Horton Foote, dramaturgo de la Am¨¦rica profunda
Fue cronista de la tradici¨®n conservadora de Estados Unidos
Esta semana, los teatros de Broadway han apagado sus luces durante un minuto en honor de uno de los dramaturgos m¨¢s respetados de la profesi¨®n. Horton Foote muri¨® el pasado mi¨¦rcoles a los 96 a?os, mientras dorm¨ªa en la casa de su hija en la ciudad de Hartford, en Connecticut. En sus 70 a?os de carrera, este escritor tejano cre¨® un mundo dram¨¢tico propio, simple y realista en los gestos, pero duro y brutal en el fondo, poblado de familias estadounidenses de clase media.
Antes de que EE UU pudiera permitirse premiar pel¨ªculas como Mi nombre es Harvey Milk con oscars y globos de oro, su p¨²blico tuvo que acostumbrarse a la obtusa realidad cotidiana, a la amarga tradici¨®n conservadora de muchas familias de corazones rotos y pasados amargos que Foote se atrevi¨® a revelar en El joven de Atlanta, una obra estrenada en el circuito independiente del Off Broadway neoyorquino en 1995 y que consigui¨® el Premio Pulitzer a la mejor pieza teatral de aquel a?o.
Gan¨® el Oscar por la adaptaci¨®n de 'Matar a un ruise?or'
En su maestr¨ªa al retratar las duras historias de culpa y resentimiento en los peque?os pueblos norteamericanos, Foote narr¨® lo que tantos y tantos homosexuales han vivido a lo largo de los a?os, antes de la ¨¦poca de las hist¨®ricas gestas pol¨ªticas y sociales: familias que prefieren lidiar con los problemas fingiendo que no existen.
En esta obra, ambientada en Houston en los a?os cincuenta, Will y Lily Dale Kidder se enfrentan al suicidio de su hijo Bill y la llegada de su misterioso compa?ero de piso, Randy, que llor¨® como nadie en el funeral. Este joven, que no llega a aparecer en escena pero que planea sobre el escenario como sombra permanente, esperaba rehacer su vida con la ayuda econ¨®mica del padre del que a ojos de casi todos era su novio. A ojos de casi todos, porque sus propios padres no entienden, o no quieren entender, que su hijo fuera gay. "No. No lo digas. No quiero saberlo. Jam¨¢s", le dice Will a Lily Dale en uno de los momentos m¨¢s tensos de la obra.
Fue gracias a momentos como ¨¦ste que se hilvan¨® la obra de un cronista de las penurias de lo que muchos llaman con desprecio "la Am¨¦rica profunda". Con escenas semejantes, de ¨ªntimos y duros momentos familiares, gan¨® dos premios Oscar. En 1962, por el gui¨®n de la magn¨ªfica adaptaci¨®n de Matar a un ruise?or, que la escritora de la novela original, Harper Lee, tild¨® de "una de las mejores adaptaciones de libro a pel¨ªcula jam¨¢s hechas".
Tras 21 a?os, volvi¨® a conseguir una estatuilla por un gui¨®n original: el de Gracias y favores, la historia de un modesto cantante de country en su ocaso (Robert Duvall), atrapado sentimentalmente en el motel de carretera de una viuda. "Todos y cada uno de los directores americanos vivos rechazaron este gui¨®n", dijo en su d¨ªa Foote, que al final consigui¨® que el australiano Bruce Beresford rodara la pel¨ªcula con bajo presupuesto.
Foote amaba tanto su profesi¨®n que, seg¨²n narra su leyenda, a veces se levantaba a la una y media de la madrugada para satisfacer las ansias de escribir. Y as¨ª muri¨®, preparando el reestreno de nueve de sus obras, las que componen El ciclo del orfanato, todas ambientadas en Wharton, su localidad natal de Tejas.
A Foote le han comparado con un gran abanico de grandes escritores, desde William Faulkner a Ant¨®n Chejov. ?l, con modestia, rechazaba las alabanzas. "Escribo s¨®lo para investigar. Para tratar de saber qu¨¦ pas¨®, por qu¨¦ paso y consciente de que nunca llegar¨¦ a saberlo", dijo. "Creo que todos los escritores a los que admiro tienen este mismo deseo: el deseo de extraer un orden de entre el caos".
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.