Rimbaud, m¨¢s all¨¢ de su leyenda
Las cartas in¨¦ditas del poeta, casi unas memorias, descubren su faceta m¨¢s ¨ªntima
Para Albert Camus era "el m¨¢s grande de todos", y Patti Smith lo consideraba "el primer poeta punk". A Arthur Rimbaud (1854- 1891) le bast¨® un libro, Una temporada en el infierno, para convertirse en mito. Ten¨ªa 18 a?os y poco despu¨¦s decidi¨® que la literatura hab¨ªa muerto para ¨¦l. Quer¨ªa vivir todas las vidas. Y, aunque muri¨® a los 37 a?os de un c¨¢ncer de huesos, casi lo consigui¨®. Prometo ser bueno: cartas completas (Barril & Barral) re¨²ne la correspondencia completa del poeta. Misivas autobiogr¨¢ficas que revelan los miedos y anhelos en la desesperada voz de un hombre condenado a errar, que viaj¨® incansablemente, fue profesor, mendigo, explorador, comerciante, traficante de armas y hasta miembro de un circo. La desamparada huida de un poeta cuyas consignas visionarias -"Yo es otro", "Hay que ser absolutamente moderno", "La verdadera vida est¨¢ ausente"- le convirtieron en el gran mito de la rebeld¨ªa adolescente. Lejos de esa imagen, su correspondencia, in¨¦-dita hasta ahora en Espa?a, descubre a otro Rimbaud. M¨¢s ¨ªntimo y alejado de la leyenda.
Inquieto, irascible e insensato, tambi¨¦n creci¨® y a?or¨® sentar cabeza
"?De qu¨¦ sirven estas idas y venidas, estas fatigas?", escribe en 1883
El libro incluye el 'dossier' con el juicio por el disparo a su amante, Verlaine
"En fin, nuestra vida es miserable, una miseria eterna. ?Para qu¨¦ vivimos?"
Inquieto, irascible e insensato, tambi¨¦n a?or¨® sentar la cabeza. En 1883 confiesa a los suyos el deseo de tener una familia: "Isabelle [su hermana] se equivoca con su decisi¨®n de no casarse si alguien serio y experimentado se presenta, alguien con un futuro. La vida es as¨ª y la soledad es mala cosa. Yo echo de menos el estar casado y tener una familia. Pero estoy condenado a errar [...] ?De qu¨¦ sirven estas idas y venidas, estas fatigas, estas aventuras junto a razas extranjeras, estas lenguas con las que uno se llena la memoria y estas penas sin nombre si no puedo, pasados algunos a?os, descansar en un lugar que me guste, encontrar una familia y tener un hijo con el que pasar el resto de mi vida, educ¨¢ndolo como quiera, crear y armar la instrucci¨®n m¨¢s completa que alguien pueda esperar, y que lo vea convertirse en un ingeniero prestigioso, un hombre rico y poderoso gracias a la ciencia?".
Y en 1889, el poeta muestra un apego familiar impropio del mito: "Mi querida mam¨¢, mi querida hermana: al mismo tiempo que me excuso por no escribiros m¨¢s a menudo, aprovecho para desearos un feliz a?o 1890, una buena salud. Sigo muy ocupado y me comporto lo mejor que soy capaz mientras me aburro mucho, mucho. Recibo tambi¨¦n pocas noticias vuestras. Sed m¨¢s prolijas y no dud¨¦is que soy vuestro servidor".
Atr¨¢s quedan la rabia y el entusiasmo de sus cartas a Paul Verlaine, amante, que cansado de su joven y embarazada mujer huye con ¨¦l y le llama "el hombre de las suelas de viento". La relaci¨®n de Verlaine y Rimbaud no tard¨® en convertirse, tal y como la defini¨® el propio poeta, en las de "un marido infernal y una virgen loca". En julio de 1873 escribe: "Vuelve, vuelve, querido amigo, amigo ¨²nico, vuelve. Prometo ser bueno. Si me he mostrado desagradable contigo, fue tan s¨®lo una broma; me ofusqu¨¦, me arrepiento de ello m¨¢s de lo que eres capaz de imaginar. Vuelve, todo se habr¨¢ olvidado totalmente. ?Qu¨¦ desgracia que te hayas tomado en serio esta broma! No paro de llorar desde hace dos d¨ªas. Vuelve. S¨¦ valiente, querido amigo. Nada est¨¢ perdido todav¨ªa. [...] No me ir¨¢s a olvidar, ?verdad? No, no puedes olvidarme, yo te llevo siempre conmigo".
Adem¨¢s de las cartas, Prometo ser bueno (que el lunes se presenta en Madrid en una jornada en el Centro Cultural Moncloa que incluye un recital de poes¨ªa, un concierto, una mesa redonda y la proyecci¨®n de un documental) re¨²ne el Dossier de Bruselas con las declaraciones e interrogatorios sobre el disparo a Paul Verlaine, las cartas de su hermana Isabelle a su madre y un art¨ªculo, de cuya autor¨ªa no se ten¨ªa constancia hasta 2008, publicado con el seud¨®nimo de Jean Baudry en una revista en 1870.
La vida dej¨® su huella en el poeta de los ojos azules ("Me porto bien, pero el pelo se me encanece por minutos. Hace tanto tiempo que esto sucede que temo que mi cabeza parezca ahora a la de una borla de maquillaje. Resulta desoladora semejante traici¨®n del cuero cabelludo, pero ?qu¨¦ hago?"). Hasta que en 1891, meses antes de que le amputen la pierna carcomida por el c¨¢ncer de huesos que le matar¨¢, pide a su madre que le env¨ªe unas medias para aliviarle. "Me encuentro mal. Tengo en la pierna derecha varices que me hacen sufrir mucho. [...] Hazme este favor: c¨®mprame un remedio para las varices, para una pierna larga y enjuta. [...] La mala alimentaci¨®n, los alojamientos malsanos, las ropas demasiado ligeras, los problemas de todo tipo, el aburrimiento, la rabia permanente en medio de negros tan imb¨¦ciles como canallas; todo esto ataca profundamente la moral y la salud en muy poco tiempo. Uno envejece muy r¨¢pidamente aqu¨ª, como en todo el Sud¨¢n".
Ya con la pierna amputada, en un hospital de Marsella, incapaz de dormir y descansar por los dolores, le escribe a su hermana Isabelle: "Mi querida hermana: No me has escrito. ?Qu¨¦ ha pasado? Tu carta me asust¨®, me gustar¨ªa tener noticias tuyas. Espero que no sean nuevos problemas, ?ya tenemos bastantes! No dejo de llorar d¨ªa y noche, soy un hombre muerto, lisiado de por vida. [...] No s¨¦ qu¨¦ hacer. Todo esto me ha vuelto loco: no consigo dormir ni un solo minuto. En fin, nuestra vida es miserable, una miseria eterna. ?Para qu¨¦ vivimos? Enviadme noticias".
Babelia
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