La cosecha de ?frica se siembra en Europa
La ayuda debe impulsar la producci¨®n agraria para combatir el hambre - Los pa¨ªses ricos rectifican
Los pa¨ªses ricos llevan d¨¦cadas inyectando miles de millones de euros a los pa¨ªses pobres en forma de ayuda al desarrollo con resultados claramente insuficientes: m¨¢s de mil millones de personas viven en la pobreza extrema y las proyecciones indican que cada vez ser¨¢n m¨¢s a los que les cueste satisfacer sus necesidades energ¨¦ticas diarias.
Son muchas las voces que piden un aumento de la ayuda para paliar esta situaci¨®n, pero tambi¨¦n las que sostienen que adem¨¢s de la cantidad de ayuda hay que revisar la calidad de la misma. "Las pol¨ªticas est¨¢n claramente equivocadas porque sigue aumentando el n¨²mero de personas que se mueren de hambre. Las tierras est¨¢n ah¨ª [en los pa¨ªses en desarrollo] y el potencial de producci¨®n tambi¨¦n. Es un problema pol¨ªtico". Quien lo dice no es la portavoz de una peque?a ONG ultracr¨ªtica, sino Soraya Rodr¨ªguez, secretaria de Estado de Cooperaci¨®n, convencida de que hay que dar un vuelco a la situaci¨®n.
La revuelta del hambre de 2008 hizo saltar todas las alarmas
"Hay que evitar el monocultivo, que genera divisas pero no da de comer"
"Hace falta la mano visible del Estado", dice el informe del Banco Mundial
Los pa¨ªses receptores temen que la crisis reduzca la ayuda
El cambio m¨¢s urgente, dice, pasa por apoyar la producci¨®n agr¨ªcola. A pesar de que el 75% de personas pobres de los pa¨ªses en desarrollo vive en zonas rurales y depende de la producci¨®n agr¨ªcola, las ayudas internacionales a la agricultura han ca¨ªdo en picado durante los ¨²ltimos 20 a?os. La Organizaci¨®n para la Cooperaci¨®n y el Desarrollo econ¨®mico (OCDE) indica que a mediados de los a?os ochenta, los pa¨ªses desarrollados destinaban cerca del 20% de la ayuda a la agricultura. Ese porcentaje rondaba el 7% en 2007 para el caso de la ayuda bilateral. La multilateral ha sufrido una evoluci¨®n semejante en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas. A la deficiente ayuda de la comunidad internacional hay que sumarle la falta de inversi¨®n por parte de los Gobiernos locales: en 2004, apenas un 4% de su gasto p¨²blico, seg¨²n el Banco Mundial.
Desde hace a?os la situaci¨®n va a peor, pero fue la revuelta del hambre del a?o pasado la que hizo saltar las alarmas y la que ha provocado que ahora los pol¨ªticos se replanteen la manera de actuar. Porque cuando los precios del arroz, del trigo y de la leche se dispararon, millones de empobrecidos de medio mundo dejaron de poder comprar estos alimentos. No pudieron tampoco echar mano de sus cultivos o de las cosechas de sus vecinos, simplemente porque no exist¨ªan. Quedaron a la intemperie y seg¨²n la jerga especializada, su "seguridad alimentaria" dej¨® de estar garantizada.
El Gobierno espa?ol tratar¨¢ de revertir esta tendencia ma?ana en Madrid junto al secretario general de la ONU, Ban Ki-Moon, y cientos de ministros, expertos, miembros de ONG y de empresas durante la llamada "reuni¨®n de Alto nivel sobre Seguridad Alimentaria para todos". "Los pa¨ªses donantes tienen que aportar m¨¢s, pero adem¨¢s, la ayuda tiene que centrarse en producir m¨¢s y mejor; evitar que la producci¨®n de los pa¨ªses pobres se centre en monocultivos dedicados a la exportaci¨®n que generan divisas pero no dan de comer a la poblaci¨®n", a?ade Rodr¨ªguez.
Organizaciones multilaterales como la ONU o el Banco Mundial, que durante a?os optaron por otras v¨ªas para erradicar la pobreza, insisten ahora en que hay que volver a invertir en agricultura, porque, explican, es un sector que resulta hasta cuatro veces m¨¢s efectivo en generaci¨®n de ingresos para los m¨¢s empobrecidos que cualquier otro. "La agricultura por s¨ª sola no bastar¨¢ para reducir de forma masiva la pobreza, pero ha demostrado ser especialmente eficiente a la hora de abordar la tarea", reza el informe sobre desarrollo mundial de 2008 publicado por el Banco Mundial, dedicado a la agricultura. Hac¨ªa 25 a?os que el Banco Mundial no centraba su informe en esta cuesti¨®n. "Es hora de volver a colocar este sector en el centro del programa de desarrollo", dice el documento.
Gonzalo Fanjul, experto en temas de cooperaci¨®n y en la actualidad investigador en la Kennedy School de Harvard explica que en los noventa la cooperaci¨®n dej¨® de apoyar a la agricultura "porque, por un lado, exist¨ªa la sensaci¨®n de que el dinero que se hab¨ªa invertido en el sector rural no hab¨ªa servido de mucho y por otro, porque en ese momento aparecieron las grandes empresas de semillas, fertilizantes y comercializaci¨®n y se pens¨® que ellos iban a ser capaces de solucionar el problema".
Pero tambi¨¦n, entonces y ahora, el cambio obedece a mutaciones ideol¨®gicas. "Eran los tiempos del consenso de Washington [el que dict¨® a principios de los noventa una serie de recetas para poner liberalizar los mercados en los pa¨ªses en desarrollo], en los que se confiaba en los agentes privados y se cre¨ªa que el Estado no deb¨ªa inmiscuirse en temas como la agricultura". Hoy, el propio Banco Mundial da por muerto el consenso de Washington y economistas como el Nobel Paul Krugman abogan por un papel m¨¢s decidido de los agentes estatales. Existe el consenso de que por un lado, no existen recetas ¨²nicas aplicables a todos los pa¨ªses pobres y que por otro se trata de llegar a un punto medio entre el estatalismo de los setenta y el laissez-faire de los noventa.
"Hace falta la mano visible del Estado", dice el informe de desarrollo del Banco Mundial. "El Estado deber¨¢ contar con mayor capacidad para coordinar los diversos sectores y formar asociaciones con actores privados y de la sociedad civil", a?ade.
Pero a pesar de que Gobiernos y los agentes del mundo de la cooperaci¨®n internacional hayan llegado a la conclusi¨®n de la necesidad de fomentar la producci¨®n agr¨ªcola en aras de garantizar la seguridad alimentaria de los m¨¢s pobres y sobre el papel que debe jugar el Estado y la ayuda internacional, el camino para llegar a este fin se encuentra repleto de obst¨¢culos. En primer lugar, porque la crisis financiera provocada por el fiasco de las hipotecas basura en Estados Unidos ha hecho que muchos Gobiernos en los pa¨ªses del hemisferio norte opten por inyectar ingentes cantidades de dinero p¨²blico en el mercado para evitar la debacle. Y temen los expertos en cooperaci¨®n que los pa¨ªses en desarrollo no s¨®lo vayan a ser los m¨¢s afectados por la crisis debido a su vulnerabilidad, sino que adem¨¢s vean reducida la ayuda que una comunidad internacional sumida en una crisis econ¨®mica les env¨ªa. Las aportaciones advierten tambi¨¦n, tender¨¢n a centrarse en la provisi¨®n directa de alimentos ante lo urgente de la situaci¨®n y las inversiones que generen crecimiento deber¨¢n de nuevo esperar.
"Nos encontramos en una situaci¨®n muy peligrosa en la que ya se aprecian signos de una nueva crisis alimentaria, pero a¨²n as¨ª, la crisis financiera puede hacer que algunos de los compromisos que se alcancen en Madrid acaben por no cumplirse", advierte Joachim Von Braum, director del International Food Policy Research Institute con sede en Washington y que participar¨¢ en la reuni¨®n de alto nivel de esta semana.
Y considera Von Braum que uno de los asuntos que deben ponerse sobre la mesa en Madrid son las pol¨ªticas comerciales, "porque no es posible garantizar la seguridad alimentaria sin un comercio justo". La crisis del precio de los alimentos hizo que muchos pa¨ªses en desarrollo cerraran sus mercados por miedo al desabastecimiento de su poblaci¨®n. "Dejaron de importar, pero tambi¨¦n ocurri¨® que los pa¨ªses pobres vieron hundida su producci¨®n", a?ade.
Tambi¨¦n se?ala la importancia de revisar las pol¨ªticas comerciales Rames Sharma, economista del departamento de Comercio y Mercados de la Organizaci¨®n de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentaci¨®n (FAO), que cuenta que uno de los problemas es que muchos pa¨ªses en desarrollo han pasado en los ¨²ltimos 20 a?os de ser exportadores de productos agr¨ªcolas a importar toneladas de comida sujetas a la volatilidad de los mercados. Los pa¨ªses pobres importan m¨¢s porque la poblaci¨®n crece y porque surgen nuevos h¨¢bitos alimenticios. Pero tambi¨¦n "porque durante los setenta y los ochenta los pa¨ªses ricos subsidiaron masivamente su producci¨®n agr¨ªcola y los mercados internacionales se llenaron de comida barata". Muchos pa¨ªses en desarrollo se entregaron a la importaci¨®n porque resultaba m¨¢s barato comprar fuera que producir en casa. "Los Gobiernos
[de los pa¨ªses pobres] dejaron de proporcionar semillas y fertilizantes al tiempo que la comunidad internacional dej¨® de enviar dinero para proyectos agr¨ªcolas y el campo se sec¨®. Ahora todo el mundo habla de invertir en agricultura, de hacer lo que hab¨ªa que haber hecho hace 30 a?os".
La secretaria de Estado espa?ola reconoce que durante a?os, la Uni¨®n Europea ha volcado sus excedentes agrarios en los pa¨ªses en desarrollo, desincentivando la producci¨®n local. Pero asegura que "la UE ha ido abandonado poco a poco esas pol¨ªticas. Sin embargo, otros pa¨ªses como Estados Unidos no lo han hecho y hoy una explotaci¨®n agraria estadounidense recibe un 50% m¨¢s de ayudas que las europeas". Por eso, termina, "hace falta un compromiso global y eso es lo que intentaremos en Madrid, crear una alianza global contra el hambre en la que participen todos los Estados, adem¨¢s del sector privado y la sociedad civil".
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