Nos hemos vuelto exigentes
No conozco a nadie que, dos meses antes de las elecciones, pensase que estas podr¨ªan ser ganadas por el PP. Ha sucedido, sin embargo. Esto ha sido causa de un gran disgusto para Touri?o y Quintana, que han sufrido en sus propias carnes el Sic Transit Gloria Mundi. Han pasado en un pisp¨¢s del todo a la nada. Es una lecci¨®n que tal vez aproveche a N¨²?ez Feij¨®o. Como a los emperadores de Roma alguien debiera susurrarle en el o¨ªdo "Recuerda que eres mortal". Y es que, aunque Mariano Rajoy haya sentenciado que "Galicia es del PP", y aunque la tendencia general a la autocompasi¨®n hace que muchos de entre sus antagonistas compartan el dictamen, -es un modo de eludir la propia responsabilidad-, lo cierto, sencillamente, es que eso no es verdad.
La gente que nos ha gobernado mal, sin coraje ni ideas, es la que tienen en casa
En este momento el PP no suma a la instalaci¨®n en la Xunta las cuatro diputaciones. No gobierna en la mayor¨ªa de los ayuntamientos del pa¨ªs, ni tampoco el Estado central. En la Galicia de hoy la totalidad de las ciudades y buena parte de los ayuntamientos m¨¢s poblados siguen gobernados por socialistas y nacionalistas, igual que las diputaciones de Lugo y A Coru?a. Adem¨¢s, la suma de los votos de ambos sigue siendo superior a los votos obtenidos por los conservadores. La competici¨®n, por lo tanto, sigue estando abierta.
Esto, salvo, claro, que los socialistas decidan prescindir de los pactos con el BNG y suicidarse como opci¨®n de gobierno. O que los nacionalistas, como suelen hacer, sepulten en un mont¨®n de palabras su propio vac¨ªo. El harakiri siempre es una opci¨®n muy atractiva para aquellos que no le cogen gusto a las cosas del mundo. En caso contrario no hay motivo para concluir que el PP va a estar instalado en el poder de modo eterno, como era el caso durante la era Fraga.
Y es que aunque el se?or N¨²?ez Feij¨®o ha ganado la batalla a lomos de caballos discutibles, que tal vez le reclamen en el futuro su raci¨®n de pienso, no puede caber duda de que lo ha hecho en virtud de un voto m¨¢s o menos ideol¨®gico. Lo demuestra el hecho de que haya ganado terreno en las ciudades y lo haya perdido en la Galicia rural. La victoria del PP es la suma de los descontentos y de los que han querido tragarse el cuento conservador. En realidad, el bipartito se ha derrotado a s¨ª mismo por una gesti¨®n roma en la que el gobierno no ha tenido a bien defender sus puntos de vista, si es que los ten¨ªa. Ha sido un gobierno incompetente, dicho sea con todos los respetos.
Desde luego, alguna responsabilidad le cabe en ello a los dirigentes de ambos partidos, que no supieron ni quisieron escuchar. "El car¨¢cter es el destino" escribi¨® Her¨¢clito: los dos se sent¨ªan m¨¢s c¨®modos en la gesti¨®n de las cosas que en la interpretaci¨®n de los latidos del pa¨ªs. Les ha fallado la intuici¨®n, sin la que no puede haber un buen juicio pol¨ªtico. Los dos se subieron a la peana con la m¨¢xima facilidad y han tenido que bajarse de ella a toda velocidad. Dicho esto, no es de recibo la reacci¨®n que han tenido sus respectivos partidos. PSdeG y BNG se han apresurado a deshacerse de los cad¨¢veres de ambos dirigentes con demasiada facilidad y a lavarse las manos tal vez con demasiada prontitud.
Pero Ricardo Varela estaba ah¨ª y tambi¨¦n Pachi V¨¢zquez. Fernando Blanco y Su¨¢rez Canal tambi¨¦n. Los as¨ª llamados aparatos no pueden torcer el gesto como si la cosa no fuera con ellos. La gente que nos ha gobernado mal, la que no ha tenido coraje ni tampoco ideas, la que no ha hecho bien las cosas, es la que tienen en casa. No hemos sabido que en estos a?os alguien haya levantado la voz para defender otros puntos de vista, valores, sensibilidad o ideas. De hecho, los dos partidos est¨¢n hu¨¦rfanos de todo ello y eso es, en gran medida, la causa ¨²ltima del desastre electoral. Mientras no entiendan que el paladar de la Galicia de hoy es m¨¢s exigente no habr¨¢n entendido nada.
PSdeG y BNG son partidos lastrados por su propia historia. La dificultad para que ambos retornen al poder hay que buscarla, sobre todo, en ellos mismos. Si de verdad se creen las explicaciones que dan en p¨²blico acerca de la derrota no hay nada que hacer y m¨¢s vale que nos avisen a los electores para que nos ahorremos el viaje a las urnas en el futuro. Si conservan s¨®lo un poco de inteligencia debieran saber lo que tienen que hacer.
De hecho, sobre el papel N¨²?ez Feij¨®o no lo tiene f¨¢cil. Veremos que da de s¨ª el nuevo PPdeG, su capacidad para forjar consensos, gestionar instituciones, crear ilusi¨®n y gobernar el pa¨ªs. Ser de derechas no es, que se sepa, una eximente, as¨ª que deber¨ªa cumplir sus promesas de regeneraci¨®n democr¨¢tica: la ley de la CRTVG podr¨ªa ser un buen aperitivo. Y la crisis crear¨¢ sus propios descontentos. La lista de retos para ¨¦l no es balad¨ª, como parecen pensar, sin embargo, sus competidores. Pero, sobre todo, ya ha pasado el tiempo, su momento no es el de Fraga, esta Galicia no es aquella Galicia y si las confunde, como lo ha hecho el bipartito, puede salir tan trasquilado como ellos.
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