Frente a los hechos

El Partido Popular present¨® ayer en el Tribunal Supremo la querella con la que hab¨ªa amenazado al juez Garz¨®n para que se inhibiera en los casos de corrupci¨®n de Madrid y Valencia. En principio, las posibilidades de que prospere son escasas, pero una nueva providencia del magistrado quiz¨¢ las ha reducido m¨¢s todav¨ªa: de acuerdo con un informe policial recibido el mismo martes en el juzgado, la lista de aforados alcanzar¨ªa, al menos, al senador Luis B¨¢rcenas, actual tesorero del partido. La presunta implicaci¨®n de B¨¢rcenas parece sugerir que la trama de corrupci¨®n de Francisco Correa no ten¨ªa como ¨²nico objetivo el enriquecimiento personal, sino que podr¨ªa conducir directamente a la financiaci¨®n del PP. Con la salida de Mariano Fern¨¢ndez Bermejo del Gobierno los populares perdieron una de sus bazas para desviar la atenci¨®n de los problemas que les afectan. Con la previsible inhibici¨®n de Garz¨®n no dispondr¨¢n de m¨¢s excusas para negar los hechos.

Pero la inhibici¨®n podr¨ªa abrir un segundo frente de conflicto, puesto que el PP ha dado signos de preferir que la investigaci¨®n contin¨²e en los Tribunales Superiores de Justicia de Madrid y Valencia, mientras que el magistrado ha solicitado informe al fiscal para determinar si el caso debe pasar al Supremo, dado que se encuentra imputado un senador. Hasta ahora, la jurisprudencia del alto tribunal se ha inclinado por reclamar su competencia sobre la totalidad de un ¨²nico caso cuando en ¨¦l se encuentran involucrados aforados y personas que no lo est¨¢n. El plazo que Garz¨®n ha se?alado al fiscal para remitir el informe concluye ma?ana, y es entonces cuando, previsiblemente, el PP perder¨¢ la ¨²ltima l¨ªnea de defensa en una estrategia que ha querido ver una conspiraci¨®n en lo que a todas luces se est¨¢ perfilando como una crisis pol¨ªtica de graves dimensiones e incalculables consecuencias.

Al comparecer rodeado por los dirigentes del partido cuando se conocieron las investigaciones de Garz¨®n, Rajoy cercen¨® su capacidad de maniobra pol¨ªtica frente a los esc¨¢ndalos de corrupci¨®n. Como ha sucedido en otros casos como el del presidente de la Diputaci¨®n de Castell¨®n, Carlos Fabra, imp¨²dico enaltecedor de sus pr¨¢cticas caciquiles, los populares han antepuesto la unidad del partido a la lucha contra la corrupci¨®n. S¨®lo que, en este episodio, las cosas han llegado mucho m¨¢s lejos y afectan a cargos de la direcci¨®n nacional. Y no s¨®lo del periodo en que Rajoy ha estado al frente del partido, sino tambi¨¦n de la ¨¦poca anterior. La consigna de que el PP era incompatible con la corrupci¨®n era tan s¨®lo eso, una consigna. Y las invocaciones a la regeneraci¨®n en las que apoy¨® uno de los periodos m¨¢s convulsos de la pol¨ªtica espa?ola, una simple cl¨¢usula de estilo.

Pero en estos momentos el PP se enfrenta a los hechos que han estado ocultos, y la peor alternativa ser¨ªa posponer las decisiones pol¨ªticas y permanecer uncido a los avatares del futuro judicial que ha comenzado a perfilarse.