"Lo de las 'gargantas profundas' en el Gobierno regional es pornograf¨ªa dura"
Celebr¨® no hace mucho su cumplea?os n¨²mero 65, pero las voces de los trovadores no conocen edad de jubilaci¨®n. Luis Eduardo Aute (Manila, Filipinas, 1943) ejerce un escepticismo militante desde su guarida en el barrio de la Fuente del Berro, donde vive rodeado de pinturas, perros y canciones. Ni rastro de tel¨¦fono m¨®vil entre sus pertenencias. "Doctor Esquerdo es mi particular Puerta de Brandemburgo. No voy a Madrid m¨¢s que cinco o seis veces al a?o", aclara sin atisbo de iron¨ªa el ermita?o autor de Al alba, Las cuatro y diez, No te desnudes todav¨ªa y tantas otras canciones que han puesto banda sonora a este pa¨ªs durante las cuatro ¨²ltimas d¨¦cadas.
Su caja Memorable cuerpo, que recoge en seis compactos un centenar de grandes ¨¦xitos, sirve como excusa para el concierto de esta noche en el Palacio de Congresos. Met¨®dico, perfeccionista e inseguro hasta lo incorregible, Aute pas¨® casi todo el d¨ªa de ayer encerrado en las salas de ensayo de Ritmo y Comp¨¢s, cercior¨¢ndose de que sigue sabi¨¦ndose sus cl¨¢sicos. El nuevo repertorio, que gira en torno al t¨ªtulo provisional de Intemperie, deber¨¢ esperar todav¨ªa varios meses.
"La relaci¨®n entre Esperanza Aguirre y Gallard¨®n tiene letra pero no m¨²sica"
"Todo es un estado de ¨¢nimo, hasta la econom¨ªa. Aqu¨ª no est¨¢ seguro ni Dios"
Pregunta. ?A¨²n le genera desasosiego avanzar por las tablas y colocarse frente al haz de luz?
Respuesta. Me sigue costando mucho, s¨ª, para qu¨¦ mentirle. No s¨®lo no he superado el miedo esc¨¦nico, sino que con los a?os esa angustia va a m¨¢s. Eres m¨¢s consciente de la responsabilidad, supongo. Pero no me quejo: hay cosas peores en estos tiempos, para qu¨¦ entrar en pormenores.
P. ?Su escepticismo se le cura o le va a m¨¢s?
R. A medida que te haces viejo se incrementa la incredulidad, la incapacidad para creerte las cosas... Con todo, el escepticismo tiene mucho de positivo; sin incurrir en el pesimismo, es lo m¨¢s cercano a una cierta lucidez, que no conviene con exceso, porque deslumbra, ciega y duele.
P. ?C¨®mo es eso de que ahora se siente a la intemperie?
R. Es un estado de ¨¢nimo com¨²n a las nuevas canciones que me van saliendo. Todo es un estado de ¨¢nimo en esta vida, hasta la econom¨ªa. Y aqu¨ª no est¨¢ seguro ni Dios.
P. La historia ¨¦sta de los esp¨ªas auton¨®micos, ?encierra una buena canci¨®n?
R. Confirma que la pornograf¨ªa nos invade por todas partes. La ten¨ªamos en la tele, los ordenadores o los m¨®viles, pero ahora tambi¨¦n ha llegado a la sede central de la Comunidad de Madrid. Parece que hay varias gargantas profundas en el Gobierno regional, y eso me suena a pornograf¨ªa dura, a hardcore.
P. ?Y los desaires entre Esperanza y Alberto dan para una ranchera o para un bolero?
R. Argumentalmente para ambas cosas, pero no sabr¨ªa concretar. Su relaci¨®n tiene letra, pero no m¨²sica.
P. Usted lleg¨® a Madrid en 1953, con 10 a?os. ?Era entonces aquella ciudad gris y provinciana de la que hablan las cr¨®nicas?
R. As¨ª era, s¨ª. No era la posguerra, pero s¨ª la posposguerra, Acostumbrado al tr¨®pico, mi primer recuerdo madrile?o es el del fr¨ªo. Me sorprend¨ªa aquel aire acondicionado g¨¦lido por las calles... Y luego, la grisura. No hab¨ªa color por ning¨²n lado. S¨®lo mucha gente tullida.
P. Estaba mal acostumbrado...
R. Claro, porque la escenograf¨ªa de Manila era m¨¢s yanqui: supermercados, bungal¨®s, casas fabulosas al lado de otras miserables. En Madrid, en cambio, todo me parec¨ªa muy antiguo. Pero con el tiempo he logrado entablar una relaci¨®n m¨¢s familiar con la ciudad.
P. ?C¨®mo recuerda a las mujeres de la ¨¦poca?
R. Huy, vaya pregunta. Hombre, las jovencitas eran divinas y las mayores, muy oscuras, porque por entonces hab¨ªa mucho muerto, mucho luto. Me aficion¨¦ a las revistas de actrices de Hollywood que luc¨ªan escotes generosos, aunque la censura se los tapaba de forma burda.
P. ?Y el cine?
R. En el colegio Maravillas nos pon¨ªan pel¨ªculas todos los jueves. Cuando tocaba alg¨²n musical, con escenas de chicas bailando, siempre alg¨²n cura pon¨ªa la mano delante del proyector para taparles las piernas. Aquello me despertaba la libido salvajemente, claro, porque me entraban muchas ganas de ver lo que hab¨ªa debajo.
P. ?La Fuente del Berro es el Madrid de los eremitas?
R. S¨ª, yo al menos hago ese tipo de vida. Prefiero seguir aislado en mi cueva. Y sin m¨®vil. He llegado a los 65 a?os sin un m¨®vil en la vida...
Luis Eduardo Aute. Hoy, a las 21.00 en el Palacio de Congresos (Castellana 99, metro Santiago Bernab¨¦u). Entradas, 24 y 28 euros.
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