaci¨®n, influido por su contacto reciente con los jansenistas, y est¨¢ convencido de que la ciencia distrae al hombre de Cristo y de la verdad redentora.
Pascal, siempre enfermo desde hace a?os, atormentado por su nueva fe, es la contrafigura del autor de El discurso del m¨¦todo. Nada le da gusto, ni tiene descanso. ?sta es la foto fija que el autor nos ofrece de ¨¦l, porque, poco despu¨¦s, Pascal se volver¨ªa hedonista y vivir¨ªa una vida intensa y libertina.
Brisville se sirve de ambos caracteres, interpretados por Josep Maria Flotats y Albert Triola, para elaborar un juguete did¨¢ctico, un jeu d'esprit ¨¢gil, ameno, con momentos de humor chispeante. M¨¢s que reflejar el pasado, nos refleja. Ese hombre siempre al borde de la disputa y su amable contertulio, acaban pareci¨¦ndonos gente de hoy. Su manera de encarar la vida, es la nuestra, aunque fanatismo y bonhom¨ªa adopten ahora otros ropajes. Pero el combate entre ambos est¨¢ ama?ado. Los contendientes no tienen cartas parejas. Descartes es tremendamente simp¨¢tico, mientras que Pascal pronto se nos atraviesa. Brisville ha puesto veneno en la punta de la espada del fil¨®sofo y ha dejado a su antagonista desguarnecido.
El personaje que encarna Flotats es un bomb¨®n: tiene gracia y retranca. Suyas son las mejores r¨¦plicas. El catal¨¢n es un maestro de la escucha y de la pausa: todo o¨ªdos cuando Pascal le suelta sus ingenuidades visionarias, o le atosiga con dogmas. Su interpretaci¨®n, generosa, podr¨ªa estar todav¨ªa m¨¢s contenida y llegar¨ªa igual. A Albert Triola le toca la parte m¨¢s dif¨ªcil: est¨¢ furioso casi todo el tiempo, demasiado al borde del soponcio. Deber¨ªa contenerse. No hace falta enfatizar un discurso que es todo ¨¦nfasis. Son estas pegas peque?as para un espect¨¢culo que pareci¨® gustar a todo el mundo.
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