La bola y la cadena de Obama
Dos signos de los tiempos: primero, un amigo banquero me se?alaba que uno sabe que su banco tiene problemas cuando el precio de sus acciones es m¨¢s bajo que el coste de sacar dinero de uno de sus cajeros autom¨¢ticos. Segundo, vayan a Google y escriban estas cuatro letras: m-e-r-e. Antes de que escriban nada m¨¢s, Google mostrar¨¢ una lista con las posibles cosas o personas que ustedes est¨¢n buscando, y al principio de esa lista aparecer¨¢ el nombre de Meredith Whitney. Sale antes de "merengue" y "Meredith Viera". ?Qui¨¦n es Meredith Whitney? Es una analista de banca que se ha hecho famosa porque el a?o pasado anunci¨®, mucho antes de que lo hicieran otros, que Citigroup estaba hasta el cuello de hipotecas basura y que probablemente no sobrevivir¨ªa en su forma actual.
Los problemas con los bancos amenazan con devorar toda la presidencia de Obama
?Saben cu¨¢ntas personas tienen que estar busc¨¢ndole a uno para que con s¨®lo escribir cuatro letras aparezca su nombre lo primero? ?Muchas! Pero no me sorprende. Nuestro sistema bancario tiene tantos problemas que todo el mundo busca un remedio m¨¢gico, y a la persona que pueda dar con ¨¦l. Por desgracia, no lo hay.
Yo estoy preocupado. Acabamos de elegir a un joven presidente con talento y con muchas buenas intuiciones respecto a la forma de darle un empuj¨®n a nuestro pa¨ªs, ampliar la asistencia sanitaria para que cubra a m¨¢s gente, hacer que nuestro sistema tributario sea m¨¢s justo e impulsar una revoluci¨®n industrial verde. Pero, ?saben lo que me da miedo? Tengo miedo de que toda esta primera legislatura pueda ser devorada por Citigroup, AIG, Bank of America, Merrill Lynch y toda la burbuja inmobiliaria y de hipotecas de alto riesgo que hemos ido hinchando estos ¨²ltimos 20 a?os.
Espero que mis temores sean exagerados. Pero preg¨²ntense lo siguiente: ?por qu¨¦ no ha podido el ex secretario del Tesoro, Hank Paulson, resolver este problema? ?Y por qu¨¦ da la impresi¨®n de que su sucesor, Tim Geithner, ni siquiera se atreve a mirarnos a los ojos y exponer claramente su estrategia? ?Es porque no se dan cuenta? No. Es porque saben -como Roy Scheider en la pel¨ªcula Tibur¨®n, en el momento en que ve por primera vez al gran tibur¨®n blanco- que "vamos a necesitar un barco m¨¢s grande", y les da demasiado miedo decirnos lo grande que tiene que ser.
Este problema es m¨¢s complicado de lo que puedan imaginar. Estamos saliendo de un atrac¨®n crediticio de 20 a?os. Como pa¨ªs, fuimos muchos los que dejamos de ganar dinero fabricando cosas y empezamos a ganar dinero con el dinero: consumidores ganando dinero gracias a la subida del precio de la vivienda y empleando las ganancias en comprar televisores chinos de pantalla plana con sus tarjetas de cr¨¦dito, y banqueros ganando dinero mediante la creaci¨®n de valores complejos y apalancamiento, de forma que cada vez m¨¢s consumidores pudiesen meterse en el juego del cr¨¦dito.
Cuando esta enorme burbuja se pinch¨®, cre¨® un cr¨¢ter tan profundo que no podemos ver su fondo, porque ese agujero es la consecuencia de dos excesos relacionados entre s¨ª. Algunos bancos tienen problemas por culpa de los valores hipotecarios de alto riesgo que tienen en sus libros de cuentas y que ahora s¨®lo valen 20 c¨¦ntimos por d¨®lar debido a la morosidad generalizada.
Y muchos otros bancos (los que asumieron m¨¢s apalancamiento, como Citigroup y BoA) tienen problemas por culpa de todos los pr¨¦stamos en sus libros de cuentas que ahora no pueden devolverse. La mayor¨ªa de los grandes bancos a¨²n no han saneado esos pr¨¦stamos porque, si lo hicieran, ser¨ªan insolventes. Para rescatar los valores t¨®xicos de alto riesgo har¨¢n falta miles de millones de d¨®lares; para los pr¨¦stamos podr¨ªan necesitarse billones.
Escalar las paredes de un cr¨¢ter tan profundo va a ser dif¨ªcil. Cualquier paso importante que intentemos dar podr¨ªa disparar otros problemas, cuyo alcance no llegamos a entender del todo. Necesitamos crear un banco malo que compre y conserve los activos t¨®xicos de las hipotecas basura, o bien que el Gobierno compre el primer lote y cree un mercado, pero esto probablemente conllevar¨ªa rescatar a bancos que han actuado de forma muy imprudente. Es un precio que yo pagar¨ªa por salvar el sistema, pero hasta eso resulta muy complicado.
La nacionalizaci¨®n de Citigroup puede parecer buena idea en teor¨ªa, pero poner a Citigroup en suspensi¨®n de pagos podr¨ªa desencadenar toda clase de impagos de contratos derivados que el banco ha suscrito. Puede que sea inevitable, pero ser¨ªa mejor que comprendi¨¦semos todos los riesgos que correr¨ªan las otras partes para que no desencadenemos sin darnos cuenta m¨¢s efectos domin¨® del tipo Lehman Brothers.
Por el momento, el equipo de Obama parece que se inclina por un intento gradual de devolverles la salud a estos bancos enfermos mediante sucesivas transfusiones de sangre: 30.000 millones de d¨®lares m¨¢s para AIG hoy, otros 40.000 millones de d¨®lares para Citigroup ma?ana. Y s¨®lo Dios sabe cu¨¢nto dinero necesitar¨¢ Bank of America despu¨¦s de que su breve escarceo amoroso con Merril Lynch le contagiara la enfermedad de los activos t¨®xicos. La Reserva Federal y el Tesoro parecen estar intentando darles a estos bancos el capital suficiente para que sobrevivan durante los pr¨®ximos dos a?os, mientras eliminan el apalancamiento y los riesgos de sus carteras, y luego, a esperar que todo vaya bien.
Si aciertan, el presidente (al igual que el resto de nosotros) s¨®lo tendr¨¢ un primer a?o de gran sufrimiento y luego podr¨¢, poco a poco, dejar atr¨¢s la crisis bancaria.
Por ahora, sin embargo, los bancos siguen amenazando con consumir toda la presidencia de Obama. De hecho, siento informarles de que si escriben en Google estas dos letras, b-a, lo primero que aparece no es Barack Obama. Es Bank of America. Barack Obama aparece en tercer lugar.
? 2009 New York Times Service. Traducci¨®n de News Clips.
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