Tres compa?eros de cautiverio acusan de traicionera a Ingrid Betancourt
Ex rehenes estadounidenses publican un libro sobre su vida en manos de las FARC
Tres contratistas del Ej¨¦rcito de EE UU capturados por la guerrilla colombiana de las FARC en 2003 y liberados en julio han querido desarmar el mito del hero¨ªsmo de Ingrid Betancourt, a quien acusan de dominante, ego¨ªsta e incluso traicionera en un libro de memorias en el que relatan sus 1.967 d¨ªas de secuestro en la selva. El libro Libres del cautiverio sali¨® a la venta ayer en Estados Unidos.
Marc Gonsalves, Keith Stansell y Tom Howes, contratistas de la empresa Northrop Grumman, sobrevolaban territorio rebelde en Colombia en febrero de 2003 para tomar im¨¢genes a¨¦reas de plantaciones y laboratorios de producci¨®n de coca¨ªna cuando su avioneta fue abatida. Los guerrilleros asesinaron a tiros al piloto y a un sargento colombiano y tomaron al resto como prisioneros.
"Ingrid dijo que ¨¦ramos agentes de la CIA y que nos quer¨ªa fuera de all¨ª"
Pasaron cinco a?os en cautiverio en varios campos de prisioneros de la selva, seg¨²n su detallado relato, viviendo en unas jaulas dignas de animales, caminando a marchas forzadas, aliment¨¢ndose de lo que encontraran, traficando con cigarrillos y luchando por unos alimentos escasos.
En julio de 2003, las FARC permitieron que un equipo period¨ªstico les grabara para dar fe de que segu¨ªan vivos. En pleno proceso de rodaje, el traductor les revel¨® que uno de los guerrilleros les hab¨ªa dicho: "Si EE UU viene a rescataros, nuestras ¨®rdenes son masacraros". Finalmente, fueron liberados el pasado mes de julio, junto con Betancourt y otros 11 ciudadanos colombianos, cuando un grupo de militares les rescat¨® haci¨¦ndose pasar por miembros de una organizaci¨®n de ayuda humanitaria. Entonces Betancourt, que en su d¨ªa fue congresista y aspirante a la presidencia de Colombia, fue recibida por l¨ªderes de Estado e incluso candidata al Premio Nobel de la Paz.
El perfil de Betancourt como hero¨ªna de la libertad pol¨ªtica entra en conflicto directo con las miserias relatadas por estos contratistas. "Me enter¨¦ a trav¨¦s de uno de los guardas de confianza que Ingrid les hab¨ªa mandado notas cont¨¢ndoles que ¨¦ramos agentes de la CIA y que nos quer¨ªa fuera de all¨ª", escribe Stansell. Con esta revelaci¨®n, no respaldada por documento o prueba algunos, Betancourt habr¨ªa puesto en peligro la vida de estos tres empleados del Ej¨¦rcito.
Entre los tres trufan el relato de an¨¦cdotas menores, pero no mucho m¨¢s favorecedoras: que si Betancourt robaba comida a los dem¨¢s presos; que si se negaba a compartir libros o su transistor de radio, o que si deb¨ªa organizar ella misma los horarios de ba?o.
Es Stansell, que en el pasado prest¨® servicio como marine, quien m¨¢s cr¨ªticas vierte sobre la c¨¦lebre liberada. La define como una mujer dominante que viv¨ªa en cautividad como "si estuviera de campa?a electoral", planificando constantemente c¨®mo ser¨ªa la vida en Colombia cuando ella llegara a la presidencia. Seg¨²n este relato, ella y el pol¨ªtico Luis Eladio P¨¦rez "dec¨ªan lo que los presos quer¨ªan o¨ªr y no dudaban a la hora de mentir", con el ¨²nico objetivo de dominar la situaci¨®n en el campo y beneficiarse personalmente.
"Contaba lo ego¨ªsta que era Ingrid a cualquiera que le quisiera escuchar", seg¨²n admite Gonsalves. Es este ¨²ltimo preso quien muestra la cara m¨¢s humana de Betancourt, que, seg¨²n cuenta, pasaba largas horas del d¨ªa encadenada, despu¨¦s de un fallido intento de fuga.
Aun as¨ª, tambi¨¦n la retrata como una mujer desapegada de la realidad. "Ella pensaba que si hab¨ªan construido aquel campo de reclusi¨®n era porque las FARC sab¨ªan que la iban a liberar pronto", escribe. "Parec¨ªa extra?o que ella creyera aquella historia. Yo sab¨ªa que ella era simplemente una m¨¢s entre cientos y cientos de colombianos cautivos".
La opini¨®n de Stansell es, como todo en el libro, mucho m¨¢s apasionada: "La jodida princesa se cree que las FARC han construido este castillo para ella solita". Stansell, al parecer, no toleraba afirmaciones de este tipo. Y se quej¨® con una frase que bien puede resumir cu¨¢l es su imagen de ella despu¨¦s de cinco a?os de cautiverio y miserias: "Cu¨¢n arrogante puede llegar a ser".
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