Esta crisis tan francesa
Aqu¨ª tambi¨¦n, claro, la crisis sopla como un vendaval llev¨¢ndose todo por delante: los telediarios se llenan de malas noticias. Todo es econom¨ªa de andar por casa: los semanarios imprimen n¨²meros especiales con consejos y gu¨ªas para aprovechar (o no arruinarse) en la vor¨¢gine inmobiliaria; los incontables bares y restaurantes parisienses y fuera de Par¨ªs sacan ofertas medio en broma medio en serio: "Caf¨¦ anticrisis a un euro, de 10.00 a 11.00", "men¨² de crisis, los martes, a 4 euros".
Hace poco, en uno de estos bares parisienses en los que nadie habla con nadie jam¨¢s, un comensal se levant¨®, dej¨® dos euros de propina y se puso el abrigo; antes de salir, se lo pens¨® mejor, regres¨® a la mesa y cogi¨® un euro, considerando que con el otro ya iba que chutaba el del bar. Al lado, un parroquiano que hasta entonces se limitaba a mirar desde?osamente por la ventana gui?¨® el ojo al otro y le sonri¨® con cierta complicidad: "Joder con la crisis, eh ?colega?".
Los bares de la capital ofrecen "caf¨¦ anti-crisis" a un euro
Los franceses son, de lejos, los que m¨¢s protestan por la crisis
Y eso que el semanario Le Point se desmarcaba hace unas semanas de la corriente general pesimista y rese?aba las 12 caracter¨ªsticas sociales, geogr¨¢ficas, culturales y econ¨®micas que, en su opini¨®n, convierten a Francia en un pa¨ªs particularmente pertrechado para afrontar la crisis planetaria. A saber: la alta natalidad (1), la independencia energ¨¦tica (gracias a su potencia nuclear) (2), su emplazamiento en medio de Europa (3), su red de transporte (4), su atractivo (sic) a la hora de acoger empresas (5), su industria agraria (6), su industria cultural (7), su modelo de capitalismo "de dos cabezas", esto es, que conjuga grandes empresas y peque?os inversores (8), su tasa de ahorro, que convierte a los franceses en "hormiguitas" (9), su industria de lujo (10), su atractivo (sic) tur¨ªstico (11) y su colch¨®n social (12).
A pesar del listado, los franceses son, de lejos, los que m¨¢s protestan en Europa por los efectos de la crisis. A raz¨®n de una huelga general cada mes y medio. El 28 de enero salieron a la calle dos millones y medio de personas; el jueves, tres millones, siempre seg¨²n los sindicatos. El ministro de Trabajo y Asuntos Sociales, Brice Hortefeux, ha definido as¨ª el af¨¢n reivindicativo del franc¨¦s: "Particularidad nacional impensable m¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras".
Algunos lo achacan a una actitud y a un car¨¢cter batallador con el que los trabajadores franceses consiguen no perder derechos. Otros (entre los que se cuentan los empresarios) lo atribuyen a un fuerte componente demag¨®gico de ciertos sectores protegidos, sobre todo de los funcionarios.
Una participante espa?ola que acudi¨® a la marcha del jueves, al contemplar la inmensa cantidad de familias enteras que se hab¨ªan sumado a la manifestaci¨®n, al talante festivo y ritual de la convocatoria, exclam¨®: "En el fondo, es una especie de fiesta local, como San Isidro en Madrid".
Al terminar la frase, como si la hubiera o¨ªdo, una charanga sindical, encaramada a un templete en la plaza de la Nation, atac¨® un pasodoble (sic). Algunos franceses, con m¨¢s o menos estilo, se animaron a bailar, mientras, eso s¨ª, segu¨ªan insultando a Sarkozy y a su pol¨ªtica "probanqueros" y "contra el pueblo". A la participante espa?ola, el sol de primavera y la m¨²sica pachanga le record¨® a¨²n m¨¢s las lejanas fiestas de su ciudad. -
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