El 'narco' se instala en Guinea-Bissau
Tras el asesinato del jefe del Ej¨¦rcito, militares leales a ¨¦ste mataron al presidente. Uno de los diez pa¨ªses m¨¢s pobres del planeta se ve en manos de traficantes que env¨ªan droga a Europa
Carmelita Pires, responsable del plan de lucha contra el narcotr¨¢fico en Guinea-Bissau, lleva tiempo advirtiendo de que el narcotr¨¢fico intenta comprar el poder pol¨ªtico de su pa¨ªs. "El Estado no vive del dinero de la droga, pero s¨ª hay gente importante que vive de la droga", explica, en conversaci¨®n telef¨®nica desde Bissau. Pires ha sido amenazada de muerte por su pulso firme contra el narcotr¨¢fico. Numerosos observadores tildan de "Narcoestado" a Guinea-Bissau, convertida, por la fuerza de los hechos, en una plataforma para la recepci¨®n y almacenamiento de droga desde Am¨¦rica y su distribuci¨®n posterior a Europa, como ha advertido la propia ONU.
Las palabras de la responsable del plan de lucha contra el narcotr¨¢fico cobran toda su importancia tras el trauma vivido por el pa¨ªs africano hace tres semanas, cuando fueron asesinados, sucesivamente, el jefe del Estado Mayor del Ej¨¦rcito, Batiste Tagm¨¦ na Wai¨¦, y el presidente de la Rep¨²blica, Nino Vieira, en un aparente ajuste de cuentas no ajeno a los intereses del tr¨¢fico de drogas. Tras la muerte del jefe del Ej¨¦rcito, militares leales a ¨¦ste mataron al presidente Vieira.
"Mi seguridad es muy precaria", reconoce la responsable del plan de lucha contra el narcotr¨¢fico en Bissau
Antes de su puesto actual, Carmelita Pires fue ministra de Justicia. Toda esa trayectoria le ha hecho vivir en primera fila los zarpazos del poder oscuro que atenaza a su pa¨ªs. Por ejemplo, cuando era ministra tuvo un papel destacado en la investigaci¨®n sobre el caso de dos aviones que aterrizaron en Bissau en julio de 2008, con una carga de 500 kilos de coca¨ªna. Los dos tripulantes de la nave que transportaba la droga, mexicanos con pasaporte venezolano, y tres guineanos fueron detenidos. Despu¨¦s de intensas presiones, el caso fue archivado judicialmente por falta de pruebas, cuando las autoridades mexicanas ya hab¨ªan solicitado la extradici¨®n del piloto, Carmelo V¨¢squez Guerra, vinculado al cartel de Sinaloa e implicado en otro caso anterior de transporte de coca¨ªna en M¨¦xico. El juez guineano decret¨® la libertad de V¨¢squez Guerra alegando que hab¨ªa expirado el plazo de detenci¨®n provisional. Y el sospechoso, naturalmente, se esfum¨®. Nada se pudo averiguar sobre la red de c¨®mplices que tuviera en Guinea-Bissau, donde la presencia de colombianos es m¨¢s que ostensible.
"Siempre he dicho que no puede haber extranjeros sin conexiones locales", se?ala la ex ministra Carmelita Pires. Las autoridades guineanas pidieron el apoyo de Interpol, de la DEA (la agencia antidrogas estadounidense) y del FBI. A la vista del carpetazo al asunto, no puede decirse que la petici¨®n de apoyo lanzada desde Bissau sirviera de mucho.
"Sent¨ª una gran frustraci¨®n cuando los detenidos fueron puestos en libertad", recuerda Pires. Esta mujer valiente no tira la toalla: sus sospechas, como sus temores, son hoy m¨¢s serios que nunca, pero no se va del pa¨ªs. "Estoy aqu¨ª y de aqu¨ª no voy a salir. Mi seguridad es muy precaria. Aqu¨ª no sabemos qui¨¦n es qui¨¦n. Y no sabemos lo que puede ocurrir. Ni cu¨¢l es la fuerza de los carteles".
Guinea-Bissau necesita con extrema urgencia una reforma profunda de las Fuerzas Armadas como primer paso para lograr una m¨ªnima gobernabilidad. El consenso en este punto es un¨¢nime en Naciones Unidas y tambi¨¦n entre los vecinos de aquel peque?o y tumultuoso pa¨ªs de ?frica occidental, donde tres jefes del Estado Mayor han sido asesinados sin que la justicia haya podido esclarecer ninguno de esos cr¨ªmenes.
Informaciones recogidas en Bissau indican que el sofisticado artefacto activado por control remoto utilizado en el atentado contra Tagm¨¦ no forma parte de los arsenales de los militares guineanos. Fabricada en Tailandia, la bomba s¨®lo est¨¢ al alcance de una organizaci¨®n con cierto poder: un cartel de la droga, por ejemplo. Antes de su muerte, el general Tagm¨¦ hab¨ªa descubierto 200 kilos de coca¨ªna ocultos en un hangar del Estado Mayor, seg¨²n revela un oficial guineano bajo exigencia de anonimato. En su momento, el general orden¨® inmediatamente abrir una investigaci¨®n, que hasta ahora no ha dado resultado alguno.
Olvidada entre las 10 naciones m¨¢s pobres del planeta, con un mill¨®n y medio de habitantes, Guinea-Bissau tiene un Estado d¨¦bil e incapaz, que no puede ejercer su autoridad ni defender las decenas de islas que conforman el archipi¨¦lago de Bijagos, por donde entra impunemente la coca¨ªna transportada por v¨ªa mar¨ªtima desde el continente americano. De all¨ª, la droga sigue su curso hacia Europa por tierra, mar o aire, seg¨²n los casos.
La muerte del presidente y del jefe del Ej¨¦rcito de Guinea-Bissau tambi¨¦n ha sembrado la alarma entre los pa¨ªses vecinos de la costa occidental africana. Senegal ha propuesto una conferencia internacional sobre la situaci¨®n guineana; el primer ministro de Cabo Verde, Jos¨¦ Maria Neves, ha dicho que Guinea-Bissau se encuentra ante su ¨²ltima oportunidad para sobrevivir como Estado viable; y se escuchan de nuevo voces que lo describen como el primer narcoestado de ?frica. Luis Amado, ministro de Exteriores de Portugal -la antigua metr¨®poli- subraya que las Fuerzas Armadas de Guinea-Bissau deben encontrar una v¨ªa de reforma y de estabilidad, que permita poner fin a diez a?os de "sobresaltos".
El pa¨ªs no ha conseguido recuperarse de las heridas de la ¨²ltima guerra civil de 1998, y la situaci¨®n econ¨®mica es peor que antes del estallido de aquella contienda. Lo reconoce el embajador de Guinea-Bissau en Lisboa, Apolinario Mendes Carvalho, al t¨¦rmino de una reuni¨®n de la Comunidad de Pa¨ªses de Lengua Portuguesa (CPLP) para tratar la crisis guineana. El problema de las Fuerzas Armadas es end¨¦mico. Para empezar, nadie sabe con certeza la cifra de los miembros de la milicia: oficialmente, son 4.000 hombres, pero algunas fuentes hablan de 10.000. "Habr¨ªa que echar a la mitad como m¨ªnimo", asevera el embajador. Pero sin dinero para pagar jubilaciones, un recorte dr¨¢stico en las filas castrenses ser¨ªa peor remedio que la enfermedad. ?D¨®nde ir¨ªan a parar los ex militares entrenados en el uso de las armas? "La fragilidad del Estado abri¨® la puerta al narcotr¨¢fico", reconoce el embajador Mendes Carvalho.
Sin ayuda internacional no es posible pensar en una reforma militar en ese pa¨ªs. Pero ¨¦sta no llega. Guinea-Bissau ha recibido ayuda para la celebraci¨®n de elecciones -las ¨²ltimas costaron cuatro millones de euros-, pero no para tres grandes prioridades del pa¨ªs: reforma de las Fuerzas Armadas y del aparato de seguridad, reducci¨®n de la pobreza y combate al narcotr¨¢fico. "Muchos prometieron, pero apenas lleg¨® nada. La cooperaci¨®n espa?ola ha sido una honrosa excepci¨®n", a?ade el embajador.
Y en breve plazo deber¨ªan celebrarse nuevas elecciones a la presidencia de Guinea-Bissau. -
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