Eva decantada
Ante el estreno de su nueva obra, la bailaora hab¨ªa anunciado la presencia de la melancol¨ªa y del desamor, como tambi¨¦n hab¨ªa prevenido de su diferencia con creaciones anteriores. La exposici¨®n de su propuesta nos desvel¨® algo m¨¢s. En la b¨²squeda de trascendencia para su trabajo y de perseguir sentimientos propios, que a la postre son universales, tambi¨¦n indag¨® en la soledad, hizo un gui?o a una pretendida alegr¨ªa, que no logr¨® disipar la atm¨®sfera de gravedad, y, sobre todo, ahond¨® en su universo expresivo, que ofreci¨® de una manera depurada, con una decantaci¨®n de todos los elementos que acompa?an su baile.
A Eva Yerbabuena le gusta buscarse en territorios fronterizos, pero termina encontr¨¢ndose en la ra¨ªz del cante m¨¢s antiguo. Utiliza recursos y hallazgos de otras danzas que pueden ser reconocibles, pero sobre ellos se impone su cuerpo como la herramienta principal con que expresar los sentimientos. Sobre ¨¦l ejerce un dominio que traslada al reducido y selecto cuerpo de baile, al que somete a una exigente disciplina coreogr¨¢fica y convierte en una extensi¨®n de s¨ª misma. Se rompe de dolor en ese silencio que "hace da?o cuando es puro", y se desgrana en un sin fin de bailes cuando le cantan.
LLUVIA. EVA YERBABUENA BALLET FLAMENCO
Baile, Coreograf¨ªa e idea original: Eva Yerbabuena. Cuerpo de baile: Mercedes de C¨®rdoba, Eduardo Guerrero, Irene Lozano, Fernando Jim¨¦nez. Cante: Enrique El Extreme?o, Pepe de Pura, Jeromo Segura. Guitarras: Paco Jarana (Direcci¨®n Musical), Manuel de la Luz. Percusi¨®n: Manuel Mu?oz "El P¨¢jaro", Ra¨²l Dom¨ªnguez.
Teatro Villamarta, 27 de febrero.
El baile de Yerbabuena se encuentra en la ra¨ªz del cante antiguo
Con su entrada en escena, descalza y desde el patio de butacas, compuso una imagen evidente de desolaci¨®n, perdida entre una legi¨®n de transe¨²ntes. El tr¨¦molo obstinado de la guitarra de Paco Jarana cre¨® la atm¨®sfera inquietante para ese desasosiego. Pero, cuando baile y sentimientos se funden de forma arrolladora fue en la interpretaci¨®n de la taranta y de la serie de cantes de levante. Eva encadena figuras y se entrega al baile intenso y profundo por el que se la reconoce. La milonga, iniciada con una coreograf¨ªa para mujeres, atempera, s¨®lo inicialmente, una escena donde reinar¨¢ de nuevo la soledad de la incomunicaci¨®n y el desamor, sentimientos que se sirven alrededor de una mesa en torno a la que se construyen figuras esculpidas con cuerpos que se contraponen, juntan y separan. Regresa el tr¨¦molo, la duda, y el silencio se llena con las palabras desnudas del poema de Horacio Garc¨ªa, escrito para el espect¨¢culo.
La escena de tanguillos gaditanos antiguos, seguida de las alegr¨ªas, supone un par¨¦ntesis que no lograr distender la narraci¨®n. El espect¨¢culo ha sido preparado con luces tenues y colores que van del marr¨®n al gris, con s¨®lo unas notas de mayor calidez. El Extreme?o canta y pregunta ?por qu¨¦ te vistes de negro? Eva da inicio a su baile por sole¨¢ con bata de cola de ese color, y sumergida en una penumbra excesiva, en la que resaltan unos brazos que la gu¨ªan en la recreaci¨®n de un baile que es se?ero en su trayectoria.
Esta vez, de manera acorde con toda la obra, la bailaora opta por una interpretaci¨®n pausada y comedida que no excluye momentos de emoci¨®n ni de regocijo. Nunca ha querido que la encasillen en ese baile y marca la distancias con figuras est¨¢ticas o entreg¨¢ndose al bolero y a la canci¨®n. El primero, Compromiso, de Mach¨ªn, se lo sirvi¨® Pepe de Pura. Tras ¨¦l llegar¨ªa Miguel Poveda quien, adem¨¢s, le ofreci¨® el mant¨®n grana antes de entregarle la composici¨®n de Manuel Alejandro Se nos rompi¨® el amor. El remate de una obra con un planteamiento creciente que no diluye el clima lluvioso y melanc¨®lico con que se anunciaba.
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