De muchos, uno
Es el lema que figura en el d¨®lar estadounidense. E pluribus unum resume en tres palabras el esp¨ªritu del pa¨ªs, su unidad dentro de la m¨¢s absoluta diversidad de ese crisol de razas y culturas que conforman los Estados Unidos de Am¨¦rica. "No hay una Am¨¦rica liberal, ni una Am¨¦rica conservadora", clamaba el entonces candidato Barack Obama durante la campa?a presidencial. "S¨®lo hay unos Estados Unidos de Am¨¦rica". Nunca he o¨ªdo nada similar en las campa?as electorales europeas. Ni he visto que el candidato ganador de unas elecciones organice una cena de gala en honor de su adversario derrotado la noche antes de su toma de posesi¨®n, como hizo Barack Obama con John McCain el pasado martes. Ni recuerdo, para s¨®lo remontarnos a la anterior Administraci¨®n, que un presidente en ejercicio como George W. Bush haya utilizado los servicios de dos de sus antecesores en la Casa Blanca, su padre y Bill Clinton, en diversas gestiones de paz y humanitarias.
Veremos cu¨¢nto dura la luna de miel transatl¨¢ntica cuando Obama pida m¨¢s colaboraci¨®n en Afganist¨¢n
En efecto, Europa y EE UU son dos democracias, m¨¢s partitocr¨¢tica la primera que la segunda. Pero, como dec¨ªa George Bernard Shaw de Reino Unido y su antigua colonia, "somos dos pa¨ªses separados por el mismo idioma". En el caso que nos ocupa, separados por una distinta concepci¨®n del mismo sistema, con la excepci¨®n de Reino Unido, donde las convergencias priman sobre las divergencias, quiz¨¢s por aquello de la Magna Charta y el h¨¢beas corpus.
Ese sentido de unidad, de orgullo nacional, de reafirmaci¨®n democr¨¢tica y de patriotismo republicano se puso de manifiesto una vez m¨¢s a los ojos del mundo en la toma de posesi¨®n del 44? presidente de Estados Unidos con la entusiasta presencia de dos millones de ciudadanos de toda raza y condici¨®n social agitando la bandera de las barras y estrellas desde el Capitolio a las cercan¨ªas del monumento a Lincoln, m¨¢s de tres kil¨®metros de recorrido con ocho grados bajo cero de temperatura. Y no eran rancios conservadores o ultraderechistas, como se les hubiera calificado aqu¨ª, sino ciudadanos orgullosos de pertenecer a la primera democracia del mundo moderno, congregados, no s¨®lo por el hecho hist¨®rico de presenciar la toma de posesi¨®n del primer presidente negro de su pa¨ªs, sino por pertenecer a una naci¨®n donde ese hecho es posible. Una multitud, que superaba con mucho el mill¨®n de ciudadanos, presenci¨® con igual entusiasmo la toma de posesi¨®n de Lyndon B. Johnson en 1965 para mostrarle su gratitud por la aprobaci¨®n de la ley de derechos civiles, una decisi¨®n que le cost¨® al Partido Dem¨®crata la p¨¦rdida del sur hasta estas elecciones.
La llamada progres¨ªa de este lado del Atl¨¢ntico se va a llevar una desilusi¨®n si cree que Obama es la versi¨®n estadounidense de un izquierdista europeo. Lean su discurso del martes y comprobar¨¢n que el contenido podr¨ªa suscribirlo John McCain o cualquier l¨ªder del aut¨¦ntico centro-derecha europeo desde James Cameron a Angela Merkel o Nicolas Sarkozy. Una gran parte de sus palabras estuvieron inspiradas por su ¨ªdolo y antecesor, Abraham Lincoln, fundador del Partido Republicano. Un partido secuestrado durante casi ocho a?os por la secta de los neocons, completamente ajena a la doctrina tradicional republicana expuesta por Lincoln y cuyos miembros proced¨ªan en su mayor¨ªa de la izquierda trostkista demostrando una vez m¨¢s la peligrosidad de los conversos.
Familia, trabajo duro, responsabilidad, patriotismo, tributo a las fuerzas armadas, democracia, libertad y respeto a las ideas del oponente fueron los conceptos defendidos por Obama en una alocuci¨®n verdaderamente presidencial y no de candidato en campa?a. A lo que hay que a?adir una fe religiosa sin complejos en un pa¨ªs con una separaci¨®n total de Iglesia y Estado demostrada con el juramento sobre la Biblia, una primera visita a la llamada iglesia de los presidentes, frente a la Casa Blanca, antes de su toma de posesi¨®n y el tradicional "Que Dios les bendiga y que Dios bendiga a Am¨¦rica" con que se acostumbra a terminar todos los discursos en Estados Unidos.
Frente a esa unidad y a esa fuerza que dan las convicciones, Europa no s¨®lo es incapaz de crear una fuerza militar conjunta y homog¨¦nea, sino que ni siquiera puede articular una pol¨ªtica exterior com¨²n, como se acaba de demostrar en la crisis de Gaza y en la respuesta al chantaje gas¨ªstico ruso. Si el euro circulara ya en los 27 pa¨ªses de la Uni¨®n, el lema deber¨ªa ser justo el contrario del estadounidense. No "de muchos, uno", sino de "uno, muchos". Y hablando de desilusi¨®n. Veremos cu¨¢nto dura la actual luna de miel transatl¨¢ntica cuando el presidente Obama pida a sus socios europeos de la OTAN una mayor y m¨¢s efectiva colaboraci¨®n en Afganist¨¢n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.