Freno al populismo
Tras una semana en la que el furor anticapitalista se extendi¨® por los vecindarios de Estados Unidos hasta tomar la colina del Capitolio, el Gobierno de Barack Obama recurri¨® ayer de nuevo al sector privado como compa?ero insustituible en la misi¨®n de cerrar la herida abierta en el sistema financiero.
El domingo, mientras cientos de col¨¦ricos contribuyentes se concentraban frente a las casas de algunos de los ejecutivos de AIG que cobraron primas millonarias, Obama aparec¨ªa en el programa de televisi¨®n 60 Minutes para advertir que "no se puede gobernar desde el odio".
La Casa Blanca ha comenzado a despegarse de la ley que aprob¨® la pasada semana la C¨¢mara de Representantes para cargar impuestos del 90% sobre los bonos de la mayor aseguradora del mundo. "Como norma general, no es recomendable aprobar leyes contra un determinado pu?ado de individuos", declar¨® el presidente.
Algunos directivos de empresas que est¨¢n interesadas en el plan que ayer anunci¨® el secretario del Tesoro, Tim Geithner, han pedido en privado, seg¨²n informa el diario The New York Times, garant¨ªas de que el Congreso no actuar¨¢ retroactivamente contra ellos si estas inversiones, fuertemente subvencionadas por el Estado, obtienen beneficios en el futuro.
Por lo que respecta a la Casa Blanca, no hay duda: la inversi¨®n privada es de nuevo bienvenida a bordo. "No podemos resolver esta crisis sin hacer posible que los inversores tomen riesgos", afirma Geithner en un art¨ªculo publicado en The Wall Street Journal.
"Aunque la crisis fue causada por bancos que tomaron demasiados riesgos, el peligro ahora es que tomen demasiados pocos. Tenemos que tener mucho cuidado para no desalentar las inversiones que la econom¨ªa necesita para recuperarse de la recesi¨®n", a?ade Geithner.
El Gobierno se esfuerza por aclarar que sus anteriores quejas contra Wall Street, que en estos momentos no tiene m¨¢s estima popular que una banda de ladrones, no son extensivas a todos los financieros, y mucho menos a quienes ahora echen una mano para limpiar los libros de cuentas de los bancos. "?sos tienen que entender que el presidente los sit¨²a en otra categor¨ªa, que son los buenos de esta situaci¨®n", ha explicado la responsable econ¨®mica de la Casa Blanca, Christina Romer.
La ola de populismo de la semana pasada, que algunos comentaristas llamaron "el Katrina de Obama", no s¨®lo amenazaba el futuro del ambicioso y transformador Presupuesto anunciado por el presidente, sino que pod¨ªa desvirtuar toda la naturaleza ideol¨®gica de esta Administraci¨®n. Eso, despu¨¦s de acabar con el propio Geithner, que se mueve entre la pasi¨®n nacionalizadora con la naturalidad de un pulpo en un garaje.
Esos riesgos parecen ahora en v¨ªas de contenci¨®n. El Senado tiene todav¨ªa que discutir la ley de los bonos de AIG, y muchos episodios pueden aparecer a¨²n que puedan alimentar la indignaci¨®n popular. Pero Obama ha prometido que no se va a dejar "distraer por episodios coyunturales" y que se va a mantener "concentrado en lo que importa: devolverle el vigor a la econom¨ªa".
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