A ver qui¨¦n se hunde antes
No hay que ser un anciano para recordar la Gran Moderaci¨®n. Todav¨ªa en 2005, los pol¨ªticos parec¨ªan capaces de mantener las recesiones a raya, la inflaci¨®n baja y las tasas de crecimiento elevadas. Pero ahora est¨¢ en camino una nueva ¨¦poca, a la que llamaremos el Experimento Desesperado.
Tard¨® un tiempo en ponerse en marcha. La crisis de las subprime empez¨® a estallar a finales de 2006. Pero el 14 de marzo de 2008, cuando la Reserva Federal cambi¨® sus normas para ayudar a JPMorgan a rescatar Bear Stearns, todav¨ªa nos preocupaba mucho que los Gobiernos se inmiscuyesen en el libre mercado. Esa concepci¨®n de principios permiti¨® que Lehman Brothers se viniese abajo en septiembre.
Pero desde entonces, ninguna pol¨ªtica ha sido demasiado radical. El tipo de inter¨¦s efectivo aplicado en sus pr¨¦stamos por los bancos centrales de la mayor¨ªa de las econom¨ªas principales se acerca a cero. El Banco de Inglaterra intentar¨¢ manipular el mercado brit¨¢nico de deuda p¨²blica. La Reserva Federal estadounidense est¨¢ adquiriendo y garantizando deudas privadas, y el Banco Central Europeo podr¨ªa hacer algo similar.
Los Estados est¨¢n haci¨¦ndose con el sistema. Los programas de ayuda han puesto muchos de los mayores bancos bajo control p¨²blico, a veces directo, a veces ligeramente velado. El d¨¦ficit fiscal estadounidense -un escandaloso 14% del PIB en 2009, de acuerdo con Deutsche Bank- dominar¨¢ el mercado de renta fija.
?Por qu¨¦ se han abandonado casi por completo principios en otro tiempo sacrosantos como los presupuestos equilibrados y la libertad de quebrar? Para evitar que la recesi¨®n se haga m¨¢s profunda. Por ahora, sin embargo, la terapia radical no est¨¢ funcionando.
No todas las noticias de la econom¨ªa mundial son malas. El sentimiento emprendedor chino se ha recuperado, los alemanes est¨¢n comprando m¨¢s coches y las ventas al por menor estadounidenses aumentaron en febrero. Pero en el mejor de los casos, ¨¦stas podr¨ªan ser se?ales de una ralentizaci¨®n del ritmo de descenso. El desempleo aumenta r¨¢pidamente, los m¨¢rgenes de cr¨¦dito se est¨¢n ampliando y el comercio mundial no ha repuntado.
La recesi¨®n sigue empeorando. A no ser que el punto de inflexi¨®n llegue pronto, es probable que los experimentos oficiales se vuelvan todav¨ªa m¨¢s desesperados. Podr¨ªan conducir a una espl¨¦ndida recuperaci¨®n. Pero tambi¨¦n podr¨ªan causar graves efectos secundarios. Los inversores tienen raz¨®n al temer una serie de males: ca¨ªda de las Bolsas, devaluaciones monetarias, depresi¨®n, deflaci¨®n e inflaci¨®n. -
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