?Podr¨¢ China capear el temporal?
La recesi¨®n internacional est¨¢ empezando a tener efectos adversos en China, cuya econom¨ªa -que se convirti¨® el a?o pasado en la tercera mayor del mundo, adelantando a la de Alemania- ha crecido hasta ahora a tasas muy elevadas, contribuyendo mucho a la expansi¨®n global. Baste recordar que en 2007 el PIB de China aument¨® el 11,9%, la tasa m¨¢s alta, con diferencia, del planeta. A China se debi¨® nada menos que el 17% del crecimiento global entre 2000 y 2007, proporci¨®n similar a la de Estados Unidos, cuya econom¨ªa es cuatro veces mayor, e incluso superior al 16% correspondiente a la UE, que tiene un PIB cinco veces superior.
Las cifras provisionales para 2008 sugieren que el PIB de China aument¨® alrededor del 9%, una cifra todav¨ªa muy alta. Sin embargo, las tasas trimestrales superaron el 10% en el primer y segundo trimestre, fueron del 9% en el tercero y de apenas el 6% en el cuarto. Las previsiones para este a?o var¨ªan entre el 8% de la estimaci¨®n oficial y el 6% de la Economist Intelligence Unit, pasando por el 7,5% del Banco Mundial.
Dejar¨¢n caer el yuan si las exportaciones se resienten mucho o si la inflaci¨®n se reduce al m¨ªnimo
?Hay realmente indicios de que China pueda ver desacelerarse su crecimiento a la mitad -del 12% al 6%- en apenas dos a?os? Tal cosa ser¨ªa ciertamente grave, en parte porque el pa¨ªs ha sido, junto con Estados Unidos y la UE, locomotora del mundo y en parte porque se considera que, por debajo del 8%, el crecimiento podr¨ªa ser insuficiente para crear el empleo necesario y, por tanto, para mantener la estabilidad social e incluso pol¨ªtica.
Es cierto que las exportaciones empezaron a caer en noviembre pasado, por vez primera en siete a?os. Tambi¨¦n lo es que la producci¨®n industrial, con tasas anuales del 15% o m¨¢s en el primer semestre de 2008, aument¨® apenas el 8,2% en octubre y el 5,4% en noviembre. Por si esto fuera poco, la inflaci¨®n, que estaba desbocada a principios de a?o (8,7% en febrero), ha pasado al 2,4% en noviembre, una ca¨ªda en picado que hace temer un posible retorno de la deflaci¨®n, fen¨®meno que el pa¨ªs registr¨® ya a finales de los a?os noventa y tambi¨¦n en 2002.
Tambi¨¦n resulta plausible esperar que la recesi¨®n en los pa¨ªses desarrollados, adonde van a parar m¨¢s de la mitad de las exportaciones chinas, provoque un descenso importante del ritmo al que crecen las ventas al exterior. Las exportaciones aumentaron el 30% al a?o entre 2003 y 2007 y el 20% en 2008, pero se redujeron el 5,3%, en tasa interanual en diciembre. Algunos analistas incluso anticipan ya una reducci¨®n de esas ventas durante 2009, pero se trata seguramente de una predicci¨®n exagerada, pues incluso en 2001, en plena crisis internacional, aumentaron el 7%.
La desaceleraci¨®n y la ca¨ªda de las exportaciones se producen, adem¨¢s, en un entorno en el que el consumo interno no puede tomar el relevo de las ventas al exterior, al menos a corto plazo. El derrumbe de la Bolsa, que se desplom¨® el 66% en 2008, y el deterioro del mercado inmobiliario, cuyos precios empezaron a caer a mediados de a?o, frenan el crecimiento del consumo. Adem¨¢s, la alt¨ªsima tasa de ahorro familiar en China obedece a causas estructurales, como son los altos gastos en educaci¨®n y sanidad y las escasas pensiones, factores que, claro est¨¢, no se pueden resolver en poco tiempo.
Por a?adidura, cabe anticipar un menor crecimiento o incluso una ca¨ªda de la inversi¨®n extranjera, directa y en cartera, en 2009, como consecuencia de las dificultades de las grandes empresas multinacionales y de la mayor aversi¨®n al riesgo, especialmente entre los inversores en econom¨ªas emergentes.
Hay especialistas que llegan incluso a razonar que la ca¨ªda del consumo privado en Estados Unidos durante 2009 tendr¨¢ que verse compensada con una reducci¨®n m¨¢s o menos equivalente de la producci¨®n en China, puesto que no habr¨¢ forma de encontrar fuentes de consumo alternativas, tanto dentro de Estados Unidos como fuera del pa¨ªs. Un frenazo en seco de la econom¨ªa china ser¨ªa una muy mala noticia para el mundo, que se ver¨ªa privado de uno de sus principales motores y en el que se agravar¨ªa mucho la recesi¨®n.
Sin embargo, conviene tener en cuenta que en China el Gobierno y el banco central tienen armas muy poderosas para luchar contra un par¨®n del crecimiento. Una situaci¨®n presupuestaria saneada (el d¨¦ficit fue del 1% del PIB en 2008 y la deuda ronda el 18% del PIB) ha permitido a las autoridades lanzar, en noviembre pasado, un plan de est¨ªmulo fiscal por valor de 4 billones de yuanes (585.000 millones de d¨®lares), cifra que supera el 13% del PIB. Esa pol¨ªtica fiscal expansiva apenas duplicar¨ªa el tama?o relativo del d¨¦ficit p¨²blico, con lo que podr¨ªa verse acentuada en caso de necesidad. Adem¨¢s, las autoridades podr¨ªan recurrir, si fuese preciso, a las enormes reservas en divisas, que ya rondan los dos billones de d¨®lares, para financiar, por ejemplo, inversiones en infraestructuras.
Para ayudar a los exportadores se han reducido impuestos y ampliado el cr¨¦dito al sector y, sobre todo, se ha frenado la apreciaci¨®n del yuan desde mediados de a?o. La apreciaci¨®n del yuan con respecto al d¨®lar fue del 7% en el primer semestre, para luchar contra la inflaci¨®n, reducir las fricciones comerciales con Estados Unidos y reorientar el crecimiento hacia el mercado interior. Pero ha sido de apenas el 0,5% en el segundo semestre. No cabe descartar que las autoridades dejen caer el yuan si las exportaciones se resienten mucho o si la inflaci¨®n se reduce al m¨ªnimo y no digamos si la variaci¨®n de los precios se torna negativa.
El banco central ha reducido sustancialmente los tipos de inter¨¦s, con cinco recortes sucesivos desde septiembre, y el coeficiente de reserva de los bancos. Tiene todav¨ªa margen para reducirlos a¨²n m¨¢s. Los bancos, a diferencia de otros casos, tienen una situaci¨®n relativamente saneada y han respondido a ese est¨ªmulo con un crecimiento apreciable del cr¨¦dito, de manera que no se dan en China los problemas de liquidez que hay en otros pa¨ªses.
Por tanto, salvo que el entorno exterior se deteriore mucho m¨¢s de lo previsto (por ejemplo, si las ca¨ªdas del PIB en Estados Unidos, Jap¨®n y la UE superan apreciablemente el 2% anticipado hasta ahora), todo parece indicar que China lograr¨¢ mantener una tasa de crecimiento del PIB del 7% u 8% en 2009 y acrecerla en 2010. Ese ritmo deber¨ªa ser suficiente para mantener la estabilidad social y pol¨ªtica, aunque seguir¨¢n naturalmente los ajustes de plantilla en el sector exportador. Tambi¨¦n deber¨ªa bastar para evitar un efecto contractivo adicional sobre la econom¨ªa mundial.
Otra cosa muy distinta es, claro est¨¢, si resulta sostenible una pauta de crecimiento global basada, como ha ocurrido en los ¨²ltimos a?os, en el sobreconsumo de Estados Unidos y la sobreproducci¨®n de China. El ajuste estadounidense tendr¨¢ que verse, antes o despu¨¦s, correspondido con una reorientaci¨®n del crecimiento chino desde las exportaciones y la inversi¨®n hacia el consumo interior. Pero esa reorientaci¨®n llevar¨¢ su tiempo.
Pablo Bustelo es investigador principal (Asia-Pac¨ªfico) del Real Instituto Elcano y profesor titular de Econom¨ªa Aplicada en la UCM.
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