Una pol¨ªtica pendular
Todos los indicios conducen a la misma reconstrucci¨®n de los hechos. Zapatero tuvo una idea: nos vamos de Kosovo y damos un golpe de efecto medi¨¢tico. Conforme a su concepto del r¨¦gimen constitucional espa?ol, convencido de que los ministros s¨®lo est¨¢n "para dar gusto al presidente", llam¨® a la titular de Defensa y le dio las instrucciones precisas. Y el gesto del presidente de macho que pisa fuerte y le demuestra a Obama que no le importa crearle un problema en vigilias de su primer encuentro, lo completa la ministra Chac¨®n, con el maternal argumento de que los ni?os -los soldados, en este caso- han de ser los primeros en enterarse. Lo dem¨¢s se da por a?adidura: los americanos ponen cara de enfado, los europeos se sienten ninguneados, Moratinos se da cuenta de que no tiene papel en el reparto (una dimisi¨®n, en este momento, le dignificar¨ªa) y la oposici¨®n se lanza sobre la presa.
?C¨®mo se explica que una idea imaginativa del presidente que deb¨ªa ser un pelotazo comunicativo se convierte en un fiasco monumental? Con la cantidad de problemas que el Gobierno tiene, ?c¨®mo se le ocurre al presidente crearse ¨¦l solito uno m¨¢s? La respuesta est¨¢ en la conjunci¨®n de tres factores: la manera de gobernar de Zapatero, la confusi¨®n entre pol¨ªtica internacional y pol¨ªtica interior y la p¨¦rdida de una mayor¨ªa estable en el Parlamento. Puesto que estos tres factores est¨¢n ah¨ª para tiempo, la pol¨¦mica sobre Kosovo no es "desorbitada o disparatada" como dice el presidente. Es muy sintom¨¢tica de lo que viene.
Lo que Zapatero presenta como proyectos acaban siendo simples esl¨®ganes. Lleg¨® con la bandera de la Espa?a plural. Deb¨ªa ser la idea articular de su proyecto pol¨ªtico. En consecuencia, abri¨® un proceso de reformas estatutarias. Dej¨® hacer. No lo gobern¨®. Mand¨® la Espa?a plural al ba¨²l de los recuerdos. Y entr¨® en una par¨¢lisis que lleva demorando indefinidamente un tema clave como el de la financiaci¨®n auton¨®mica. Tan clave que le puede costar buena parte del voto catal¨¢n que tan decisivo fue para su elecci¨®n.
El s¨²bito p¨¢nico auton¨®mico -alg¨²n gur¨² le debe de haber dicho que si mantiene Catalu?a a raya ganar¨¢ las pr¨®ximas elecciones- le llev¨® a contaminar la pol¨ªtica exterior con problemas interiores, lo que acostumbra dar pol¨ªticas err¨¢ticas y lugare?as. Zapatero rechaz¨® la independencia unilateral de Kosovo para evitar un precedente que generara expectativas en Catalu?a y en Euskadi. Y, ahora, retira las tropas, cuando se dispone a gobernar el Pa¨ªs Vasco. En su lugar, me preocupar¨ªa m¨¢s de B¨¦lgica: si ¨¦sta se dividiera s¨ª que podr¨ªa haber efecto domin¨®.
Con su ruidosa apuesta antiKosovo, Zapatero se alinea peligrosamente con Rusia y con Serbia. Ahora se entiende que Medvedev escogiera Espa?a para su primera visita a un pa¨ªs europeo. Espa?a no es especialmente sensible a la suerte de los pa¨ªses del entorno de Rusia y est¨¢ en la OTAN, el gran temor de Mosc¨², con escaso entusiasmo y compromiso. En su defensa parlamentaria, Zapatero esgrimi¨® los pilares de su pol¨ªtica internacional: una silla en el G-20 -todav¨ªa desconocemos el precio pagado-; la Alianza de civilizaciones -que hasta ahora no ha salido del ¨¢mbito de las declaraciones bien intencionadas y que adolece de un grave error de base: dar carta de naturaleza pol¨ªtica al concepto de civilizaciones; y la sede barcelonesa de la Uni¨®n del Mediterr¨¢neo, otro espectro por definir. En fin, me olvidaba del cuarto pilar porque provoca hilaridad: que Felipe Gonz¨¢lez presida el comit¨¦ de sabios de la Uni¨®n Europea que, por mucho que Zapatero quiera apuntarlo en su haber, se debe principalmente a la reconocida talla internacional del ex presidente. El denominador com¨²n de estos cuatro pilares es que son lugares en que se habla mucho y se decide m¨¢s bien poco. Y, sin embargo, la relaci¨®n con la Uni¨®n Europea, que es realmente nuestro lugar, es, a veces, desconcertante. ?Por qu¨¦ el Gobierno se ha esmerado tanto en reparar el enfado americano y tan poco en atender a los aliados europeos?
Kosovo ha dado la foto que todos sab¨ªamos que estaba al caer: toda la oposici¨®n abroncando sin contemplaciones al Gobierno. Se puede criticar, evidentemente, el oportunismo y el cinismo del PP, que tambi¨¦n se niega a reconocer a Kosovo por los mismos argumentos esp¨²reos que el Gobierno. Pero la realidad es la que es: a falta de un proyecto perceptible que atraiga aliados estables, Zapatero tiene por delante tres a?os de pol¨ªtica pendular: hoy buscando aliados a la derecha, ma?ana a la izquierda. Y as¨ª es dif¨ªcil afrontar una crisis y perfilar un verdadero proyecto pol¨ªtico. -
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