Beckham, defensor de la fe
El mundo se divide entre aqu¨¦llos que creen en Dios, aqu¨¦llos que no creen y aqu¨¦llos que no muestran ning¨²n inter¨¦s en el tema. David Beckham casi seguro que cae en la ¨²ltima categor¨ªa, como la mayor¨ªa de los ingleses, gente de poca fe en las utop¨ªas, sean religiosas o ideol¨®gicas. Desde que un rey proclam¨® hace 500 a?os que el pa¨ªs ten¨ªa que cambiar de religi¨®n para que ¨¦l se pudiera divorciar de una espa?ola seca y casarse con una inglesa alegre, los de las islas no se toman las cosas de Dios muy en serio. No es casualidad que, cuando irrumpieron en Europa los ismos, aqu¨¦llos que prometieron el cielo en la tierra, calaron menos en Inglaterra.
Quiz¨¢ el motivo por el cual los ingleses inventaron el f¨²tbol y casi todos los dem¨¢s deportes organizados es que, a falta de misas, necesitaban otros rituales para llenar sus fines de semana. Por eso ser¨¢ que todav¨ªa hoy los estadios ingleses est¨¢n m¨¢s llenos que los de Espa?a, pa¨ªs en el que la venerable costumbre de creer en verdades absolutas sigue viva en importantes sectores de la sociedad.
Pero hoy el f¨²tbol remata a todo. Es el gran unificador de ateos, cat¨®licos, comunistas, musulmanes, fascistas, ingleses, espa?oles, chinos y abertzales. Y los grandes debates son los que tienen que ver con esta religi¨®n. Uno de los que m¨¢s opiniones despierta tiene que ver con Beckham, un hombre tan famoso que hace cinco a?os el diario londinense The Sun lanz¨® una gran investigaci¨®n para ver si encontraban a alguien, en alg¨²n pa¨ªs, que no hubiera o¨ªdo hablar de ¨¦l. Despu¨¦s de cuatro meses de intensiva labor, lo encontraron: un pastor de cabras en Chad.
Con la excepci¨®n de este buen hombre, el mundo se divide entre aqu¨¦llos que creen que Beckham es un buen jugador y aqu¨¦llos que creen que es malo. Incluso los te¨®logos est¨¢n divididos sobre esta cuesti¨®n. Hay grandes escritores y comentaristas deportivos que opinan que Beckham es un jugador mediocre, un fantoche, y otros que opinan que es una divinidad del f¨²tbol. Esto es curioso, ya que los creadores de opini¨®n futbolera suelen estar de acuerdo, en l¨ªneas generales, en cuanto al valor deportivo de las grandes figuras. Pero Beckham es un eterno factor de escisi¨®n. Uno est¨¢ del lado de los que creen que es malo o del lado de los que creen que es bueno, sin posibilidad de que se imponga un veredicto objetivo, cient¨ªfico y racional.
El hecho de que el Milan, uno de los grandes clubes del mundo, haya decidido que le quiere fichar tras apenas un mes de hab¨¦rselo tra¨ªdo cedido de Los Angeles Galaxy tampoco convencer¨¢ a los antibeckhamistas. Pero quiz¨¢ s¨ª les convenza de una cosa; de la que tiene que ser la gran verdad sobre Beckham, expresada por uno de sus m¨¢s conocidos detractores, su ex entrenador Alex Ferguson, de la manera siguiente: "El chico tiene huevos. Nunca nadie deber¨ªa subestimar a David Beckham".
Es decir, que lo subestimen como futbolista vale. Pero como persona, nunca. Una y otra vez en su carrera ha parecido estar hundido y siempre, siempre, vuelve a emerger. Le quitaron de la selecci¨®n inglesa y nueve meses despu¨¦s volvi¨®. Fabio Capello lleg¨® al Madrid, declar¨® que nunca m¨¢s vestir¨ªa los colores blancos y en un par de meses volvi¨® y el equipo gan¨® la Liga. Se prejubil¨® en el purgatorio futbol¨ªstico de Estados Unidos, volvi¨® cedido a Europa este mes y, tras marcar dos goles en sus ¨²ltimos dos partidos, el entrenador y los jugadores del Milan le imploran que se quede. Capello lo dijo esta semana: "Es un gran profesional y, ante todo, un gran hombre". Y uno, aunque no tenga opini¨®n sobre si hay vida despu¨¦s de la muerte, ofrece pruebas irrefutables de que en la tierra s¨ª existe la resurrecci¨®n.
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