Nacionalizaci¨®n o bancarrota
El control estatal sobre la banca se abre paso como salida a la crisis
La econom¨ªa tiene sus propios tab¨²es. Entre quienes la manejan nadie dice despidos: es preferible recorte de plantilla o incluso ERE. Ni p¨¦rdidas: se escribe n¨²meros rojos, es m¨¢s fino. Desaceleraci¨®n, por crisis, es el eufemismo predilecto de algunos Gobiernos entre decenas de ejemplos posibles. As¨ª se llega a monstruos ling¨¹¨ªsticos como crecimiento negativo o decrecimiento. "Como economista con buena reputaci¨®n, soy perfectamente capaz de escribir cosas que nadie pueda leer", ironiza en su ¨²ltimo libro el Nobel Paul Krugman. En medio de la crisis financiera m¨¢s acusada desde la Gran Depresi¨®n y con el sistema bancario al borde del precipicio, irrumpe un nuevo fantasma sem¨¢ntico: la nacionalizaci¨®n bancaria. Palabras mayores. Tras unos a?os con el p¨¦ndulo justo en el lado contrario, a derecha e izquierda se abre paso la creencia de que nadie tiene una idea mejor para acabar con la pesadilla de la banca. Y los Gobiernos ya se han puesto manos a la obra.
Carmen Reinhart: "Es sencillamente incre¨ªble, y a la vez, inevitable"
Reino Unido y EE UU tienen ya grandes bancos parcialmente en manos del Estado
Todas las crisis bancarias se solucionan de la misma forma: gastando. Pero las multimillonarias ayudas p¨²blicas de los ¨²ltimos 20 meses no son suficientes. En los pa¨ªses anglosajones, que hicieron dogma de fe del libre mercado, la banca sigue caminando sobre el alambre. En Europa occidental, con Alemania a la cabeza, sucede algo parecido. Y las finanzas son el aparato circulatorio de la econom¨ªa: si se hunden, la econom¨ªa se colapsa. No es posible salir de la recesi¨®n mundial sin solucionar la crisis financiera.
El descalabro est¨¢ haciendo saltar por los aires uno de esos anatemas: la idea de que la formidable intervenci¨®n del sector p¨²blico en la banca necesita una vuelta de tuerca adicional no hace sino ganar peso. La nacionalizaci¨®n -parcial o temporal, pero nacionalizaci¨®n al cabo- est¨¢ cada vez m¨¢s cerca, y hay expertos que aseguran que ya se ha producido. Al menos en parte. Los casos de Citigroup y Royal Bank of Scotland son los m¨¢s sonados. "Es algo sencillamente incre¨ªble, y a la vez sencillamente inevitable", resume desde Baltimore (EE UU) la economista Carmen S. Reinhart.
"Se trata de un shock para la mentalidad americana, que asocia la nacionalizaci¨®n pr¨¢cticamente al bolchevismo en un pa¨ªs en el que la iniciativa privada est¨¢ en el ADN de los pol¨ªticos, sean del color que sean, y de la gente, desde los que trabajan en los rascacielos Wall Street a los que cuidan de los maizales en Iowa", afirma ?ngel Cabrera, economista espa?ol que dirige una de las grandes escuelas de negocios norteamericanas, Thunderbird. "A muchos una nacionalizaci¨®n puede provocarles escalofr¨ªos, pero no hay una propuesta mejor para salir del pozo", apostilla.
Las crisis suelen engendrar paradojas. En EE UU, los republicanos son quienes mejor aceptan la nacionalizaci¨®n. En un ejercicio de pragmatismo, el ex presidente del banco central Alan Greenspan, el sumo sacerdote de la liberalizaci¨®n financiera de los ¨²ltimos a?os, se manifiesta abiertamente a favor. La Administraci¨®n de Obama, en cambio, es m¨¢s remisa, y la nacionalizaci¨®n ha sido incluso descartada esta semana por las dos grandes figuras del equipo econ¨®mico de Obama: Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal, y Tim Geithner, secretario del Tesoro, han rechazado esa v¨ªa ante el nerviosismo burs¨¢til. "Obama sigue poniendo parches sin dar el paso definitivo", asegura Reinhart. "Pero una u otra forma de nacionalizaci¨®n es inevitable. Esperar a que el propio mercado solucione el problema es una locura", a?ade.
Pese a las reticencias ideol¨®gicas, con todo el dinero empleado en los ¨²ltimos 20 meses parte de la banca est¨¢ ya nacionalizada de hecho. Aunque no de derecho. EE UU controla directamente el 36% de Citigroup, que hace unos a?os era el mayor banco del mundo y ahora est¨¢ ahogado por los activos t¨®xicos. Citi ha recibido en apenas cinco meses tres rescates p¨²blicos, y Wall Street lo considera ya parcialmente nacionalizado. Con Bank of America ocurre lo mismo. La Administraci¨®n de Obama se resiste a hacerlo a las claras: usa acciones sin derecho a voto y obliga a buscar accionistas privados para que la cotizaci¨®n burs¨¢til no se diluya.
Pero ¨¦se es el camino: EE UU ha iniciado ya pruebas de estr¨¦s al sistema financiero para identificar a los bancos con problemas. En caso de que necesiten m¨¢s capital -y todo parece indicarlo as¨ª-, el Estado se lo facilitar¨¢ a cambio de acciones. En Irlanda la nacionalizaci¨®n de algunas entidades ya es total. El Reino Unido ha subido la apuesta con una operaci¨®n escoba para quedarse con la gran mayor¨ªa de los activos t¨®xicos de Royal Bank of Scotland, y podr¨ªa hacer lo mismo con Lloyd's. Los expertos consideran que ambas entidades est¨¢n al borde de la nacionalizaci¨®n. Alemania ha aprobado una ley para poder incluso expropiar bancos si es necesario. Y as¨ª ad inf¨ªnitum.
"Lo peor es la incertidumbre, que los mercados no sepan si se va a producir o no. Pero al paso que vamos, la nacionalizaci¨®n -o como quiera llamarse- es s¨®lo cuesti¨®n de tiempo, a no ser que queramos una d¨¦cada perdida, como en Jap¨®n", aseguraba el viernes el economista Charles Wyplosz. "La ¨²nica manera de acabar con la tormenta es que los Gobiernos entren en los bancos, los limpien de una vez de la basura t¨®xica y los pongan a funcionar, como hizo Suecia en los a?os noventa", asegura este experto.
Aun as¨ª, las dudas son enormes. Por una parte, los accionistas pueden ver c¨®mo su dinero se esfuma (y la Bolsa lleva ya un a?o y medio desastroso). Por otra, la factura puede ser morrocotuda y dejar un d¨¦ficit p¨²blico inmanejable. Adem¨¢s, no est¨¢ claro que los bur¨®cratas sepan llevar las riendas de los bancos. En Suecia, el saneamiento cost¨® cuatro largos a?os, y no hab¨ªa un cataclismo financiero global.
El mayor problema son los activos t¨®xicos. "Los Gobiernos deben ponerles precio: si es demasiado bajo quiebran entidades, y si es alto la factura de los contribuyentes se dispara. Es un dif¨ªcil problema de redistribuci¨®n. Pero es la labor de los pol¨ªticos, para eso les pagan", dice Wyplosz.
El vicepresidente Pedro Solbes cuenta la que tal vez sea la mejor cr¨®nica negra de lo que ha ocurrido en la banca en los ¨²ltimos a?os: "Al principio los bancos sab¨ªan lo que vend¨ªan, y los clientes lo que compraban. Despu¨¦s pasamos a una fase en la que los bancos sab¨ªan lo que vend¨ªan pero los clientes no sab¨ªan lo que compraban. Y desde hace tiempo ni los bancos ni los clientes tienen idea de nada". Ahora les llega el turno de comprar a los Gobiernos. Habr¨¢ que ver si saben lo que hacen.
FRANCIA. Dos tandas de ayudas desde Par¨ªs
El Gobierno de Sarkozy orden¨® la primera inyecci¨®n a los bancos franceses en diciembre de 2008: 10.500 millones que se repartieron Cr¨¦dit Agricole, BNP Paribas, Soci¨¦t¨¦ G¨¦n¨¦rale, Cr¨¦dit Mutuel, Caisse d'?pargne y Banques Populaires. No fue suficiente. A mediados de enero, anunci¨® una segunda tanda de ayudas, pero esta vez con duras condiciones y contrapartidas: los directivos deben renunciar a los bonus. Esta misma semana, la fusi¨®n entre Banques Populaires y Caisse d'?pargne ha venido auxiliada con una inyecci¨®n de 5.000 millones por parte del Estado franc¨¦s, que nombrar¨¢ a varios ejecutivos en la c¨²pula del banco, entre ellos al presidente de la entidad fusionada: Fran?ois P¨¦rol, uno de los hombres de confianza de Sarkozy y hasta ahora con un cargo en el El¨ªseo.
ALEMANIA. De la negativa a una ley de expropiaci¨®n
A¨²n en diciembre de 2008, el Gobierno alem¨¢n era reacio a nacionalizar bancos. Berl¨ªn alud¨ªa a los p¨¦simos resultados de los bancos p¨²blicos regionales, la mayor¨ªa de ellos tan afectados por la crisis y la mala gesti¨®n como la banca privada. Sin embargo, Alemania se hizo en enero con el 25% del Commerzbank, el segundo banco del pa¨ªs. En febrero, el Gobierno aprob¨® una ley que permitir¨¢ no s¨®lo nacionalizar bancos, sino expropiar a los accionistas de aquellos institutos que dependen del dinero p¨²blico para subsistir. La ley se redact¨® para atajar los continuos problemas del Hypo Real Estate, donde el Gobierno ha inyectado 87.000 millones para evitar la quiebra. El Gobierno justifica las intervenciones como "necesarias" para mantener a flote la banca y evitar la p¨¦rdida de las millonarias ayudas p¨²blicas.
REINO UNIDO. Control p¨²blico a rega?adientes
El Reino Unido est¨¢ siendo uno de los pa¨ªses m¨¢s activos en la intervenci¨®n del Estado para salvar los bancos. Pero el Ejecutivo no quiere ni o¨ªr hablar de nacionalizaci¨®n: se ve forzado a reforzar el capital de los bancos, pero el control de las entidades no es un objetivo pol¨ªtico. El Gobierno de Gordon Brown protagoniz¨® la primera nacionalizaci¨®n, en el caso de Northern Rock. Y ha seguido siendo muy activo en los casos de Royal Bank of Scotland -esta misma semana ha asegurado 365.000 millones de euros en activos t¨®xicos- y de HBOS, que fusion¨® con Lloyd's. En ambos casos posee un buen porcentaje del capital y los expertos consideran que esos dos bancos est¨¢n al borde de la nacionalizaci¨®n. Pero el Ejecutivo asegura que tarde o temprano esas entidades volver¨¢n al sector privado.
ESTADOS UNIDOS. Republicanos a favor, dem¨®cratas en contra
El intervencionismo p¨²blico en la econom¨ªa ha sido una constante en EE UU desde el estallido de la crisis financiera, con la Administraci¨®n de Bush y con Barack Obama. Pese a que los expertos -encabezados por los premios Nobel Joseph Stiglitz y Paul Krugman- recomiendan ahora la nacionalizaci¨®n parcial y temporal de las grandes entidades con problemas, Washington se resiste a esa posibilidad. Varios congresistas y senadores republicanos se han manifestado a favor del control del Estado en la banca. Pero el Gobierno sigue con su hoja de ruta: aplicar planes de estr¨¦s a las grandes entidades para observar sus necesidades de capital, mientras estudia una soluci¨®n para Citigroup (donde controla ya el 36%) y Bank of America, a un paso de la nacionalizaci¨®n.
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