Del libro al cine, un viaje peliagudo
Escritores y cineastas debaten la adaptaci¨®n de guiones, una vieja controversia - El paso de la novela a la pel¨ªcula plantea una pugna entre fidelidad y 'traici¨®n'
Tras el marcado protagonismo de los guiones adaptados en las candidaturas de los Premios Goya que se conceder¨¢n este domingo subyace la eterna -y muy espinosa- cuesti¨®n del trasvase entre la literatura y el cine. El salto del libro a la pel¨ªcula constituye un camino lleno de trampas, en el que el guionista se enfrenta irremediablemente a la cuesti¨®n: ?d¨®nde acaba la fidelidad y d¨®nde empieza la interpretaci¨®n? O, de otra forma, ?tiene el autor la ¨²ltima palabra?
?lex de la Iglesia, cuya pel¨ªcula Los cr¨ªmenes de Oxford, basada en la novela hom¨®nima del argentino Guillermo Mart¨ªnez, es candidata este a?o al Goya al mejor gui¨®n adaptado, cree que la regla n¨²mero uno es no hablar con el escritor: "Al principio sientes veneraci¨®n por la obra y te obsesionas con ser fiel, pero en una segunda fase le tienes que perder el respeto y tener la libertad necesaria para hacer la pel¨ªcula como si no existiera la novela", asegura.
Gonz¨¢lez-Sinde: "El autor literario tiene que dejar de lado su vanidad"
Mu?oz Molina: "En Espa?a se pone en duda la propiedad intelectual"
"El planteamiento suele ser c¨®mo empeque?ecer la obra", dice Mar¨ªas
Para Vicente Aranda, "un gui¨®n es un telegrama a t¨¦cnicos y actores"
Para el director, igual que para Elvira Lindo, es m¨¢s dif¨ªcil adaptar una novela que escribir un gui¨®n original. Lindo habla en su doble calidad de guionista y de autora cuyas obras han sido llevadas al cine. ?ngeles Gonz¨¢lez-Sinde lo ha hecho con Una palabra tuya, que compite con Los cr¨ªmenes de Oxford por el Goya al gui¨®n adaptado. "El que ha escrito la novela y adquiere un compromiso con la productora tiene que dejar de lado su vanidad y confiar en las buenas intenciones del cineasta", dice la escritora. Eso s¨ª, reconoce que ha aprendido mucho desde su primera adaptaci¨®n de Manolito Gafotas: "Ahora s¨¦ que hay que estar encima, que los agentes tienen que estar encima. Con el primer Manolito firm¨¦ un contrato leonino porque me hac¨ªa mucha ilusi¨®n llevarlo al cine. Luego quisieron hacer la segunda pel¨ªcula, y como yo prefer¨ªa esperar, la hicieron sin m¨ª. Ahora s¨ª que miro el contrato con lupa, con cl¨¢usulas incluso para que no se altere la naturaleza de los personajes, aunque todo eso sigue siendo muy resbaladizo".
Imma Turbau, cuya primera novela, El juego del ahorcado, ha sido llevada al cine por Manuel G¨®mez Pereira, con gui¨®n de ¨¦ste y de Salvador Garc¨ªa Ruiz, se ha cuidado desde el principio. "La negociaci¨®n la llev¨® mi agente, Balcells, y dur¨® como un a?o. El contrato de cesi¨®n de derechos tiene 17 p¨¢ginas e incluye hasta cl¨¢usulas como el porcentaje que me llevar¨ªa en caso de versi¨®n americana", indica.
Y es que la historia del cine est¨¢ plagada de desencuentros entre escritores y guionistas. En la pasada d¨¦cada, Javier Mar¨ªas y los Querejeta (El¨ªas como productor y su hija Gracia como directora), mantuvieron una agria disputa por El ¨²ltimo viaje de Robert Rylands, una pel¨ªcula inspirada en la novela de Mar¨ªas Todas las almas. El escritor les denunci¨® por incumplimiento de contrato y los tribunales le dieron la raz¨®n en 1998 porque no se le garantiz¨® "el respeto de la adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica al esp¨ªritu de la obra". Hoy, el escritor defiende que ¨¦l hab¨ªa firmado un contrato para la adaptaci¨®n de la novela entera, "no de una p¨¢gina o incluso una frase". Desde entonces, ha rechazado las ofertas de llevar al cine otras obras suyas, como Ma?ana en la batalla piensa en m¨ª o Coraz¨®n tan blanco. "Creo que no se prestan mucho porque son novelas en las que la voz narrativa es tan importante como la historia, como el argumento, y creo que ser¨ªa imposible llevarlas al cine", explica.
En su opini¨®n, uno de los principales problemas de la adaptaci¨®n de novelas es que se pierde material. "El planteamiento suele ser c¨®mo empeque?ecer la obra, c¨®mo reducir y, por tanto, es un empobrecimiento. Eso no quiere decir que las pel¨ªculas adaptadas sean peores; a veces es al rev¨¦s: de una novela mediocre sale una gran pel¨ªcula. De lo que s¨ª soy partidario es de que se guarde fidelidad al esp¨ªritu de la obra literaria. Pero eso es algo evanescente y, ?qui¨¦n lo define? Quiz¨¢s los propios autores. Yo creo que al cabo del tiempo se olvidan los argumentos, pero lo que quiz¨¢s permanece es una especie de clima, una atm¨®sfera", dice. El ¨²ltimo viaje de Robert Rylands fue la ¨²nica experiencia de Gracia Querejeta en la adaptaci¨®n y ¨¦sta "se abstiene de hacer comentario alguno".
"Comprendo que Javier Mar¨ªas se enfadase tanto", dice Antonio Mu?oz Molina, que ha visto varias obras suyas adaptadas al cine: El invierno en Lisboa, Beltenebros, Plenilunio... "En Espa?a la ¨²nica propiedad que se pone en duda es la intelectual", afirma. Y eso que asegura que, en su caso, los guiones adaptados de sus novelas le gustaron. Aunque admite que antes era "m¨¢s dejado" a la hora de ceder sus derechos y, de hecho, ha rechazado la oferta que le han hecho para llevar al cine otra obra suya, Carlota Feinberg. "No hay nada intr¨ªnsecamente dif¨ªcil en adaptar novelas al cine. John Huston, uno de los grandes, hizo excelentes adaptaciones en Los muertos, La jungla de asfalto o El tesoro de Sierra Madre, por ejemplo. Hay que tener talento para hacerlo. El problema en el cine espa?ol es la obsesi¨®n de los directores por ser autores. Hay pocas personas con capacidad para dirigir y para escribir al tiempo".
El director Vicente Aranda es un veterano en la adaptaci¨®n de novelas y tiene claro que tiene que haber una l¨ªnea divisoria clara entre el autor y el cineasta. "Si el contrato con el autor dice que tiene que revisar lo que yo hago, no me interesa. Yo tengo que tener la libertad de hacer mi interpretaci¨®n y ¨¦sa es la que voy a contar", afirma rotundo. ?Fidelidad a la obra original? "Eso es relativo. Hay que traicionar para ser fiel. Si no traicionas la novela no puedes serle fiel porque est¨¢ escrita con unas coordenadas distintas a las del cine".
Sus discrepancias con los autores de las novelas que ha adaptado han sido notorias. En La pasi¨®n turca, de Antonio Gala, el director consider¨® que la protagonista no ten¨ªa por qu¨¦ suicidarse al final. Sin embargo, el autor insist¨ªa que en que era, como hab¨ªa escrito, inevitable. "As¨ª que rod¨¦ dos finales, que son los que se pueden ver en DVD y en televisi¨®n cuando se pasa la pel¨ªcula". No s¨®lo eso. Gala calific¨® el gui¨®n de "¨¢rbol sin hojas". "Pero es que un gui¨®n no es literatura", replica Aranda. "Es otra cosa, son telegramas enviados a t¨¦cnicos y actores".
Del novelista Juan Mars¨¦, autor de Si te dicen que ca¨ª, otra adaptaci¨®n de Aranda, recibi¨® cr¨ªticas por el excesivo erotismo de la pel¨ªcula y, en el caso de Canciones de amor de Lolita's Club, del mismo autor, el director hace autocr¨ªtica: "Fallaron dos cosas: la elecci¨®n de los actores y que el pulso narrativo de la novela es malo y yo no fui capaz de levantarlo en la pel¨ªcula".
Gonz¨¢lez-Sinde cree que a lo que hay que ser fiel cuando se lleva una novela al cine es no tanto a los acontecimientos como a las posiciones morales, a la forma de ver el mundo de los personajes. "Pero llega un momento en que tienes que guardar la novela en un caj¨®n porque las herramientas de la literatura son tan opuestas a las del cine que puede ser mala consejera". David Planell, que acaba de terminar su primer largo, La verg¨¹enza, y trabaja en la adaptaci¨®n de Un burka por amor, de Reyes Monforte, cree que el respeto a la literatura puede ser in¨²til para hacer una pel¨ªcula: "Hay que ser respetuosos con la filosof¨ªa de la historia, pero a veces la estructura de la novela o el tratamiento de los personajes son inoperantes en cine".
?Qu¨¦ diferencia la novela del gui¨®n? "En la obra el tiempo y el espacio son dominio del autor: lo que ¨¦l resuelve en un p¨¢rrafo, en cine pueden ser diez escenas o ninguna. No hay tanta libertad para ir hacia atr¨¢s y hacia adelante en el tiempo", se?ala Manuel G¨®mez Pereira. Adem¨¢s est¨¢n los di¨¢logos, que en novelas muy narrativas como El juego del ahorcado deben ser inventados para el cine: "Partes de cero. Te tienes que acercar a los personajes desde su situaci¨®n". Pero en el paso de la novela al cine tambi¨¦n hay algo que se gana: "Al escribir cuesta un mundo presentar a los personajes, pero el director coloca la c¨¢mara y ya est¨¢", dice Guillermo Mart¨ªnez.
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