Obama advierte que s¨®lo su plan puede evitar la cat¨¢strofe
El presidente exige al Senado que apruebe las medidas de est¨ªmulo
Mientras el Senado de EE UU negociaba ayer sin tregua un proyecto que podr¨ªa salir a votaci¨®n esta misma madrugada, Barack Obama alertaba de la cat¨¢strofe que se cierne sobre el pa¨ªs si su plan de est¨ªmulo econ¨®mico no es aprobado inmediatamente. En esa ley ha depositado el presidente toda su confianza para remontar la crisis actual y en ella ha puesto tambi¨¦n todo su capital pol¨ªtico frente a una fuerte ofensiva conservadora y un cierto escepticismo por parte de la poblaci¨®n.
"El momento de hablar ha pasado", declar¨® ayer Obama, anticip¨¢ndose a la votaci¨®n en el Senado. "?sta es la hora de actuar porque si no actuamos ya, esta crisis se convertir¨¢ en una cat¨¢strofe para las familias norteamericanas".
"Si no hacemos nada, esta recesi¨®n durar¨¢ a?os y no podremos superarla"
"Si no hacemos nada", a?ad¨ªa el presidente en un art¨ªculo publicado en el diario The Washington Post, "esta recesi¨®n durar¨¢ a?os, nuestra econom¨ªa perder¨¢ cinco millones de puestos de trabajo, el desempleo se aproximar¨¢ a una cifra de dos d¨ªgitos. Nuestra naci¨®n se hundir¨¢ en una crisis tan profunda que, llegado un momento, no seremos capaces de revertirla".
Pero ni siquiera un escenario tan dantesco ha ablandado la resistencia del sector m¨¢s duro del Partido Republicano, que cree que este plan es, en pocas palabras, la financiaci¨®n del programa pol¨ªtico del Partido Dem¨®crata, no una verdadera iniciativa para crear empleo y revitalizar el consumo.
"Asustar a los ciudadanos no es liderazgo", declar¨® ayer el senador Lindsey Graham, en respuesta a la presi¨®n que la Casa Blanca ha creado para que la ley sea aprobada sin m¨¢s demora.
Ayer, al comenzar el d¨ªa, el presidente no contaba con los 60 votos que necesita en el Senado para conseguir la aprobaci¨®n. Pero, a lo largo de la jornada, se fueron produciendo movimientos para aislar a la derecha republicana, silenciar a la izquierda dem¨®crata y buscar un amplio bloque de centro que pudiera alcanzar una soluci¨®n de compromiso al gusto de la mayor¨ªa.
El m¨¢s visible de esos movimientos fue una reuni¨®n de una veintena de senadores de los dos partidos que intentaban pactar las enmiendas que la C¨¢mara alta incluir¨¢ en el proyecto votado la semana pasada en la C¨¢mara de Representantes, que destina una cantidad total de 825.000 millones de d¨®lares (641.000 millones de euros) para la reactivaci¨®n econ¨®mica.
Algunos senadores republicanos se distanciaron de ese esfuerzo negociador. Pero la Casa Blanca, que no consigui¨® ni un solo voto republicano en la C¨¢mara, parec¨ªa anoche estar cerca de sumar a sus filas a algunos senadores de la oposici¨®n moderados.
Sustancialmente, las diferencias anoche segu¨ªan siendo sobre cu¨¢nto se dedica a inversiones de car¨¢cter m¨¢s social que no parecen directamente influir en el mercado de trabajo (como la educaci¨®n, la salud y otros asuntos a¨²n m¨¢s pol¨¦micos como el apoyo a las actividades art¨ªsticas) y cu¨¢nto se destina a rebajas de impuestos. En el proyecto de la C¨¢mara, una tercera parte de la inversi¨®n est¨¢ destinada a los recortes fiscales. En la versi¨®n del Senado, los republicanos pretenden aumentar esa proporci¨®n al menos 10 puntos.
La voluntad de los republicanos, como se aprecia en la propuesta que ellos mismos hicieron circular al comienzo del debate, ser¨ªa la de limitar exclusivamente el plan de est¨ªmulo a una dr¨¢stica reducci¨®n de impuestos que permitiera a los ciudadanos ver un aumento en sus n¨®minas del mes pr¨®ximo. Pero, por supuesto, eso no es algo que Obama est¨¦ dispuesto a aceptar. "El recorte de impuestos, por s¨ª solo, no va a solucionar los problemas a los que nos enfrentamos en la actualidad", manifest¨® ayer el presidente en un acto en el Departamento de Energ¨ªa. "Esa pol¨ªtica ya se ha probado en el pasado y ha demostrado ser un fracaso. Eso es, precisamente lo que se decidi¨® en las ¨²ltimas elecciones", record¨®.
Las encuestas realizadas en los ¨²ltimos d¨ªas no revelan un gran entusiasmo por la iniciativa de la Casa Blanca -s¨®lo alrededor del 30%, como media, cree que este plan de est¨ªmulo conseguir¨¢ resultados positivos-, pero el presidente se siente pol¨ªticamente respaldado para emprender los cambios que prometi¨® e intenta aprovechar esta ley para reconstruir el pa¨ªs de acuerdo con sus criterios.
"La reconstrucci¨®n de escuelas para que nuestros ni?os vayan a clases acordes con las exigencias del siglo XXI, la mejora del sistema sanitario, no s¨®lo para ahorrar dinero sino para salvar vidas, deben ser elementos esenciales de la Ley de Recuperaci¨®n y Reinversi¨®n en Am¨¦rica", insisti¨® ayer Obama.
La derecha del Partido Republicano no quiere, como es natural, apoyar al presidente en una iniciativa que, de triunfar, podr¨ªa barrer del mapa las ideas conservadoras durante un par de d¨¦cadas. Pero no todas las quejas de la oposici¨®n y de bastantes economistas tienen esa misma motivaci¨®n pol¨ªtica.
Seg¨²n se ha ido conociendo, se ha comprobado que el plan aprobado por la C¨¢mara, adem¨¢s de los gastos injustificables que ser¨¢n retirados (como las ayudas a la compra de anticonceptivos, a la educaci¨®n sexual o a los descodificadores para la televisi¨®n digital), incluye una verdadera lluvia de millones que tendr¨¢n que administrar el Gobierno federal y los Estados. En un pa¨ªs donde es lugar com¨²n comparar el dispendio de los dem¨®cratas con el de un marinero borracho, despierta urticaria pensar que van a tener en sus manos m¨¢s de 30.000 millones de d¨®lares para la renovaci¨®n de edificios p¨²blicos y m¨¢s de 90.000 para infraestructuras, entre otras cantidades.
Otro problema de este plan ya resuelto es el de la cl¨¢usula que obligaba a comprar productos norteamericanos. Al haberse a?adido la condici¨®n de que eso se har¨¢, dentro del respeto a los tratados comerciales firmados por Estados Unidos, el espectro de una guerra comercial parece alejarse.
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