Patriotismos y canallas
Si voy entendiendo bien el follet¨ªn en que se ha convertido ¨²ltimamente la cr¨®nica pol¨ªtico-judicial espa?ola, parece ser que la trama de aprovechados y corruptos hoy investigada como caso G¨¹rtel sent¨® sus reales en el aparato central del Partido Popular a mediados de los a?os noventa, durante el cada vez m¨¢s f¨¦rreo liderazgo de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar, y mantuvo entrada franca en los despachos m¨¢s altos de G¨¦nova 13 hasta, por lo menos, comienzos del a?o 2003. S¨®lo a partir de entonces, y tras serios encontronazos con Mariano Rajoy, Francisco Correa y compa?¨ªa, trasladaron su campo principal de actividades a las administraciones auton¨®micas y municipales de Madrid y de la Comunidad Valenciana en manos del PP.
Sugerir, como hizo Rosa D¨ªez, que la Generalitat se halla sobrefinanciada es una provocaci¨®n y un insulto
O sea que, por un lado, el aguerrido portavoz del Gobierno, Miguel ?ngel Rodr¨ªguez Baj¨®n, se chanceaba de las selecciones deportivas catalanas, que acabar¨ªan "jugando a las canicas"; y la entonces ministra de Educaci¨®n, Esperanza Aguirre, trataba de homogeneizar por decreto la ense?anza de las Humanidades en todo el solar patrio; y el presidente Aznar cantaba las excelencias de "una naci¨®n seria como Espa?a", destinada a ser "uno de los pa¨ªses m¨¢s importantes del siglo XXI en Europa"; y el titular de Defensa, Federico Trillo-Figueroa, conseguia plantar la bandera rojigualda tanto en medio de la madrile?a plaza de Col¨®n como en lo alto del islote norteafricano de Perejil...
Pero al mismo tiempo, no lejos de los pr¨®ceres citados, en las proximidades de ese "clan de Becerril" cuyo miembro m¨¢s conspicuo era el inminente yern¨ªsimo Alejandro Agag, florec¨ªa un voraz sector de los negocios al frente del cual un modesto empleado de agencia de viajes se transmutaba de la noche a la ma?ana en ostentoso empresario; y de creer a la investigaci¨®n policial y a los indicios sumariales, se repart¨ªan sobornos a cambio de monopolizar la organizaci¨®n de eventos, m¨ªtines y campa?as para el partido; y se ganaban voluntades con el obsequio de coches Jaguar.
Es decir, que mientras unos se envolv¨ªan en la bandera, y enarbolaban una lectura fundamentalista de la Constituci¨®n de 1978, y espoleaban desde la FAES el rearme doctrinal espa?olista, otros muy cercanos a los primeros pon¨ªan el cazo, y reba?aban el plato de la corrupci¨®n y del tr¨¢fico de influencias. Es algo parecido a lo que ocurr¨ªa simult¨¢neamente -y al parecer ha seguido ocurriendo despu¨¦s- en la Comunidad Valenciana: unos mandatarios que en p¨²blico advert¨ªan de la horrible amenaza pancatalanista y consideraban las evidencias filol¨®gicas como un atentado a su identidad colectiva, pero en privado no conservaban las facturas de sus trajes..., y enti¨¦ndase el concepto trajes en amplio sentido metaf¨®rico.
Cambiemos ahora de registro sin cambiar de tema. El pasado s¨¢bado tuvo lugar en Madrid una manifestaci¨®n de miles de miembros del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa convocados por sus sindicatos para exigir, con todo el derecho del mundo, mejoras salariales. Resultaba ya menos razonable que, para leer el manifiesto final, los organizadores eligiesen a Rosa D¨ªez Gonz¨¢lez, ¨²nica diputada en el Congreso del partido ultraespa?olista Uni¨®n, Progreso y Democracia (UPyD), organizaci¨®n que lleva consagrada su corta existencia a combatir las pol¨ªticas ling¨¹¨ªsticas vigentes en Catalu?a, Euskadi y Galicia, y a reclamar una reforma de la ley electoral que margine a los partidos nacionalistas perif¨¦ricos. Y es de una demagogia indecente lo que la se?ora D¨ªez dijo al t¨¦rmino de la marcha: que si el Gobierno no puede subir el sueldo de los polic¨ªas es porque ha hecho "transferencias de fondos millonarias" a la Generalitat de Catalu?a.
En primer lugar la se?ora D¨ªez, que fue durante casi siete a?os (de octubre de 1991 a julio de 1998) consejera de Comercio, Consumo y Turismo de un Gobierno vasco de coalici¨®n entre el PNV y los socialistas y que, en calidad de tal, gestion¨® sin escr¨²pulo de conciencia alguno un presupuesto nutrido desde el privilegiado r¨¦gimen del concierto econ¨®mico (el que permiti¨® pagar la famosa campa?a promocional Euskadi: ven y cu¨¦ntalo, por ejemplo) esa se?ora no se halla legitimada para criticar las f¨®rmulas ni las demandas financieras de ninguna otra comunidad aut¨®noma. Con los datos de las balanzas fiscales publicados meses atr¨¢s y a la vista del exasperante bloqueo negociador de la nueva financiaci¨®n catalana, sugerir que la Generalitat se halla sobrefinanciada es una provocaci¨®n y un insulto.
S¨ª, porque ?qu¨¦ l¨®gica dictamina que, para mejorar la remuneraci¨®n de los polic¨ªas, sea preciso recortar las transferencias a la Generalitat? ?Y por qu¨¦ no suprimir el Instituto Cervantes, o cerrar unas cuantas embajadas de Espa?a en pa¨ªses secundarios, o comprar dos o tres aviones de combate menos, o...? Yo les dir¨¦ cu¨¢l es la l¨®gica nacionalista subyacente a las palabras de Rosa D¨ªez: la proyecci¨®n exterior de la lengua y la cultura espa?olas, el despliegue diplom¨¢tico del Estado por todos los rincones del planeta, el mantenimiento de la capacidad operacional de las Fuerzas Armadas, etc¨¦tera, son necesidades objetivas que est¨¢n fuera de discusi¨®n, son dispendios de inter¨¦s nacional. En cambio, los de las autonom¨ªas son gastos superfluos, excesivos, poco justificados, puesto que ellas mismas constituyen estructuras suntuarias, taifas derrochadoras, tinglados artificiosos con ¨ªnfulas de estatalidad.
Ciertos articulistas gustan de citar a menudo la conocida frase de Samuel Johnson, el escritor ingl¨¦s del siglo XVIII: "El patriotismo es el ¨²ltimo refugio de los canallas". Puede que s¨ª; pero, en tal caso, la capacidad de amparar canallas de cada patriotismo ser¨ªa proporcional al tama?o de ¨¦ste, ?no? Pues juzguen ustedes mismos, entre los que tenemos cerca, cu¨¢l es el m¨¢s grande.
Joan B. Culla i Clar¨¤ es historiador
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