Los enfermos mentales que no ve la Xunta
Las familias asumen los servicios de asistencia que evita gestionar la Administraci¨®n
La Xunta reconoce 32.624 enfermos mentales en toda la comunidad, pero la cifra de los que padecen dolencias psiqui¨¢tricas severas del tipo esquizofrenia, psicosis y trastornos de personalidad o bipolares ronda los 81.000 gallegos. Los ronda o m¨¢s bien los supera, porque seg¨²n Luis Ferrer i Balsebre, jefe de Psiquiatr¨ªa del Complejo Hospitalario Universitario de Santiago, la incidencia de la enfermedad mental cr¨®nica es del 3% (en una poblaci¨®n de 2.767.524 habitantes). Y dentro de este grupo de pacientes, un tercio, m¨¢s de 27.000 personas, una poblaci¨®n equivalente en tama?o a la de Ribeira, viven sobre la cuerda floja de la esquizofrenia, sorteando a duras penas los brotes de la m¨¢s grave y abundante enfermedad mental.
El 36% de los cuidadores terminan precisando asistencia psiqui¨¢trica
El 80% de estas personas han enfermado al final de la adolescencia y no han terminado de formarse ni se han incorporado al mercado laboral. Seg¨²n Mar¨ªa del Carmen Viz, trabajadora social desde hace tres d¨¦cadas en el Psiqui¨¢trico de Conxo, el 85% de sus pacientes dependen de una pensi¨®n no contributiva de 328 euros y muchos han perdido el v¨ªnculo con sus familias o simplemente ya no tienen esos padres que eran su puente para volver a conectarse con el mundo.
Despu¨¦s de reclamarlo durante largo tiempo, las asociaciones de familiares de enfermos mentales lograron que la Ley de Dependencia tuviese en cuenta a los pacientes psiqui¨¢tricos. Pero el baremo oficial por el que se punt¨²a la incapacidad est¨¢ ideado para calificar el grado de minusval¨ªa f¨ªsica y "no sabe medir la enfermedad mental", critica Xos¨¦ Ram¨®n Gir¨®n, el presidente de Feafes Galicia (Federaci¨®n de Asociaci¨®ns de Familiares e Persoas con Enfermidade Mental). As¨ª que las grandes ayudas a la dependencia est¨¢n "vetadas" para estos pacientes.
"La enfermedad mental es much¨ªsimo m¨¢s dolorosa e incapacitante que la f¨ªsica", defiende Gir¨®n, "pero el examen que punt¨²a la discapacidad pregunta por cuestiones f¨ªsicas como la de si el demandante puede coger el tel¨¦fono o moverse. Pues claro que puede cogerlo y andar, pero la cuesti¨®n ser¨¢ el uso que va a hacer de ese tel¨¦fono y ad¨®nde le van a llevar sus pies". En la comunidad, s¨®lo han logrado alcanzar la puntuaci¨®n m¨ªnima 32.624 personas, y por lo tanto ¨¦stas son las ¨²nicas que tiene en cuenta Vicepresidencia: 12.490 en Pontevedra, 12.281 en A Coru?a, 4.071 en Ourense y 3.782 en Lugo. Bastantes m¨¢s mujeres que hombres (18.748 frente a 13.876) porque en esta poblaci¨®n que registra una alt¨ªsima mortalidad (por el gran deterioro f¨ªsico que conlleva siempre la enfermedad mental) ellas llegan a cumplir m¨¢s a?os y la edad punt¨²a.
Seg¨²n denuncia Feafes, no s¨®lo ocurre que muchos no superan el baremo establecido, sino que en Galicia existen personas "que ni siquiera est¨¢n diagnosticadas". Los enfermos mentales "no son conscientes de su enfermedad" y los que les rodean, o bien "desconocen los s¨ªntomas" o bien "esconden la dolencia por miedo a la estigmatizaci¨®n". Lugo es la provincia m¨¢s abandonada en este aspecto y la que registra la mayor tasa de suicidios de Espa?a.
"Cuando termina saliendo en la prensa un caso truculento, de uno de una aldea que ha matado a sus padres es porque ha fracasado la cadena de detecci¨®n y asistencia", reconoce Mar¨ªa del Carmen Viz. Galicia, con Asturias, fue la primera por entonces regi¨®n de Espa?a en emprender la larga reforma psiqui¨¢trica. Aqu¨ª comenz¨® en el a?o 73, despu¨¦s de que el psiquiatra Jos¨¦ Luis Montoya fuese nombrado director de Conxo. El vetusto manicomio, inaugurado en 1885 con dos sacerdotes como primeros internos, pas¨® en el 72 de manos del Arzobispado a manos de la Diputaci¨®n de A Coru?a. Y el organismo provincial le encarg¨® al jefe de Sanidad en A Coru?a, Jos¨¦ Mar¨ªa Hern¨¢ndez Coch¨®n, empezar la reforma, con el objetivo ut¨®pico de cerrar los psiqui¨¢tricos. En Conxo hab¨ªa entonces 1.200 internos y ahora son 350, 250 residentes de largu¨ªsima estancia. Hay pacientes de 90 a?os y hay quien vive all¨ª desde la postguerra, sin familia ni enlace alguno con el mundo exterior.
El Decreto de Sa¨²de Mental que aprob¨® la Xunta del PP en 1993 nunca se desarroll¨®. Los primeros pasos en este sentido se dieron en 2006, cuando el bipartito sac¨® adelante el Plan Estrat¨¦xico de Sa¨²de Mental, fijando unas metas que se deber¨ªan cumplir hasta 2011. "Ahora, en recursos, estamos de pen¨²ltimos, s¨®lo por encima de Ceuta", dice Ferrer, "y en 2011, si se cumple el plan, que no va al ritmo que debiera, nos colocaremos en la mitad de la tabla". "Y nos aportar¨¢ no los recursos que tendr¨ªamos que tener ahora, sino los que deber¨ªamos haber tenido hace 15 a?os", comenta Gir¨®n. El plan del actual Gobierno, adem¨¢s, "abunda en el modelo que cristaliz¨® con Fraga", lamenta Viz: "El sistema no descansa sobre la Xunta, sino sobre el tejido organizativo familiar. Y en realidad cuantas m¨¢s asociaciones, mejor, porque son la ¨²nica v¨ªa para atraer recursos de la Administraci¨®n". Pero "es una soluci¨®n supletoria, porque la Xunta evita la gesti¨®n. Y desgraciadamente, todos los partidos del arco parlamentario apoyan este modelo". A la Xunta "no le interesa gestionar porque este sector es residual, no hace ruido y no tiene influencia", sigue denunciando Viz. "Los enfermos mentales, incluso los que no est¨¢n incapacitados para votar, no suelen preocuparse por ir a votar", a?ade Ferrer.
La m¨¢s veterana de las trabajadoras sociales de Conxo dice que las familias son "la cara amarga" de la reforma psiqui¨¢trica. Aqu¨ª, el 80% de los enfermos mentales cr¨®nicos viven con sus familias, mientras que la media Europea es del 37% y en Suecia est¨¢ en el 21%. Las cuidadoras, en Galicia, son en su mayor¨ªa mujeres y muy mayores, dedican 24 horas al d¨ªa a esta labor y el 36% necesitan tambi¨¦n en alg¨²n momento tratamiento psiqui¨¢trico al no soportar la carga. Los recursos para la asistencia de enfermos agudos est¨¢n creciendo en el Sergas, pero seg¨²n Ferrer existe un "d¨¦ficit tremendo en rehabilitaci¨®n" y en los llamados "dispositivos intermedios". Estos dispositivos son los pisos tutelados, las minirresidencias, los centros de d¨ªa, aulas y talleres, y la Xunta no se ocupa de su gesti¨®n. Son las familias y la asociaci¨®n de voluntarios It¨ªnera los que hacen todo el esfuerzo.
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