Preparados para invertir

Las sucesivas proclamas p¨²blicas del vicepresidente Pedro Solbes y el presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Banca (AEB), Miguel Mart¨ªn, est¨¢n llevando el debate sobre la correcci¨®n del sistema financiero espa?ol a un mar de confusiones y malentendidos. Tal como se expresa el m¨¢ximo responsable de AEB, parece que existe un deseo vehemente de desmarcar la salud de los bancos, considerada como razonablemente buena, de las debilidades que afloran en algunas cajas de ahorros. Porque as¨ª, en t¨¦rminos de debilidad, se interpreta la fusi¨®n en marcha de Caja Castilla-La Mancha y Unicaja y, probablemente, la que est¨¢ en ciernes en las entidades de Castilla y Le¨®n. El discurso de la AEB niega vehementemente las intervenciones con capital p¨²blico, apela al Fondo de Garant¨ªa de Dep¨®sitos (FGD) como ¨²nico instrumento de intervenci¨®n y defiende que quiebren las entidades que no sean viables. Solbes, muy en su papel, defiende la intervenci¨®n p¨²blica cuando sea necesaria y asegura que el Gobierno est¨¢ dispuesto a poner todo el dinero que sea necesario para recapitalizar los bancos si es necesario.

Es un acierto de Mart¨ªn sugerir que el mercado bancario necesita de una reducci¨®n de tama?o. De una reconversi¨®n, por decirlo as¨ª. Pero se equivoca al confiar en el FGD como instrumento ejecutor. Ser¨ªa saludable que los eventuales episodios de crisis bancaria pasen por el fondo, pero a sabiendas de que la instituci¨®n s¨®lo podr¨ªa examinar las cuentas, dictaminar los da?os y exigir responsabilidades a los gestores de la entidad afectada; porque carece de recursos para corregir crisis bancarias graves. Aunque le pese a la AEB, la decisi¨®n sobre qu¨¦ bancos o cajas deber¨ªan ser salvados o condenados excede en mucho la capacidad de la ventanilla del fondo.

Solbes, por su parte, amaga sin precisar. Cuando menciona una hipot¨¦tica recapitalizaci¨®n bancaria con recursos p¨²blicos no aclara qu¨¦ capacidad se atribuir¨ªa el Estado para imponer sus criterios en la entidad intervenida. El Gobierno necesita un programa de actuaci¨®n muy claro, seg¨²n sea la gravedad del caso, por si ha de intervenir de forma r¨¢pida. La fusi¨®n de las cajas de ahorros es la soluci¨®n m¨¢s leve, recomendable en casos de acuerdo t¨¦cnico y pol¨ªtico, y siempre que se expongan sobre la mesa los costes expl¨ªcitos y los ocultos de cada operaci¨®n. Pero es posible que una entidad con dificultades no tenga posibilidad de fusi¨®n; en ese caso, el FGD debe hacerse cargo de su reflotamiento o de los tr¨¢mites de su desaparici¨®n. Para los casos m¨¢s graves, si llegaran a producirse, es decir, aquellos que eventualmente afectaran a entidades grandes cuya ruina causara grandes da?os en el mercado financiero, la ¨²nica soluci¨®n ser¨ªa la recapitalizaci¨®n directa con dinero p¨²blico. Eso s¨ª, a cambio de participaci¨®n del Estado en el capital mediante acciones con plenos derechos pol¨ªticos y econ¨®micos. Si alguna lecci¨®n cabe extraer de la ya prolongada crisis financiera es precisamente que las inyecciones de capital sin control posterior son tan est¨¦riles como apilar dinero en un pozo sin fondo.

Es muy posible que el Gobierno tenga dificultades para explicar sin subterfugios ni rodeos un protocolo de intervenci¨®n bancaria. Pero est¨¢ obligado a intentarlo, en parte para frenar la confusi¨®n reinante, pero tambi¨¦n para que no haya equ¨ªvocos si llega el momento decisivo. Que quiz¨¢ no llegue.