La encrucijada vasca
Al abrir El ingenio de Manuel Moreno Fraginals, estudio cl¨¢sico sobre la historia econ¨®mica de Cuba, el lector tropieza con dos citas procedentes de otros tantos historiadores: "Sin el az¨²car no hay patria", dice una. "Por el az¨²car no hay patria", reza la segunda. Algo parecido cabr¨ªa escribir de las recientes elecciones vascas, desde el ¨¢ngulo del PNV. "Sin Ibarretxe no hay ¨¦xito", por un lado. "Con Ibarretxe no hay Gobierno", por otro. Los recientes comentarios sobre el resultado electoral tienden a lanzar la pelota hacia el terreno de Patxi L¨®pez, pero en realidad la causa del bloqueo de la situaci¨®n se encuentra en el campo nacionalista. Eso s¨ª, resulta f¨¢cil pensar que los datos electorales arrojan un triunfo del PNV, por contraste con el fracaso de Ibarretxe por no contar con los esca?os imprescindibles para ser presidente. Consecuencia: bastar¨ªa con prescindir del pol¨ªtico alav¨¦s para reeditar la alianza PNV-PSE que dio estabilidad al Pa¨ªs Vasco tras las complicadas elecciones de 1986.
El PNV se comporta al modo de un partido de vocaci¨®n monopolista en la democracia
El peque?o problema es que los buenos resultados del PNV se deben a la popularidad de Ibarretxe y a su excelente campa?a. Y ni ¨¦l va a renunciar a su papel de l¨ªder indiscutible del nacionalismo democr¨¢tico, ni el partido est¨¢ en condiciones de exig¨ªrselo. Todo su comportamiento desde v¨ªsperas de las elecciones, incluidos sus gestos, ha tenido por objetivo presentarse como l¨ªder natural e insustituible de Euskadi. A los votos tocar¨ªa s¨®lo confirmarlo. As¨ª que cualquier pacto con el PNV implica aceptar de antemano la continuidad del presidente. Por otra parte, Ibarretxe tiene escrita en su ejecutoria y en el programa electoral la puesta en pr¨¢ctica del "derecho a decidir" para "los vascos y las vascas" (l¨¦ase consulta de autodeterminaci¨®n) convergente con ETA, am¨¦n de otras perlas: rechazo de la Ley de Partidos negando los frutos bien visibles de su aplicaci¨®n en nombre del "di¨¢logo", condena de las ilegalizaciones del entorno pol¨ªtico etarra porque no han de ser ilegalizadas "las ideas", balance nulo en la persecuci¨®n de ETA por la Ertzaintza, y probada vocaci¨®n de equiparar la situaci¨®n de las v¨ªctimas del terror con "el sufrimiento" de quienes las provocan. ?C¨®mo pueden aceptar los socialistas apoyar, y menos participar, en un Gobierno encabezado por un pol¨ªtico aferrado a tales posiciones? Hablar en abstracto de PNV, Gobierno vasco y PSOE como si estuvi¨¦ramos en presencia de sujetos pol¨ªticos normales en un escenario normal, es una forma de no entender nada.
El PNV lo prueba adem¨¢s d¨ªa a d¨ªa. Ya desde antes del 1 de marzo anunci¨® que considerar¨ªa ileg¨ªtimo todo Gobierno sin su presencia, y esa actitud se ha reforzado al confirmarse como primer partido vasco, "victoria" que a su juicio debe mantenerle en el poder aun cuando le resulte imposible lograr la mayor¨ªa parlamentaria. De nada valen para la direcci¨®n del PNV los antecedentes en toda Espa?a y a nivel mundial sobre el funcionamiento de la democracia representativa, en el sentido de que son las mayor¨ªas, y no las esencias patrias, las que designan los Gobiernos. El PNV est¨¢ comport¨¢ndose al modo de un partido de vocaci¨®n monopolista en la democracia, y no un verdadero partido democr¨¢tico. La aplicaci¨®n de las reglas democr¨¢ticas, de ser favorable a los no abertzales, es vista por su presidente Urkullu como una agresi¨®n. M¨¢s a¨²n, representa "un golpe institucional". Lamentablemente para todos, Sabino Arana vive, lo cual refuerza la idea de que s¨®lo habr¨¢ verdadera democracia en Euskadi cuando deje de imperar la consideraci¨®n abertzale de que los otros, los que de fuera vinieron, carecen de derecho a la plena ciudadan¨ªa, y por tanto al ejercicio del poder. Y eso s¨®lo es posible con el PSE en Ajuria Enea.
Por supuesto, Patxi L¨®pez lo tiene dif¨ªcil, ya que comete la transgresi¨®n de proponerse gobernar si cuenta con mayor¨ªa en el Parlamento de Vitoria, ignorando que en Euskadi el poder es patrimonio de los aut¨¦nticos vascos. No son s¨®lo palabras. Al modo de la labor de acoso y derribo de Berlusconi en Italia de 2006 a 2008, el PNV intentar¨¢ montar un cerco al nuevo Gobierno, respaldado por las movilizaciones de la constelaci¨®n pro-ETA. De dem¨®cratas, como se est¨¢ viendo, poco. Por parte socialista no cabe otra salida que insistir en que su ocupaci¨®n del Gobierno, a partir de los 25 diputados propios, est¨¢ lejos de proponerse un vuelco en las relaciones de poder y busca en cambio la conjunci¨®n, un modelo de construcci¨®n nacional integradora, frente al Pa¨ªs Vasco hoy escindido entre los abertzales dominantes y quienes no lo son.
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