La batalla del empleo
He dudado en el t¨ªtulo de este art¨ªculo y al final me he decidido por el que figura ut supra y por dos razones de peso: una, porque es preciso ponerse a la tarea de batallar; lo cual significa que hay que tener coraje, dosis de sacrificio y un plan t¨¢ctico. Y la segunda, porque es preciso poner ¨¦nfasis en lo positivo —el empleo— m¨¢s que en lo negativo —el desempleo—. Por ejemplo, todas las pol¨ªticas monetarias o monetizadas respecto al tema ponen el punto de mira m¨¢s en remediar el desamparo del parado que en fomentar el empleo. Las pol¨ªticas pasivas, desde que comenc¨¦ a dar clases en la Universidad, explicaba, de acuerdo con los maestros, que son pol¨ªticas ineficientes cuando se trata de paro estructural, y el que ahora padecemos tiene ese car¨¢cter. Y es que cuando el paro es de tal tipo no hay caja de Seguridad Social que resista. Hay que ir a pol¨ªticas activas de creaci¨®n de empleo o al menos de barrera a la p¨¦rdida del mismo. Una vez m¨¢s, tengo que decir que, en el mundo del trabajo, nadie contrata a quien no necesita, ni nadie despide al que necesita. Por tanto, y aunque parezca muy simple, la pol¨ªtica m¨¢s eficiente en esa materia es la de dar facilidades para contratar al que tiene negocio, al que lo necesita, m¨¢s que unos miles de euros y, adem¨¢s, montar cauces normativos que no sean obst¨¢culos de altura para prescindir de los servicios de quien no necesito. As¨ª de simple. Todo ello requiere, evidentemente, dosis de equilibrio y de socialidad, pero tambi¨¦n de realismo.
Las medidas que hasta ahora conocemos para enfrentarnos a la situaci¨®n son elementales aunque positivas, y tambi¨¦n de libro de texto. Obras p¨²blicas impulsadas por la Administraci¨®n, para crear empleo y pagar subsidio al que se queda en paro. Pero son medidas claramente insuficientes y abocadas a pronto fin. Ni los recursos econ¨®micos para el desempleo son infinitos, ni las obras p¨²blicas que vayan a realizar los Ayuntamientos (y vamos a ver qu¨¦ obras son) pueden eternizarse, y nuestra crisis va para largo, desgraciadamente, pues m¨¢s que crisis parece un tsunami.
El Estado tendr¨ªa que plantearse echar n¨²meros de lo que cuesta la prestaci¨®n de desempleo y las subvenciones a los ayuntamientos y ver si con ese dinero, m¨¢s el que pueda poner, se pueda invertir con mayor o menor eficacia cara a la creaci¨®n de empleo o al freno a la destrucci¨®n del mismo. Y ah¨ª entran pol¨ªticas de fiscalidad que incentiven la inversi¨®n privada, que es el motor fundamental en ese campo. Hay que montar, sobre todo, unos mecanismos ¨¢giles y urgentes, cara a las pymes, para que salgan de su asfixia econ¨®mica y se pongan a contratar o a no despedir. A nivel personal, estoy viendo c¨®mo muchos peque?os empresarios por el cierre del grifo de las entidades financieras y los procedimientos de apremio de la Seguridad Social tienen que cerrar. ?No ser¨ªa mejor invertir los recursos econ¨®micos con tales empresas? Todos estamos convencidos de que las pymes son el motor del empleo y hay que volcarse a ayudarles a salir de su angustiosa situaci¨®n, porque ello tendr¨¢ un inmediato y positivo reflejo en el empleo.
Por otra parte, hay que poner en pr¨¢ctica medidas laborales que tambi¨¦n pueden resultar positivas cara al empleo. Por ejemplo, pol¨ªticas de contrataci¨®n que durante un tiempo determinado sean mucho m¨¢s flexibles. Potenciaci¨®n de las ETT's en su papel de Agentes de Empleo. Fomento, mediante cambio normativo, del tiempo parcial. Atemperaci¨®n, durante un tiempo, de las condiciones salariales y otras medidas que est¨¦n motivadas por la idea de que, puestos a gastar y a idear, gastemos e ideemos algo que efectivamente frene los despidos y anime a contratar. Est¨¢ comprobado que muchos ERES (la muerte) podr¨ªan evitarse si se producen modificaciones en las condiciones de trabajo (el quir¨®fano).
Soy consciente de que estamos en una situaci¨®n francamente mala y que durante bastante tiempo no vamos a tener soluciones milagrosas, porque no las hay, y eso requiere transmitir a los ciudadanos la verdad sobre la situaci¨®n, pedirles coraje y comprensi¨®n y darles ¨¢nimo y soluciones. Y, una vez m¨¢s, constato que los agentes sociales y el Gobierno siguen sin reunirse— casi deber¨ªan hacerlo ininterrumpidamente— para buscar salidas a esta dur¨ªsima situaci¨®n. Al menos por consuelo, deber¨ªan ponerse a la tarea, pues la situaci¨®n actual es parecida a la de un enfermo muy grave que est¨¢ hospitalizado y comprueba desolado que su m¨¦dico est¨¢ en un congreso. La cercan¨ªa es esencial y eso tiene mucho de psicol¨®gico. Habr¨¢ o no soluciones; ser¨¢n mejores o peores, pero, por lo menos, veo al m¨¦dico, insomne y a mi lado.
Juan Antonio Sagardoy Bengoechea es catedr¨¢tico de Derecho del Trabajo y Seguridad Social.
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