El primer ministro israel¨ª destituye al mediador con Egipto y Ham¨¢s
Secretos de Estado aireados, relaciones bilaterales con Egipto magulladas, bronca entre el jefe del Gobierno y el ministro de Defensa, y, por si faltara alg¨²n ingrediente, todo mezclado con el asunto que m¨¢s hiere la sensibilidad de Israel: el cautiverio del soldado Gilad Shalit en Gaza. El primer ministro, Ehud Olmert, destituy¨® a Amos Gilad -el alto funcionario del Ministerio de Defensa a cargo de la negociaci¨®n con Egipto para forjar una tregua en la franja- despu¨¦s de que ¨¦ste arremetiera contra Olmert, al que acus¨® de dar bandazos y de despreocuparse del joven militar.
"Las declaraciones de Gilad son particularmente serias y da?an las relaciones internacionales y el estatus del primer ministro... A la luz de esto, pido una investigaci¨®n disciplinaria contra Gilad...", explica el comunicado de la oficina de Olmert, quien considera impropio de un alto funcionario desvelar a la prensa asuntos tan delicados. "Es una verg¨¹enza que el primer ministro, en sus ¨²ltimos d¨ªas en el cargo, elija la provocaci¨®n en un intento de litigar contra un fiel servidor civil", replic¨® la nota del Ministerio de Defensa, dirigido por Ehud Barak, el pol¨ªtico que acab¨® con el mandato de Olmert.
"Olmert es la ¨²ltima persona que puede hablar sobre funcionarios que causan da?o al Estado por hablar con los medios. Todo joven periodista sabe bien de las filtraciones que parten de su oficina", a?aden en el Ministerio de Defensa. El domingo, el jefe del Ejecutivo decidi¨® que no se abrir¨¢n las fronteras de Gaza mientras Shalit no sea entregado.
El martes pasado, Egipto estaba listo para presentar una propuesta de alto el fuego en Gaza que pospon¨ªa la entrada en la franja de materias primas imprescindibles para la reconstrucci¨®n hasta despu¨¦s del canje de Shalit por 1.400 prisioneros palestinos. Ham¨¢s hab¨ªa aceptado y s¨®lo quedaba el benepl¨¢cito israel¨ª. Entonces comenz¨® la trifulca y, como es habitual en Israel, nadie se fren¨® en el trazo grueso verbal.
Desde la Oficina del Primer Ministro se difundi¨® que Amos Gilad trataba de pactar sin seguir las instrucciones de Olmert. La filtraci¨®n enfureci¨® a Gilad, quien se despach¨® a gusto: "Hasta ahora, Olmert no se hab¨ªa involucrado. Ahora, todo cambia. De repente, primero debemos conseguir el retorno de Shalit. No lo entiendo. ?A qu¨¦ nos conduce todo esto, a insultar a Egipto?".
Gilad asegur¨® que informaba a Olmert con todo detalle de sus conversaciones con los dirigentes egipcios, y alab¨® el papel de El Cairo en sus esfuerzos de mediaci¨®n por alcanzar un acuerdo para la tregua en Gaza y el intercambio de prisioneros. Y continuaba advirtiendo del riesgo de desairar a pa¨ªses musulmanes aliados o d¨®ciles -Turqu¨ªa y Qatar- porque eso "lesiona la seguridad nacional".
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