Bacon distorsiona El Prado
El museo consolida su apertura a loscl¨¢sicos del siglo XX con una antol¨®gica dedicada al centenario del artista
La distorsi¨®n m¨¢s salvaje y el aullido en claroscuro de uno de los genios m¨¢s inclasificables del arte del siglo XX se ha instalado ya en El Prado. A la vera de Goya y de Vel¨¢zquez, sus obsesiones confesas, el mundo de Francis Bacon (Dubl¨ªn, 1909-Madrid, 1992) estalla en Madrid en forma de v¨ªscera y sangre, de sexo y violencia, de papas y crucifijos, en lo que supone un tenebroso pero fascinante cruce de caminos entre la poes¨ªa y el horror. Bacon, crudo y sin l¨ªmites...
Cuenta Manuela Mena, responsable de esta versi¨®n espa?ola de la antol¨®gica del centenario (procede de la Tate Britain y despu¨¦s ir¨¢ al Metropolitan neoyorquino), que una vez preguntaron al artista por qu¨¦ pintaba crucifixiones. "Es la mejor forma de representar el sufrimiento humano", respondi¨® Bacon. La exposici¨®n que a partir del martes se abrir¨¢ al p¨²blico en Madrid, con 76 obras de todas las etapas del artista, muestra varios tr¨ªpticos con sus famosas crucifixiones junto a las representaciones espectrales del Papa Inocencio X, de sus hombres azules y de los homenajes a sus amigos. Todo un personal¨ªsimo mundo para hablar del horror, la violencia, las guerras y tambi¨¦n de la fragilidad, del paso del tiempo, de la nostalgia, de la muerte y de la poes¨ªa.
La muestra incluye 76 obras, entre ellas varios tr¨ªpticos con crucifixiones
El conjunto, que procede de la Tate Britain, viajar¨¢ luego a Nueva York
Miguel Zugaza, director del Prado, dijo ayer que la muestra es todo un homenaje a un artista imprescindible del siglo XX, especialmente cercano a El Prado porque Bacon viaj¨® a Madrid en numerosas ocasiones de su vida, hasta su fallecimiento, el 28 de abril de 1992. "Su obra est¨¢ vinculada", explic¨® Zugaza, "a nombres como Vel¨¢zquez, Goya, El Greco o el propio Picasso, agitador definitivo de la vocaci¨®n art¨ªstica de Bacon".
La presencia del artista en un templo del arte antiguo como El Prado rompe definitivamente la barrera que en el ¨²ltimo a?o se han saltado Picasso, Twombly o el propio Barcel¨® con la performance que realiz¨® en el Cas¨®n del Buen Retiro.
Frente a las de Londres y Nueva York, la exposici¨®n de Madrid aporta un tr¨ªptico de 1984 prestado por un coleccionista espa?ol. Adem¨¢s de las obras m¨¢s representativas de su vida, se exponen 16 tr¨ªpticos fundamentales en su trayectoria y una reproducci¨®n de lo que fue su estudio art¨ªstico.
Manuela Mena, conservadora jefe del siglo XVIII y Goya, es la comisaria de la muestra. Mena fue tambi¨¦n la persona que acompa?¨® muchas veces a Bacon en sus recorridos por el museo. Con la voz en ocasiones rota por la emoci¨®n, Mena record¨® el momento en el que recibi¨® de Miguel Zugaza el encargo de coordinarse con los comisarios de la Tate y el Metropolitan. "Me dio p¨¢nico porque yo sab¨ªa muy pocas cosas sobre Bacon. En estos dos a?os y medio he investigado tanto que se ha convertido en un personaje imprescindible en mi mundo".
La forma de contar la exposici¨®n es diferente en cada uno de sus contextos de Londres, Madrid o Nueva York: "He querido que en el montaje unas obras hablen con otras, y a la vez que se puedan apreciar en la cercan¨ªa en un combate directo entre ellas. Junto a la violencia y el sexo, sus obras descubren un pintor que reflej¨® la fragilidad de la naturaleza humana".
El paso del tiempo ordena la exposici¨®n. Las obsesiones sucesivas del artista se muestran agrupados por temas: Animalidad, Aprensiones, Crucifixi¨®n, Crisis, Retrato, Memorial o Muerte. El recorrido arranca con una crucifixi¨®n fechada en 1933. El retorcimiento y dramatismo de las figuras hacen pensar en el Guernica de Picasso. Las guerras son una constante en la obra de este artista y esos rostros distorsionados sorprenden al visitante.
Bacon afront¨® lo peor y m¨¢s oscuro del ser humano en sus lienzos. Las ocho versiones inspiradas en el retrato del Papa Inocencio X de Vel¨¢zquez -espectros blanquecinos rodeados de malvas y negros- resultan inquietantes. Los cuadros se suceden y al final se conforma un mundo de pesadillas en el que la belleza acaba resplandeciendo frente al horror.
Babelia
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