Sexo en la crisis
Ahora que bajan los sueldos, las contrataciones, las expectativas laborales y la moral financiera, sube el sexo. En medio de este crash burs¨¢til, empresarios en bancarrota, oficinistas en paro, freelance improvisados y asalariados a tiempo parcial se entregan como nunca al placer. El sexo reemplaza al est¨ªmulo econ¨®mico, act¨²a como narc¨®tico contra la depresi¨®n, contrarresta la curva descendente del Dow Jones.
La escasez de dinero y el excedente de tiempo en casa son dos factores susceptibles de acabar en un cociente de cama. Cada vez m¨¢s parejas ahorran los fines de semana prescindiendo de teatros, conciertos, copas y transporte y despilfarran la libido. Incluso los encuentros con amigos se producen cada vez con m¨¢s asiduidad en los hogares, donde la bebida y las pel¨ªculas resultan m¨¢s baratas. Pero esta nueva tendencia a la asociaci¨®n, en grupo o en pareja, y el auge del sexo incitado por el aburrimiento o por la prolongada convivencia en el sof¨¢ ha descorchado una nueva dimensi¨®n sexual.
En medio del hurac¨¢n de tragedias profesionales y personales, todo est¨ªmulo o consuelo es bienvenido
Seg¨²n un los datos del portal Amantis.net, correspondiente a una de las tiendas de productos er¨®ticos m¨¢s interesantes de Madrid junto con La Jugueter¨ªa, No es Pecado y Sinverg¨¹enza, la venta de art¨ªculos er¨®ticos se ha incrementado un 18% en la capital desde que comenz¨® la recesi¨®n. Madrid todav¨ªa no ha alcanzado el nivel de desinhibici¨®n sexual de Barcelona, pero se est¨¢ liberalizando velozmente. Sinverg¨¹enza atiende tres reuniones de tuppersex a la semana: grupos de mujeres interesadas en conocer todo el cat¨¢logo de juguetes er¨®ticos disponibles. Las mujeres son las que est¨¢n protagonizando esta explosi¨®n sexual. El renovado dise?o de los art¨ªculos evitando formas expl¨ªcitas ha potenciado el consumo de vibradores o bolas chinas que pueden cargarse v¨ªa USB en un ordenador sin levantar sospechas.
Un 27% de los clientes de Amantis ha comenzado a comprar este tipo de productos este a?o. La inmensa mayor¨ªa son mujeres de dos franjas de edad: entre 25 y 35 y de 55 en adelante. Las m¨¢s j¨®venes no est¨¢n dispuestas a renunciar a una experiencia sexual plena, intensa y duradera y recurren a art¨ªculos er¨®ticos tanto para utilizarlos en privado como con sus parejas. Las se?oras mayores, con un poder adquisitivo superior, suelen disfrutar de los juguetes en solitario, tras d¨¦cadas de sexo escaso o deficiente (o ambos).
Pero lo realmente novedoso es la creciente participaci¨®n masculina en el mundo del art¨ªculo er¨®tico. Casi todos los chicos hemos entrado alguna vez en un sex shop (los intentos de incursi¨®n comienzan con mayor o menor ¨¦xito a los diecis¨¦is a?os). All¨ª nos hemos excitado, escandalizado o asqueado ante algunas car¨¢tulas de v¨ªdeo; nos hemos re¨ªdo y acomplejado frente a los vibradores; y nos hemos desconcertado con ciertos disfraces y sus complementos, pero nadie, en realidad, compr¨® nunca nada. Hoy, sin embargo, los chicos se est¨¢n animando a adquirir, no art¨ªculos para compartir (de eso se encargan ellas), sino productos que supuestamente potencian su rendimiento sexual como t¨¦s vasodilatadores, cremas extendedoras del miembro o perfumes de feromonas.
Pero aqu¨ª no acaba todo. Ahora los hombres van m¨¢s all¨¢. Incitados por el desparpajo femenino, contagiados y a la vez envidiosos de las ansias feministas de disfrute sexual sin complejos, ellos tambi¨¦n se est¨¢n introduciendo en los art¨ªculos masturbatorios. Mientras que tradicionalmente el placer solitario femenino ha sido un tab¨², pero no los instrumentos utilizados para ello, el onanismo masculino era un tema asumido y abierto, pero pocos se atrev¨ªan a enriquecer sus fantas¨ªas con alg¨²n objeto de sex shop. Eso ha terminado. Al tiempo que los expl¨ªcitos penes de goma est¨¢n pasando a la historia, tambi¨¦n lo est¨¢n haciendo las vaginas realistas y las mu?ecas hinchables. Hoy se est¨¢ poniendo de moda toda una gama de productos est¨¦ticamente elegantes, parecidos a recipientes cosm¨¦ticos concebidos para el placer privado del hombre. La marca japonesa Tenga (que en su pa¨ªs vende los artilugios incluso en las gasolineras) est¨¢ enviando cada vez m¨¢s art¨ªculos discretamente empaquetados a los hogares madrile?os.
En medio de este hurac¨¢n de tragedias profesionales y personales, de cataclismos econ¨®micos y colapsos vitales, todo est¨ªmulo o consuelo es bienvenido. Alivia saber que el cartero tambi¨¦n puede traer buenas noticias.
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