De 'L'Avi' a 'Susi'
El Zoo defiende la presencia de los elefantes porque est¨¢n bien cuidados y son consustanciales a su historia
El primero se llamaba Baby, pero los barceloneses lo apodaron L'Avi ignorando que se trataba de una joven hembra. El primer elefante del zoo, inaugurado en 1892, acab¨® siendo tan c¨¦lebre a finales del siglo XIX como lo ser¨ªa despu¨¦s Copito de Nieve en el XX. Desde e L'Avi a Susi, la actual elefanta del zoo, ha pasado m¨¢s de un siglo y han desfilado m¨¢s de una veintena de paquidermos por la Ciutadella. El grupo Libera est¨¢ en campa?a para llevar a Susi a una reserva para que tenga espacio y compa?¨ªa, pero el Zoo defiende que est¨¢ perfecta y que, adem¨¢s, los elefantes est¨¢n ligados a la historia de la instalaci¨®n y a la memoria de los barceloneses, hasta tal punto que uno de los logos del Zoo es un paquidermo.
Laura Ag¨¹era, directora del Zoo, dice que a Susi se la trata como a una reina y que desde luego rey era L'Avi, el animal preferido de la primera colecci¨®n, compuesta por osos, ant¨ªlopes, camellos, jirafas y cebras, y cedida por el banquero Mart¨ª i Codolar. L'Avi era tan capaz de comer feliz los panecillos de cinco c¨¦ntimos que le ofrec¨ªan como de rociar con agua a quienes pretend¨ªan herirlo. Si L'Avi fue una instituci¨®n y se sinti¨® su p¨¦rdida en 1914, tambi¨¦n fue conmovedora la historia de J¨²lia, la segunda de la dinast¨ªa, seg¨²n se explica en el libro editado por el Zoo para conmemorar sus 100 a?os de vida. La elefanta ten¨ªa un origen m¨¢s ex¨®tico: fue cedida por el sult¨¢n de Marruecos, Muley Hafid, que se traslad¨® desde Par¨ªs a Barcelona huyendo de la Gran Guerra. Las cr¨®nicas relatan que miles de personas aguardaron su llegada y su jaula fue transportada al zoo por tres caballos al tiempo que el sult¨¢n agradec¨ªa los aplausos. Lleg¨® a ser tan famosa como L'Avi, pero la guerra derrot¨® a J¨²lia: muri¨® de hambre en 1938. "Ha mort la J¨²lia!", titul¨® La Humanidad, que describe la tristeza que se apoder¨® del animal antes de morir.
Su sucesora fue Perla, trasladada de Hamburgo a Barcelona en 1944 para salvarla de las bombas de la Alemania nazi. Para aumentar su n¨®mina, en la d¨¦cada de 1950 el Zoo vendi¨® cuatro leones a un circo de la ciudad a cambio de la elefanta Turquesa. La lista sigue hasta hoy con episodios como la muerte de dos ejemplares en 1960 tras la visita de Franco. En los setenta se nutri¨®, entre otros, de elefantes cedidos por el Rey y Dal¨ª. Y ahora, pese a la l¨ªnea adoptada por algunos zoos de Estados Unidos, no liberar¨¢ a Susi, a la que busca compa?¨ªa porque sabe que sin elefantes casi se cuestiona la misma existencia del zoo.
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