Viento del Este, viento del Oeste
La cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de la UE, celebrada la pasada semana en Bruselas, dio carta de naturaleza a la crisis espec¨ªfica que padece una buena parte de los pa¨ªses del este y del centro de Europa, acuciados por el deterioro de sus balanzas de pagos y por una situaci¨®n financiera peor que la media del conjunto de Europa. Esos pa¨ªses, pertenezcan o no a la UE, son ahora uno de los eslabones m¨¢s d¨¦biles en la cadena de las dificultades econ¨®micas que el planeta est¨¢ sufriendo.
La respuesta de la UE a las necesidades urgentes para combatir esa coyuntura fue doble. Por una parte, los apoyos directos: se ha duplicado, hasta llegar a la cifra de 50.000 millones de euros, el l¨ªmite m¨¢ximo del mecanismo comunitario de ayuda financiera a las balanzas de pagos; a finales de 2008, el Consejo Europeo acord¨® un primer aumento de estas ayudas hasta los 25.000 millones, de los cuales se hab¨ªan utilizado 6.500 para apoyar a Hungr¨ªa y 3.100 millones para Letonia. Ampliando la cifra a 50.000 millones se pretenden evitar las tensiones especulativas a?adidas sobre los pa¨ªses de la zona con dificultades financieras.
Europa del Este puede necesitar una ayuda de m¨¢s de 230.000 millones de euros
La segunda medida habr¨¢ de aprobarse en el G-20 del 2 de abril, ya que supera el ¨¢mbito de la Europa emergente: la duplicaci¨®n de los recursos totales del Fondo Monetario Internacional (FMI) hasta que lleguen a los 500.000 millones de d¨®lares. A Europa le corresponder¨ªan unos 75.000 millones que, unidos a los 100.000 millones de Jap¨®n, presionar¨ªan a otras superpotencias como EE UU y China hasta alcanzar el medio bill¨®n. Una parte de ese incremento ir¨ªa destinada a los pa¨ªses europeos con dificultades de estrangulamiento de sus econom¨ªas. Como pusieron de manifiesto en una intervenci¨®n conjunta el pasado viernes los ex presidentes Felipe Gonz¨¢lez (Espa?a), C¨¦sar Gaviria (Colombia), Ricardo Lagos (Chile) y Julio Mar¨ªa Sanguinetti (Uruguay), buenos conocedores de las acciones del Fondo, ese aumento de los recursos del organismo multilateral s¨®lo servir¨¢ para ayudar a los pa¨ªses emergentes, pero ser¨ªa insuficiente para actuar en alguna de las zonas centrales del planeta (programa Hora 25 Global, de Uni¨®n Radio, dirigido por Angels Barcel¨®).
La Europa emergente padece un deterioro econ¨®mico muy acusado, con un espectacular endeudamiento p¨²blico y privado (la regi¨®n ha recibido en los tres ¨²ltimos a?os 1,7 billones de d¨®lares). En estos momentos sufre una reducci¨®n de sus exportaciones por la contracci¨®n de la econom¨ªa mundial, una ca¨ªda de los tipos de cambio de sus monedas y, sobre todo, la presencia de unos bancos occidentales (sobre todo austriacos, italianos y alemanes) con una gigantesca exposici¨®n al riesgo. Seg¨²n un informe del primer ministro h¨²ngaro, Ferenc Gyurcsany (que el s¨¢bado puso su cargo a disposici¨®n para no ser una r¨¦mora en la soluci¨®n de la recesi¨®n de su pa¨ªs), el apoyo regional podr¨ªa exigir m¨¢s de 230.000 millones de euros, de los cuales 180.000 estar¨ªan destinados a capitalizar los sistemas bancarios en cuesti¨®n y a reestructurar la deuda externa.
Los pa¨ªses, o los conjuntos regionales, tienen sus glacis geopol¨ªticos y econ¨®micos preferentes. El de Espa?a es Am¨¦rica Latina y el norte de ?frica, no Europa central. Por ello, la exposici¨®n directa de nuestro pa¨ªs a los efectos de su crisis es menor: posiciones marginales en el cr¨¦dito al consumo por parte de alg¨²n banco y presencia de empresas de construcci¨®n residencial y promoci¨®n inmobiliaria. El riesgo se manifiesta indirectamente en forma de contagio, sobre todo por las consecuencias que podr¨ªa tener una debacle en los pa¨ªses centrales de la UE, sobre todo en la locomotora alemana.
La crisis comienza a tener secuelas que desbordan la coyuntura. En el caso de la Europa emergente, la UE ha de actuar m¨¢s all¨¢ de sus intereses m¨¢s urgentes para evitar dos tendencias hasta ahora s¨®lo residuales. En primer lugar, la aparici¨®n de g¨¦rmenes proteccionistas: en algunos de los pa¨ªses de la zona ha empezado a hablarse de controles de capitales. Segundo, el distanciamiento de los ciudadanos de los valores y pol¨ªticas de la Uni¨®n Europea, a la que en unos casos se unieron a partir del a?o 2004 y en otros aspiraban a hacerlo en un futuro inmediato. Si estas tendencias se consolidasen, la crisis econ¨®mica devendr¨ªa en pol¨ªtica.
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