La estrategia del garrote
Ya han pasado las elecciones auton¨®micas gallegas y vascas. Y aunque est¨¦n cercanas las europeas y deba hacer frente, ya sin parapetos, a los casos de espionaje y de corrupci¨®n, urge que Mariano Rajoy encuentre un hueco, un amplio hueco, para revisar su ausencia de estrategia econ¨®mica ante la recesi¨®n.
Hace unos meses, el l¨ªder del PP present¨® en el Parlamento sus medidas contra la crisis. Iban casi todas ellas en la direcci¨®n contraria a lo que las autoridades, de cualquier signo ideol¨®gico, est¨¢n aplicando en el mundo. Pero al menos eran una opci¨®n. Desde entonces, la crisis econ¨®mica ha mutado en su naturaleza, ha dado signos de una casi infinita severidad, ha pasado de los problemas de liquidez a los de solvencia, ha girado desde la inflaci¨®n a la desinflaci¨®n, ha cambiado de la compra de activos t¨®xicos a las nacionalizaciones bancarias volviendo despu¨¦s a la adquisici¨®n de activos t¨®xicos, y ha disparado en los pa¨ªses los porcentajes de d¨¦ficit y de deuda p¨²blica para financiar las dificultades urgentes, sin saber c¨®mo se volver¨¢ atr¨¢s. Con todo ello por delante, el PP no ha movido un m¨²sculo ni ha a?adido reflexiones posteriores. Todo le parece mal.
La pol¨ªtica del 'no', aplicada a una crisis tan compleja, es la ¨²nica aportaci¨®n de la derecha
Urge que Mariano Rajoy encuentre un amplio hueco para revisar la hoja de ruta del PP ante la recesi¨®n
Y ello a pesar de haber intentado hacer de la soluci¨®n a una coyuntura singular e in¨¦dita el centro de su acci¨®n pol¨ªtica, marginando los asuntos de la anterior legislatura (Espa?a se rompe y los socialistas negocian con los terroristas), que determinaron la estrategia de la crispaci¨®n y que tan malos resultados electorales les dio. El PP hab¨ªa encontrado un amplio terreno para la oposici¨®n. La crisis es la m¨¢s profunda que se recuerda y el Gobierno ha dado s¨ªntomas de no comprenderlo hasta demasiado tarde. Adem¨¢s, la sensaci¨®n de que la mayor parte de las actuaciones (80, seg¨²n la Oficina Econ¨®mica de la Presidencia de Gobierno) no tienen un alto grado de coherencia sino que se a?aden unas a otras, siendo el Plan E una sistematizaci¨®n a posteriori de las mismas, a?ad¨ªan elementos objetivos para esa oposici¨®n.
Sin embargo, ante este panorama, el PP adolece de partitura propia m¨¢s all¨¢ de la grandilocuencia (austeridad, sentido com¨²n...). Y no s¨®lo no ha presentado alternativas, sino que tampoco ha hecho lo que otras oposiciones en distintos pa¨ªses de la OCDE: ayudar a sus gobiernos en una especie de consenso nacional, impl¨ªcito o expl¨ªcito, ante las dificultades. El PP dio a rega?adientes el visto bueno a las medidas de asistencia al sector financiero, pero no a las aprobadas por el Ejecutivo para aumentar la demanda y el consumo, y para auxiliar a los m¨¢s d¨¦biles en la econom¨ªa real.
Sin hoja de ruta, Mariano Rajoy tampoco ha conseguido poner a su formaci¨®n una "cara econ¨®mica" que proporcione credibilidad a sus reflexiones. Buena parte de los an¨¢lisis que se han hecho de la intervenci¨®n de Crist¨®bal Montoro, portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, ante la comparecencia de la semana pasada del gobernador del Banco de Espa?a, Miguel ?ngel Fern¨¢ndez Ord¨®?ez, han hablado de catastrofismo y populismo. Ni un atisbo de soluci¨®n. Esa calificaci¨®n es escasa si se acude al acta estenogr¨¢fica de la sesi¨®n. Fue Montoro (no un representante de la extrema izquierda) el que dijo, por ejemplo, que "la culpa la tiene la destrucci¨®n de la peque?a y mediana empresa que es la que est¨¢ haciendo el ajuste de cantidades y de paro que se est¨¢ haciendo en Espa?a, mientras que grandes empresas est¨¢n llev¨¢ndose las plusval¨ªas que se han derivado de los apalancamientos financieros, en donde ha estado participando el Instituto de Cr¨¦dito Oficial con dinero p¨²blico".
El representante socialista, Fern¨¢ndez Marug¨¢n, que ya ha visto casi todo en el Congreso, pidi¨® a Montoro sentido com¨²n y le recrimin¨® la estrategia del garrote, el gusto por el cuerpo a cuerpo, el fin de la acritud y el estilo desabrido y desagradable "que es patrimonio que ¨¦l incorpora a esta C¨¢mara y a esta comisi¨®n a lo largo de las ¨²ltimas intervenciones". Montoro habr¨ªa hecho "una difusi¨®n y una propaganda del desastre de los dem¨¢s y nos ha pedido que, por analog¨ªa, actuemos como adelantados del desastre propio".
La estrategia del no, aplicada a una crisis econ¨®mica tan sofisticada y compleja, es por ahora la ¨²nica aportaci¨®n de la derecha espa?ola al debate global.
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