Pagar por una gran victoria
Hay veces que alguien tiene que pagar para que se consiga una gran victoria. El israel¨ª Andy Ram ha logrado un visado para competir en el torneo de Dubai, lo que le fue negado la semana pasada a su compatriota Shahar Peer, a la que entren¨¦ varias semanas en 2008. Shahar no estar¨¢ ah¨ª. Ha sido discriminada, pero tambi¨¦n ha sido valiente al intentar jugar siendo israel¨ª y sabiendo que era dif¨ªcil que sus compa?eras reaccionaran a su exclusi¨®n boicoteando el torneo. En el mundo del tenis, a veces, falta uni¨®n para conseguir cosas grandes. Me ha gustado que la WTA haya sido dura con la organizaci¨®n, a la que ha impuesto una multa de 300.000 d¨®lares, la m¨¢s alta de la historia. Para eso est¨¢, para ponerse del lado de las jugadoras.
Como jud¨ªa e israel¨ª, a Shahar le gusta estar rodeada de su gente y quiz¨¢s, a veces, es un poco cerrada con el resto. Recuerdo que antes del torneo de Indian Wells vino a San Diego y contact¨® a trav¨¦s de su padre con la comunidad jud¨ªa de la ciudad. Acab¨® durmiendo junto a su preparador f¨ªsico en la casa de una familia jud¨ªa local. Se f¨ªa m¨¢s de ellos. As¨ª se siente m¨¢s protegida. Ella y su familia, adem¨¢s, son bastante religiosos: la cena del viernes, la cena del Sabbath, es sagrada. Siempre la hacen. Y les encanta juntarse en familia: su madre le acompa?a a muchos torneos o, si no, lo hacen su padre o su hermano. La protegen much¨ªsimo, aunque son abiertos. ?S¨®lo estuve a solas con ella en el torneo de Memphis! Fue una experiencia positiva: se abri¨® m¨¢s a m¨ª y eso es fundamental para la relaci¨®n jugadora-entrenadora.
En 2008 viaj¨¦ 10 d¨ªas a entrenarla a Tel Aviv. Descubr¨ª que es una mujer muy conocida, un ¨ªdolo al que constantemente paran por la calle y que tiene muchas obligaciones p¨²blicas. Es conocid¨ªsima, quiz¨¢s porque en Israel nunca han tenido una mujer as¨ª: lleg¨® a ser la n¨²mero 15 del mundo, aunque ahora mismo ha bajado en el ranking. En cierta manera, es parecido a lo que me pasaba a m¨ª en las calles de Espa?a. Esos d¨ªas que pasamos juntas en Tel Aviv precedieron a la disputa del torneo de Doha, en Qatar, donde se convirti¨® en la primera israel¨ª que jugaba en el golfo P¨¦rsico. Sab¨ªa que le iban a dar el visado, pero hab¨ªa nerviosismo. Su madre, como todas las madres, estaba nerviosa. No se sent¨ªa segura. Luego, la acogieron muy bien y su presencia signific¨® un paso adelante para resolver estos problemas.
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