La amarga victoria en las urnas del PNV
Si se entiende por hist¨®rico un acontecimiento innovador que modifica por vez primera una situaci¨®n tradicional heredada, las elecciones auton¨®micas vascas de ayer merecen ese calificativo: Patxi L¨®pez tiene a su alcance la posibilidad de ser el primer lehendakari socialista del Pa¨ªs Vasco. Los socialistas, socios subalternos del PNV en el Gobierno de Vitoria durante el per¨ªodo 1986-1998 como consecuencia de la ruptura del partido jelkide por la escisi¨®n de Garaikoetxea, fueron expulsados en 1998 del poder en beneficio del Pacto de Estella, suscrito por las fuerzas soberanistas vascas, incluido el brazo pol¨ªtico de ETA. Diez a?os despu¨¦s, el triunfo en las legislativas del PSE-PSOE, que alcanz¨® el 9-M el 38% de los sufragios y sac¨® 125.000 votos de diferencia al PNV, sirvi¨® como aviso al irresponsable viraje aventurero del lehendakari Ibarretxe; sin embargo, las peculiaridades del voto dual propio de las comunidades con elevada presencia nacionalista, que cambia el signo de las papeletas seg¨²n se trate de auton¨®micas o de generales, hac¨ªan imprudentes las extrapolaciones.
La principal cuesti¨®n sometida ayer a los votantes era si su voluntad era que la presidencia del Gobierno de Vitoria, desempe?ada por el PNV durante los 30 a?os de r¨¦gimen estatutario (los primeros comicios se celebraron en 1980), fuese conservada en las mismas manos o pasaba del nacionalista Ibarretxe al socialista Patxi L¨®pez. Tambi¨¦n se daba por sentado que el partido m¨¢s votado en las urnas en ning¨²n caso podr¨ªa obtener con sus solas fuerzas los 38 diputados -sobre 75- de la mayor¨ªa absoluta.
Esa interrogante fue contestada mediante una respuesta articulada en dos partes conexas. En primer lugar, las urnas le dieron la victoria al PNV, que logr¨® 30 representantes frente a los 24 del PSOE. La diferencia de votos populares a favor del PNV respecto a los socialistas fue todav¨ªa mayor a causa del procedimiento de transformaci¨®n de los votos en esca?os establecido por el r¨¦gimen electoral vasco (impuesto por el PNV como homenaje al confederalismo nacionalista), que atribuye el mismo n¨²mero de puestos en el parlamento (25) a sus tres territorios provinciales, pese a las notables diferencias de poblaci¨®n existentes entre Vizcaya (1.100.000 habitantes), Guip¨²zcoa (700.000) y ?lava (300.000).
Pero la segunda parte de la contestaci¨®n ha sido que Ibarretxe no podr¨¢ conseguir su investidura por mayor¨ªa absoluta porque la suma de sus 30 diputados con los 6 de los restantes partidos nacionalistas -2 de Eusko Alkartasuna y 4 de Aralar, m¨¢s 1 de Ezker Batua- no suman los 38 esca?os de la mayor¨ªa absoluta. En cambio, los 24 diputados socialistas tienen a la mano la investidura de Patxi L¨®pez como lehendakari si los representantes del PP (13) y de UPD (1) en el parlamento de Vitoria les apoyan. La abstenci¨®n del PP y de UPD significar¨ªa entregar el gobierno del Pa¨ªs Vasco al PNV, que podr¨ªa conseguir la mayor¨ªa relativa en tercera vuelta gracias a los esca?os de los otros tres partidos nacionalistas. Las pr¨®ximas semanas ser¨¢n el escenario de las negociaciones para hacer posible ese cambio hist¨®rico -el primer lehendakari vasco ajeno a la ideolog¨ªa nacionalista- o para impedirlo.
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