Del antisemitismo bolivariano
Sabido es que Hugo Ch¨¢vez ha suplido siempre su indecible incapacidad para gobernar con la exuberancia de su pendenciera palabrer¨ªa. Pero su denuncia de la ofensiva israel¨ª en Gaza que lo llev¨®, a comienzos de enero, a expulsar al embajador israel¨ª ante el Gobierno de Caracas, estuvo rodeada de un aspaviento tan superlativamente grotesco y circense como gozosamente irresponsable. Consid¨¦rese: el decreto de expulsi¨®n del embajador fue le¨ªdo por dos ministros venezolanos tocados con kufiyas y desde una mezquita caraque?a.
Acto tan irresponsable no hizo m¨¢s que alentar los calculados actos de vandalismo contra la sinagoga sefard¨ª ocurridos la semana pasada en Caracas, y las graves amenazas que enfrenta toda la comunidad jud¨ªa de mi pa¨ªs, una de las m¨¢s antiguas de Hispanoam¨¦rica, junto con la argentina y la brasile?a.
Ya no se trata solamente del trato desconsiderado a la curia cat¨®lica, sino de azuzar, sin ambages, la plaga milenaria del antisemitismo en un pa¨ªs donde jud¨ªos y ¨¢rabes han convivido siempre en paz con una colectividad mayoritariamente cat¨®lica.
A?adir un odio m¨¢s al men¨² de odios con que el chavismo ha decidido orientar su proyecto pol¨ªtico da muestras de una monstruosa irresponsabilidad desde el momento que esta toma de posici¨®n ante el conflicto de Oriente Pr¨®ximo no se concibe de un modo exclusivamente diplom¨¢tico, sino que incurre en torpes alusiones descalificadoras del humano sentido de religiosidad que alienta en casi todos los seres humanos.
Desde luego, se trata de gestos y palabras que Hezbol¨¢ y Ham¨¢s saludaron entusiastamente y que Israel, t¨¦ngalo usted por seguro, no dejar¨¢ pasar. La maniaca intemperancia de Ch¨¢vez no ha servido esta vez sino para arraigar en Am¨¦rica Latina la da?ina influencia del terrorismo integrista isl¨¢mico, con todo lo que esto tiene de fat¨ªdico.
Manera tan fr¨ªvola de pretender por todos los medios hacer de Venezuela un actor global s¨®lo halaga la disposici¨®n de cierta izquierda posmoderna de sustituir principios por emociones.
Pero est¨¢ claro que, para Hugo Ch¨¢vez, tomar distancia por igual de las brutales pol¨ªticas militares israel¨ªes y del terrorismo de Ham¨¢s lo aniquilar¨ªa como vedette de esa misma izquierda a lo Oliver Stone.
Con todo ello, Hugo Ch¨¢vez deja ver, precisamente, el signo distintivo del antisemitismo posmoderno y pol¨ªticamente correcto que, so capa de solidarizarse con la desgracia del pueblo palestino, arropa una milenaria judeofobia que, desde luego, no se reconoce a s¨ª misma como tal.
Irresistible se me hace citar lo que ya hace algunos a?os afirm¨® Alain Finkielkraut sobre los antisionistas de izquierdas: "Como no tienen la menor idea de lo que es el antisemitismo, s¨®lo saben reproducir su horror".
Ibsen Mart¨ªnez es periodista y escritor venezolano.
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