Corazones sin rehabilitar
El 96% de los infartados no sigue un programa de recuperaci¨®n
Espa?a est¨¢ a la cola de Europa en rehabilitaci¨®n cardiaca. El estudio European Cardiac Rehabilitation Inventory Survey (ECRIS), realizado en 19 pa¨ªses europeos, ha puesto en evidencia que Espa?a sigue siendo uno de los pa¨ªses con menos centros de rehabilitaci¨®n cardiaca y, por tanto, donde menos pacientes siguen dichos programas preventivos.
En Espa?a se rehabilitan menos del 4% de los pacientes con indicaci¨®n, frente al 90% en otros pa¨ªses europeos. Dicho de otra forma: el 96% de las personas que precisar¨ªa rehabilitaci¨®n cardiaca no la recibe. Y ello a pesar de que han pasado m¨¢s de 30 a?os desde que la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) aconsejara este tipo de tratamiento para las personas con una enfermedad cardiaca y de que todas las gu¨ªas de tratamiento, americanas, europeas y espa?olas, lo contemplan.
En Espa?a s¨®lo hay 40 unidades de supervisi¨®n cardiaca
El ejercicio f¨ªsico es fundamental para la calidad de vida de estos pacientes
?ngel Velasco es uno de los afortunados. Tras haber sufrido un infarto, termin¨® en el hospital Ram¨®n y Cajal de Madrid, donde hay un servicio de rehabilitaci¨®n cardiaca desde hace 30 a?os. "Tuve suerte", reconoce. Ahora, tras un mes de rehabilitaci¨®n, se encuentra "mucho menos asustado" y "muy protegido".
Calidad de vida
Mejorar la calidad de vida y el pron¨®stico de la enfermedad son las dos principales justificaciones de estos programas, seg¨²n Eduardo Alegr¨ªa, de la Sociedad Espa?ola de Cardiolog¨ªa (SEC). Este cardi¨®logo resalta que la rehabilitaci¨®n reduce las complicaciones y los s¨ªntomas, y aumenta la supervivencia. Algunos estudios han demostrado que su implantaci¨®n reduce la mortalidad un 25%-30% en personas que han sufrido un infarto de miocardio. Adem¨¢s, dice Alegr¨ªa, "se recupera al paciente an¨ªmicamente y se facilita su incorporaci¨®n al mercado laboral".
Los programas de rehabilitaci¨®n cardiaca no se centran s¨®lo en el ejercicio f¨ªsico; tambi¨¦n abordan factores de riesgo como el colesterol o el sobrepeso, as¨ª como variables psicol¨®gicas y la educaci¨®n social y laboral. El abordaje es multidisciplinar (cardi¨®logos, rehabilitadores, psiquiatras, etc¨¦tera) y "debe hacerse desde el momento del diagn¨®stico", indica Jos¨¦ Mar¨ªa Maroto, coordinador de la unidad de rehabilitaci¨®n cardiaca del hospital Ram¨®n y Cajal. La duraci¨®n media es de dos o tres meses, "para que el enfermo aprenda las pautas", explica. Al terminar la rehabilitaci¨®n, el paciente debe seguir estas directrices "el resto de su vida".
Uno de los factores que se tiene en cuenta es el deterioro psicol¨®gico. "Llegamos muy tocados an¨ªmicamente", dice ?ngel Velasco. La intervenci¨®n psicol¨®gica sirve para controlar la ansiedad, la depresi¨®n o fen¨®menos de negaci¨®n de la enfermedad, y para modificar patrones de conducta nocivos para el enfermo. "Gracias a la rehabilitaci¨®n he aprendido a relativizar lo que me ha pasado y a saber c¨®mo me tengo que enfrentar a ello", reconoce ?ngel Velasco.
A pesar de los beneficios demostrados, en Espa?a s¨®lo hay unas 40 unidades de rehabilitaci¨®n cardiaca, "de las que la mitad pertenecen a la sanidad p¨²blica y el resto son privadas, y muchas de ellas est¨¢n reci¨¦n inauguradas", se?ala Maroto. Este n¨²mero es "insuficiente", denuncia, pues "tendr¨ªa que haber una unidad de rehabilitaci¨®n cardiaca por cada 300.000 habitantes". Adem¨¢s, no las hay en toda Espa?a, apunta Maroto. Los pacientes son los verdaderos damnificados, pero, "si no saben que existen, no lo pueden reclamar".
A la hora de repartir responsabilidades, hay para todos. Por un lado, como reconoce Alegr¨ªa, a pesar de que hay inter¨¦s por parte de la Administraci¨®n y de que algunos planes de salud, nacionales (Plan Integral de Cardiopat¨ªa Isqu¨¦mica) y auton¨®micos, aconsejaban "facilitar la rehabilitaci¨®n de pacientes afectados por procesos cardiovasculares" no hay ning¨²n compromiso firme.
Tampoco hay presupuestos para estos programas, a pesar de que seg¨²n se apunt¨® en un seminario sobre Prevenci¨®n cardiovascular y rehabilitaci¨®n cardiaca celebrado en la Fundaci¨®n Ram¨®n Areces, son programas muy baratos a la larga porque evitan reca¨ªdas, disminuyen las reintervenciones y reducen el n¨²mero de personas que reciben la incapacidad laboral por su enfermedad.
Pero tambi¨¦n es responsabilidad de los cardi¨®logos, porque no perciben todo lo bien que debieran el beneficio de la actividad f¨ªsica, seg¨²n Carlos Macaya, presidente electo de la SEC. Este cardi¨®logo resalta que el beneficio del ejercicio se da en casi cualquier situaci¨®n, incluso tras una intervenci¨®n cardiaca o en portadores de desfibriladores implantables para prevenir la muerte s¨²bita.
Desde la SEC se reconoce un cierto fracaso. Alegr¨ªa, secretario de la secci¨®n de rehabilitaci¨®n de la SEC, asume que se ha trabajado m¨¢s en "la ciencia, en los protocolos y en demostrar la eficacia de la rehabilitaci¨®n", y que es posible que no se informe a los pacientes de la existencia de los programas de rehabilitaci¨®n.
Todav¨ªa hay muchos m¨¦dicos que siguen recomendando prudencia con el ejercicio a los enfermos de coraz¨®n. "Camine usted, dicen. ?Pero cu¨¢nto?", pregunta Maroto. "A m¨ª", reconoce ?ngel Velasco, "si no me lo dicen no me hubiera atrevido". Dentro del programa de rehabilitaci¨®n, ?ngel camina todos los d¨ªas seis o siete kil¨®metros "sin miedo", gracias a la informaci¨®n y al seguimiento del programa.
La Asociaci¨®n Americana del Coraz¨®n (AHA) public¨® hace un a?o una actualizaci¨®n de las recomendaciones del entrenamiento f¨ªsico de resistencia para personas con y sin enfermedad cardiovascular. En ellas establec¨ªa que el ejercicio f¨ªsico prescrito y supervisado aumenta la fuerza muscular y la resistencia f¨ªsica, la capacidad funcional y la independencia y la calidad de vida, mientras que reduce la discapacidad.
"El ejercicio f¨ªsico es fundamental. En ning¨²n caso est¨¢ contraindicado", concluye Maroto.
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