El maestro armero
Felipe V cre¨® el cargo de maestro armero en 1703 cuando la pica dio paso al fusil como arma ¨²nica de infanter¨ªa. Seg¨²n leo en un portal de Internet, los maestros armeros cuidaban del mantenimiento y la reparaci¨®n del armamento de su batall¨®n y a ellos acud¨ªan los soldados con sus reclamaciones cuando alguna presentaba un fallo. Se piensa que deb¨ªan ser tantas las quejas que con el tiempo se acu?¨® una frase ante cualquier reproche: "Las reclamaciones, al maestro armero".
Tres siglos despu¨¦s, se ha convertido en una virtud en pol¨ªtica tener siempre a mano un buen maestro armero. Les pongo varios ejemplos. El ex ministro de Justicia, Mariano Fern¨¢ndez Bermejo, apareci¨® en una foto con un arma pero no ten¨ªa maestro armero y tuvo que dimitir. El presidente del PP, Mariano Rajoy, estaba acorralado por la trama de corrupci¨®n destapada en el entorno de su partido, encontr¨® al juez Garz¨®n, su maestro armero, y el PP ha ganado las elecciones en Galicia y se ha convertido en llave del gobierno en Euskadi.
Despu¨¦s de 26 a?os de gobierno sin interrupci¨®n, 18 de ellos con el mismo presidente, el PSOE en Andaluc¨ªa ha tenido siempre en las encuestas un buen maestro armero para mantener a su candidato a la presidencia de la Junta. Ahora, que los sondeos no le son tan favorables, el maestro armero es la crisis. Con tantas elecciones como derrotas a las espaldas, Javier Arenas se invent¨® "el r¨¦gimen socialista" como maestro armero de sus victorias perdiendo. Ahora que las encuestas mejoran, el maestro armero es un hipot¨¦tico aumento de esca?os para seguir en la oposici¨®n. Chaves se ha convertido en el maestro armero de Arenas y Arenas en el de Chaves.
En la batalla pol¨ªtica, todas las instituciones p¨²blicas tienen un maestro armero. La Junta es el maestro armero de los ayuntamientos y ¨¦stos de la Junta, como el Estado los es de los gobiernos auton¨®micos y ¨¦stos del Estado. Hay otras maneras m¨¢s modernas de explicar estas relaciones. Se trata de cambiar los maestros armeros por tejados y pelotas, y dilucidar la ubicaci¨®n de una pelota con respecto a dos tejados. O directamente, de echar las pelotas o, mejor dicho, los balones fuera.
Con m¨¢s o menos raz¨®n, la Junta suele ser el maestro armero del alcalde de M¨¢laga, Francisco de la Torre. Sin embargo, los dos cargos de confianza con contratos blindados en el ayuntamiento de M¨¢laga -170.000 euros de sueldo, 36.000 de productividad e indemnizaciones de 380.000 euros- ni los hab¨ªan nombrado la Junta de Andaluc¨ªa ni ning¨²n pol¨ªtico sevillano. Por eso, De la Torre se qued¨® sin maestro armero y tuvo que dar marcha atr¨¢s a una cl¨¢usula tan inhabitual que en el ¨¢mbito de lo p¨²blico resultaba escandalosa.
El progreso y el desarrollo econ¨®mico, el turismo y la construcci¨®n, han sido, quiz¨¢s sin que lo queramos la mayor¨ªa, los maestros armeros de la corrupci¨®n. Como lo son para los alcaldes los vecinos que los apoyan a las puertas de los juzgados, las tasas de obras a la falta de financiaci¨®n municipal, las licencias de aperos de labranza a los chalets con piscinas en zona r¨²stica o "los ahorros de toda la vida" a las bolsas con billetes de 500 euros que escond¨ªan algunos cargos p¨²blicos. De ah¨ª la importancia, cuando te pillan, de echar siempre mano del maestro armero. El alcalde de Alcauc¨ªn, Jos¨¦ Manuel Mart¨ªn, escond¨ªa bajo la cama 160.000 euros en billetes de 500 y 200, y el dinero no era del maestro armero, por ello, adem¨¢s de ser detenido, ha sido expulsado del PSOE. El imputado alcalde de Alhaur¨ªn el Grande, Juan Mart¨ªn Ser¨®n, sigue en el cargo. El PP sigue tirando de su particular maestro armero: la fiscal¨ªa, la polic¨ªa o el PSOE.
Conclusi¨®n: el maestro armero fue un mal invento de Felipe V, pero imprescindible en pol¨ªtica. Eso s¨ª, sus explicaciones, sean muchas, escasas o nulas, se las suelen tragar menos los votantes de izquierda que los de derecha.
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