Los 'marcianitus'
El viernes inaugur¨® en la galer¨ªa La rosa del Vietnam (c/ Peu de la Creu, 21 bis. Barcelona), especializada en Oca?a y de otra gente art¨ªstica que orbita muy lejos del sentido com¨²n, un se?or nacido en 1954 en Matar¨® que se llama Joan Gelabert, se hace llamar Dal¨ª Junior y exhibe espectaculares pinturas y collages relacionados con sus dos grandes obsesiones, que son los extraterrestres y el fin del mundo.
En la galer¨ªa se ven Cristos fosforescentes (que compran los conventos de monjas del Maresme) e inmensas naves espaciales abduciendo la Torre Eiffel o el Cristo de Vel¨¢zquez, o destruyendo Par¨ªs. No le hacen ning¨²n da?o a estas visiones apocal¨ªpticas la presencia de Brigitte Bardot y otras reales mozas desnudas, que comparecen en esos escenarios con la misma incongruente legitimidad con que se presentan en las estaciones de tren de Paul Delvaux. Tambi¨¦n se puede ver unas sugestivas esculturas que el artista ha encontrado en el subsuelo de la galer¨ªa. "Mi obsesi¨®n por los misterios me ha llevado a excavar como un topo y mis hallazgos han sido un ¨¦xito rotundo", afirma. Pero dejemos a Dal¨ª Junior excavando en el subsuelo barcelon¨¦s y glosemos, mejor, sus otras dos obsesiones, los marcianos y el fin del mundo, que son a¨²n m¨¢s interesantes y est¨¢n ¨ªntimamente relacionadas. De la inminencia del fin del mundo, ?qu¨¦ decir? No se habla de otra cosa que de esa desaceleraci¨®n que ha pasado r¨¢pidamente a crisis, luego a recesi¨®n, luego a depresi¨®n, y ya se anuncia el advenimiento de la guerra mundial, remedio de contrastada solvencia contra la depresi¨®n.
La vida inteligente en otros planetas es la ¨²ltima esperanza de los desesperados
De los marcianos se puede decir lo que Kavafis dijo de "Los B¨¢rbaros" en el famoso poema: que "esa gente pudiera ser una soluci¨®n despu¨¦s de todo". En los marcianos cree mucha gente, empezando por el difunto Francis Crick, el descubridor de la estructura del ADN, que avalaba la posibilidad de la "panspermia dirigida" (es decir la teor¨ªa de que la vida lleg¨® a la Tierra y quiz¨¢ a otros planetas en naves espaciales que una civilizaci¨®n inteligente y remota disemin¨® adrede por el cosmos), siguiendo por el cantautor Jaume Sisa, que dedic¨® a este tema la canci¨®n m¨¢s bonita de su musical La nit de Sant Joan (els marcianitus m'han demostrat/ que s¨®n com jo, de sentimentals!), y acabando por el ¨²ltimo lector de las memeces de J. J. Ben¨ªtez.
La vida inteligente en otros planetas es la ¨²ltima esperanza de los desesperados, el ¨²ltimo anhelo y la ¨²ltima fe. Y tambi¨¦n, como explica el joven f¨ªsico Fernando G. Ballesteros en Gram¨¢ticas extraterrestres (Publicacions de la Universitat de Valencia), una probabilidad que se deriva del Principio de la Mediocridad, seg¨²n el cual la Tierra no es una excepci¨®n en el universo sino un planeta vulgar, dando vueltas en una galaxia com¨²n, entre mil millones de galaxias; y nuestra vida se basa en los elementos qu¨ªmicos m¨¢s abundantes en el universo: hidr¨®geno, carbono, nitr¨®geno. O sea, que los extraterrestres se nos parecer¨¢n.
Si un d¨ªa percibimos sus ondas de radio o televisi¨®n, primera se?al que buscan los gigantescos radiotelescopios del SETI (Search for Extraterrestrial Intelligence) de la NASA, sabremos, por la ley de probabilidades, que est¨¢n m¨¢s desarrollados que nosotros, pues la Tierra s¨®lo env¨ªa ondas de radio al cosmos desde hace menos de 100 a?os, y raro ser¨ªa establecer contacto con ondas m¨¢s "j¨®venes".
El admirable Ballesteros est¨¢ convencido de que esto suceder¨¢ pronto: "Con los nuevos radiotelescopios que estamos construyendo, mucho m¨¢s sensibles, estoy seguro de que en el lapso de 50 a?os encontraremos los rastros de una civilizaci¨®n extraterrestre", afirma.
Pronto recibiremos sus emisiones de Bonanza. Se trata de aguantar.
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