Mugabe se lo merece
Si se cumplen los deseos de sus m¨¢s fervientes partidarios, que llevan semanas pidiendo donaciones, el tirano Robert Mugabe tendr¨¢ la semana pr¨®xima un cumplea?os inolvidable. La lista de la compra para festejar el 85? aniversario del due?o de Zimbabue
(en otro tiempo Rodesia) incluye -todo por miles de unidades
o cajas- exquisiteces importadas como champ¨¢n, langostas, caviar o bombones. El previsto festejo, cuyos preparativos documenta la prensa anglosajona, resultar¨ªa extravagante casi en cualquier sitio, pero en Zimbabue adquiere un car¨¢cter truculento. En 28 a?os de poder irrestricto, aderezado con varias elecciones fraudulentas, el antiguo guerrillero marxista ha convertido el otrora pr¨®spero pa¨ªs surafricano en reino del hambre y la miseria, un Estado polic¨ªaco donde el asesinato pol¨ªtico est¨¢ a la orden del d¨ªa y del que han huido casi todos los que han podido. Datos recientes de la ONU hablan de siete millones de personas que comen de la caridad internacional, mientras una epidemia de c¨®lera se ha cobrado m¨¢s de 3.000 vidas y amenaza a otras 70.000. La sanidad y la educaci¨®n (que funcionaron en otro tiempo) han llegado a ser inexistentes y el ¨ªndice de inflaci¨®n es inconmensurable.
En este Zimbabue presidido parece que vitaliciamente por Mugabe -con decisivo apoyo del Gobierno surafricano- acaba de asumir el cargo de primer ministro, tras casi un a?o de negociaciones a cara de perro y la mediaci¨®n de vecinos, el jefe de la oposici¨®n democr¨¢tica, Morgan Tsvangirai, que gan¨® la primera vuelta de las elecciones parlamentarias
y presidenciales
de 2008.
La noticia ser¨ªa plenamente alentadora si no fuera por los decisivos peros que la enmarcan. Porque en este supuesto Gobierno de unidad entre enemigos literales -Tsvangirai y sus partidarios han sido vapuleados a conciencia por la polic¨ªa del r¨¦gimen-, Mugabe conserva todos los poderes reales, incluida la jefatura del Ej¨¦rcito y la capacidad de destituir en cualquier momento a su primer ministro. Si finalmente se perpetra, el convite de cumplea?os ser¨¢ un buen term¨®metro del nuevo Zimbabue.
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