Desaliento
Hace una semana termin¨® la temporada de caza con galgo y empezaron las matanzas habituales, los bosques espectrales adornados con el fruto atroz de los perros ahorcados. A veces me entra un desaliento abrumador, un cansancio infinito de ser de este pa¨ªs. De una sociedad bruta e incivil sin tradici¨®n en el respeto a los seres vivos. Miren por ejemplo lo que sucede en el Metro de Madrid: El Refugio ha denunciado que los perros utilizados en la seguridad son duramente maltratados. Y lo peor es que muchos maltratadores ni siquiera creen serlo porque no perciben el sufrimiento del animal: as¨ª de primitivos y de crueles son. Ese mismo sustrato de insensibilidad hace que el PSOE incumpla descaradamente una promesa electoral sin que pase nada. Porque se comprometieron a elaborar una ley marco de protecci¨®n animal, pero el Gobierno acaba de declarar que no la har¨¢ y que las competencias son de las autonom¨ªas (se han presentado 1.300.000 firmas en pro de la ley, pero se ve que les importa un pito).
S¨ª, es un desconsuelo ser de un pa¨ªs en el que los jueces y los ministros se van de cacer¨ªa y se hacen petulantes fotos de matarifes. No hablo ya de las repercusiones pol¨ªticas del encuentro, ni del problema que supondr¨ªa aceptar, teniendo un cargo p¨²blico, el supuesto regalo (de muchos miles de euros) de una monter¨ªa, como dec¨ªa el s¨¢bado un lector en una carta magn¨ªfica. Hablo simplemente del mal gusto social, del mal gusto moral, del mal ejemplo de esos prohombres de la patria rodeados de cad¨¢veres (tremenda la foto de Garz¨®n entre decenas de mansos ciervos alineados como los muertos de una masacre an¨®nima); de unos tipos exultantes de sangre y abrazados con ufan¨ªa a la escopeta. ?sos no son los dirigentes que yo deseo para Espa?a. Pero ya ven, es que el pa¨ªs es as¨ª. Por desgracia, todo concuerda.
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