?Se arrepinti¨® Ad¨¢n de haber mordido la manzana?
?Se arrepienten los terroristas de sus actos? Mi natural escepticismo se dispara cada vez que uno de estos fan¨¢ticos con abundantes delitos de sangre a sus espaldas anuncia que est¨¢ arrepentido. No es porque crea que a individuos capaces de cometer acciones tan repulsivas nunca les puede llegar la sensatez y apreciar que lo que han hecho es deleznable, sino porque, por lo general, a estos campeones del disparo en la nuca el arrepentimiento les suele sobrevenir cuando ya se encuentran en prisi¨®n.
Lo cierto es que hay casos para todos los gustos, como el del franc¨¦s Jon Parot, hermano del irreductible Henri Parot, con el que form¨® parte del comando Argala o Itinerante, que ostenta el triste r¨¦cord de ser el m¨¢s sanguinario de ETA. Jon dej¨® la actividad terrorista con el permiso de la banda antes de ser detenido y para redimir sus culpas ingres¨® en una orden religiosa en un convento en el sur de Francia.
Silva Sande parece creer que un alivio de conciencia reducir¨ªa su condena
Sin embargo, el m¨¢s c¨¦lebre es el del etarra Juan Manuel Soares Gamboa. Este ex miembro del comando Madrid, con 29 asesinatos a sus espaldas, estaba confinado en la Rep¨²blica Dominicana y en aquel momento fuera del alcance de la justicia espa?ola. En 1995, decidi¨® renunciar a la violencia y pidi¨® ser entregado a Espa?a donde colabor¨® con los jueces, asumiendo sus propios cr¨ªmenes, denunciando a sus compa?eros y descubriendo delitos que la polic¨ªa ni siquiera sab¨ªa que se hab¨ªan cometido.Fue condenado a m¨¢s de 2.000 a?os de prisi¨®n, pero su retractaci¨®n fue real y en 2003 la Audiencia Nacional le concedi¨® el tercer grado, por lo que s¨®lo tiene que dormir de lunes a viernes en la c¨¢rcel.
Estos casos son las excepciones, porque la mayor¨ªa de las contriciones sobrevenidas se producen cuando estos supuestos luchadores por la libertad ya est¨¢n entre rejas y en muchos casos, cuando han sido expulsados de la banda por cr¨ªticas a la direcci¨®n.
Ahora le ha tocado el turno a Fernando Silva Sande, un hist¨®rico que fue jefe militar de los GRAPO y responsable del comando que tuvo secuestrado en Francia al empresario aragon¨¦s Publio Cord¨®n, en 1995. Silva, que ya estuvo en la c¨¢rcel en los ochenta y que cuando cumpli¨® su condena volvi¨® a la clandestinidad y a la lucha armada, parece buscar una salida personal a los innumerables a?os de prisi¨®n que se le aparecen en su horizonte personal. Detenido en Par¨ªs en 2000, est¨¢ condenado a m¨¢s de 150 a?os por su implicaci¨®n en m¨¢s de diez asesinatos y todav¨ªa tiene causas pendientes de juicio, pero, expulsado de los GRAPO, parece creer que un eventual alivio de su conciencia acelerar¨ªa su excarcelaci¨®n.
Sin embargo, no se comporta como un arrepentido, porque en los juicios no s¨®lo no ha reconocido lo que hizo, sino que lo ha negado. Ha admitido que fue militante de base, pero no que fue jefe del comando central de los GRAPO, es decir, responsable operativo de los comandos. Tampoco ha confesado su participaci¨®n en atentados o el haber ordenado en 1990 el asesinato del doctor Jos¨¦ Ram¨®n Mu?oz, jefe del equipo m¨¦dico que trataba a los presos de la banda que por entonces estaban en huelga de hambre. Ha cambiado varias veces de abogado, pero su ¨²ltima jugada consiste en la supuesta revelaci¨®n del paradero de Cord¨®n, sobre el que durante a?os mantuvo que le liber¨® en Barcelona, en las inmediaciones del estadio de Sarri¨¢, tras el pago de 400 millones de pesetas (2,4 millones de euros).
No es la ¨²nica versi¨®n que ha ofrecido. A su letrado le dijo que nunca hab¨ªa visto al empresario. Ahora, para materializar su arrepentimiento, ha contado a la Guardia Civil, que le enterr¨® en la Provenza francesa, en la falda del Mont Ventoux, lugar m¨ªtico para los aficionados al ciclismo.
El juez Fernando Grande-Marlaska y la fiscal¨ªa no le creen, pero no les queda m¨¢s remedio que investigar por si esta vez fuera verdad. El terrorista ha sido excarcelado y ha ido a Francia de cicerone en varias ocasiones en los ¨²ltimos cuatro meses para se?alar el lugar donde supuestamente enterr¨® a Cord¨®n. Hasta el momento no han encontrado nada. Silva alega que las condiciones del terreno han cambiado en los m¨¢s de 13 a?os transcurridos. Puede ser, pero teniendo en cuenta que ni siquiera ¨¦l puede considerar que el entierro de sus v¨ªctimas es algo tan frecuente como si lo hiciera lunes, mi¨¦rcoles y viernes, es dif¨ªcil de creer que si fuera cierto no reconocer¨ªa el lugar.
?Se arrepinti¨® Ad¨¢n de haber mordido la manzana? ?Por haberla mordido o por sus consecuencias? Yo lo tengo claro, pero, querido lector, lo dejo a su criterio.
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