El colapso bancario evoca el terremoto del 'crash' de 1929
La crisis alcanza el tama?o de episodios recientes en Asia y los pa¨ªses n¨®rdicos
M¨¢s de 9.000 bancos cerrados en un pu?ado de a?os. El PIB retrocedi¨® un 30%. La tasa de paro pas¨® del 4% al 25%. La Bolsa perdi¨® un tercio de su valor y tard¨® una d¨¦cada en recuperarse. El crash de 1929 y la Gran Depresi¨®n que le sucedi¨® fue el terrible corolario de los felices veinte, una de las d¨¦cadas m¨¢s expansivas de la econom¨ªa internacional. Y es tambi¨¦n el mejor ejemplo del abrupto final que aguarda a las etapas de euforia econ¨®mica desatada. "Alguien meti¨® la pata. La org¨ªa m¨¢s cara de la historia se acab¨®", como sintetiza un ensayo del escritor estadounidense Francis Scott Fitzgerald.
Ante la magnitud de la depresi¨®n que ocasion¨® el crash del 29, cualquier comparaci¨®n con la crisis financiera actual parece, como poco, aventurada, pese a que, por ejemplo, las p¨¦rdidas en Bolsa durante 2008 han sido superiores a las de aquel a?o. "Yo creo que ya crisis de 1929 empieza a ser ya la referencia para el sistema financiero internacional", defiende Gabriel Tortella, catedr¨¢tico em¨¦rito de Historia Econ¨®mica. "El batacazo es espectacular porque viene precedido de una burbuja enorme tambi¨¦n. La situaci¨®n de desconfianza entre los bancos es el mejor indicador, eso no se arregla de la noche a la ma?ana", a?ade.
La Gran Depresi¨®n condiciona a la Fed y la hiperinflaci¨®n alemana, al BCE
Las debacles financieras disparan la deuda p¨²blica, seg¨²n un estudio
Hasta ahora, el cierre de entidades financieras, con ser importante, dista mucho de representar lo que signific¨® el colapso de 1929 en EE UU. Los recientes trabajos de los acad¨¦micos estadounidenses Carmen Reinhart y Kenneth Rogoff ayudan a dar la medida de la crisis.
Reinhart y Rogoff han actualizado investigaciones previas de otros colegas, como Michael D. Bordo, y han proyectado datos a partir de diversas fuentes estad¨ªsticas que les permite remontarse al p¨¢nico financiero ocasionado en Dinamarca por las guerras napole¨®nicas en 1800 o a la primera crisis bancaria en India, en 1863. Y su estudio m¨¢s reciente, publicado en diciembre, sit¨²a ya las turbulencias financieras que arrancaron en 2007 en la estela del crash del 29.
Los investigadores estadounidenses han comprobado cu¨¢ntos pa¨ªses sufren crisis bancaria y los han ponderado por su peso econ¨®mico. El resultado es sorprendente y da fe, como poco, de la extensi¨®n del desastre y de su virulencia en las econom¨ªas m¨¢s avanzadas, con Estados Unidos y Reino Unido a la cabeza: en poco m¨¢s de un a?o, el tama?o de la crisis es ya cercano a los episodios m¨¢s cr¨ªticos de los noventa, como los que sufrieron los pa¨ªses escandinavos o las econom¨ªas del sureste asi¨¢tico.
Del ¨²ltimo trabajo de Reinhart y Rogoff se extraen otras conclusiones, como que las crisis bancarias devienen, sin remisi¨®n, en una explosi¨®n de gasto p¨²blico. Los investigadores calculan que, de media, "la deuda p¨²blica aumenta un 68% en los tres a?os posteriores a una crisis bancaria". Una estimaci¨®n que, en el caso espa?ol, se ajusta como un guante a las previsiones del Gobierno. "Invariablemente se produce una ca¨ªda de la recaudaci¨®n fiscal, as¨ª como un incremento significativo del gasto p¨²blico", a?aden Reinhart y Rogoff.
"Se ha demostrado que las crisis financieras llevan aparejados retrocesos en el PIB durante dos a?os, en el caso de la Gran Depresi¨®n fueron varios m¨¢s", se?ala Pablo Mart¨ªn Ace?a, tambi¨¦n catedr¨¢tico de Historia Econ¨®mica, que recalca que el trabajo de los investigadores estadounidenses sit¨²a a la crisis espa?ola de 1975 —50 de los 110 bancos existentes fueron intervenidos y las fusiones entre cajas de ahorros se aceleraron— como una de las "cinco grandes" del siglo XX.
Muchas de las lecciones del crash del 29 se aplican ahora. "A estas alturas todos tenemos muy digerido a Keynes", comenta Tortella, al referirse a la inyecci¨®n de dinero p¨²blico para reactivar la econom¨ªa cuando los mercados financieros dejan de cumplir su funci¨®n auspiciada por el economista brit¨¢nico. Lo que ocurri¨® en los a?os treinta tambi¨¦n explica atrevidas decisiones de la Reserva Federal de EE UU, como dejar los tipos de inter¨¦s cerca del 0% o darle a la m¨¢quina de imprimir dinero (o, en este caso, al ordenador) para insuflar liquidez al sistema. No en vano, su presidente, Ben Bernanke, era conocido por sus investigaciones sobre la Gran Depresi¨®n.
El retardo del Banco Central Europeo en actuar tiene tambi¨¦n hondas ra¨ªces hist¨®ricas. Alemania, el pa¨ªs que marca las directrices en la autoridad monetaria del euro, tambi¨¦n tuvo que encajar el duro golpe de la depresi¨®n econ¨®mica de los a?os treinta. Pero la hiperinflaci¨®n de 1922 y 1923 —muy superior a la que hoy sufre Zimbabue, por ejemplo—, fue un trauma mayor y eso se refleja en la pol¨ªtica del BCE.
El crash del 29 dej¨® m¨¢s pistas: La precipitaci¨®n de EE UU al subir los tipos de inter¨¦s cuando la recuperaci¨®n s¨®lo apuntaba maneras, llev¨® a una contracci¨®n a¨²n mayor. La respuesta proteccionista a la crisis hundi¨® el comercio internacional. Y los nuevos instrumentos de regulaci¨®n financiera llegaron tarde (los acuerdos de Bretton Woods se firmaron en 1944). Asignaturas pendientes que el G-20 se propuso abordar en la cumbre mundial de Washington, con escaso ¨¦xito hasta ahora.
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