El Madrid no se rinde
El equipo blanco, con Reyes y Bullock muy acertados, fuerza el cuarto partido
Mediante un ejercicio de resistencia ante la extrema adversidad del doble fiasco en Atenas, el Madrid no se da por vencido. Hace bien, ya que esta actitud no s¨®lo le conecta con una de las se?as de identidad del club, sino que incide en una de las lecturas extra¨ªdas de los dos primeros partidos. Por muy frustrantes que fueran, ense?aron que la amplia diferencia en material humano, profundidad de banquillo y millones de euros de presupuesto que tiene a su favor el Olympiacos no es tanta a la hora del juego. Si bien la empresa sigue contando con limitadas opciones de ¨¦xito, sobre todo por el posible desenlace en campo ajeno, al menos est¨¢ claro que el Madrid va a pelear. Para empezar, no es poco.
REAL MADRID 71 - OLYMPIACOS 63
Real Madrid: Ra¨²l L¨®pez (2, Bullock (22), Mumbr¨² (9), Hervelle (4) y Felipe Reyes (19) -equipo inicial-; Sergio Llull (2), Kennedy Winston (1), Jeremiah Massey (8), Tomas (0), y Van den Spiegel (4).
Olympiacos: Greer (9), Harlepin (0), Childress (9), Printezis (6) y Nikola Vujcic (4) -equipo inicial-; Papaloukas (5), Pargo (0), Vasilopoulos (6), Erceg (7) y Bourousis (17).
?rbitros: Lamonica (Italia), Ziemblicki (Polonia) y Jovcic (Serbia).
11.500 espectadores en Vistalegre.
El partido, en l¨ªneas generales, se puede explicar a trav¨¦s de la f¨¢bula de la hormiga y la cigarra. Acuciado y sin ning¨²n margen de error posible, el Madrid sali¨® como un cohete, dispuesto a llenar su granero lo m¨¢s r¨¢pidamente posible. Todo lo contrario que el Olympiacos, que durante el primer tiempo pareci¨® estar a verlas venir, holgazaneando en demas¨ªa, probablemente pensando que tiene todo el tiempo del mundo para asestar el golpe definitivo. Dos triples de Bullock en el primer minuto catapultaron al Madrid hasta un 11-0 que reflejaba tanto las urgencias de unos como la relajaci¨®n de otros. El Madrid, manteniendo una gran intensidad defensiva que le permiti¨® conservar la r¨¢pida ventaja adquirida a pesar del inicio de sus problemas ofensivos, parec¨ªa encaminado a una noche tranquila (37-20 al descanso).
Existe la creencia de que, igual que los perros se acaban pareciendo a sus amos, los equipos terminan impregnados de virtudes y defectos de sus entrenadores. En el banquillo del Olympiakos habita un tal Yannakis, de la estirpe de los que no se dan nunca por derrotados. Ante una situaci¨®n de las de "bueno, el jueves ser¨¢ otro d¨ªa", el m¨ªtico ex jugador hizo todo lo posible para cambiar el rumbo de los acontecimientos. Se olvid¨® de buena parte de su primera unidad y se la jug¨® con la segunda y con alg¨²n elemento de la tercera, como Erceg o Teodosic. Apoyado en un pele¨®n Bourousis, tan tosco en su f¨ªsico como en su juego, el Olympiacos intercambi¨® los papeles con el Madrid y, cual hormiga laboriosa, empez¨® a ara?ar puntos. Ayud¨® la habitual arritmia de los de Plaza, pues no olvidemos que estamos hablando de un equipo que a lo largo de un partido suele perder y recobrar (o viceversa) cantidades rese?ables de puntos. Recuperados para la causa Papaloukas y el peligroso Greer, un triple de este ¨²ltimo llev¨® el partido a un terreno cr¨ªtico (57-51 a falta de cinco minutos).
La hora de los valientes. El Madrid los tuvo. Esta vez supo y pudo encontrarlos, una combinaci¨®n no siempre f¨¢cil. Felipe Reyes y Bullock se cargaron el equipo a la espalda, como no pod¨ªa ser de otra manera, volviendo a confirmar su jerarqu¨ªa. Si los n¨²meros de Felipe resultaron escandalosos (19 puntos, nueve rebotes, cinco robos y cuatro asistencias) la influencia en el juego de Bullock fue total a pesar de que, una vez m¨¢s, le pusieron todos los perros de presa habidos y por haber. Pero al norteamericano se le ve m¨¢s centrado que nunca, por mucha renovaci¨®n del contrato que tenga pendiente. O igual es por eso. Qu¨¦ m¨¢s da viendo el resultado.
Ya llueve menos, que dir¨ªa un optimista, aunque el panorama general siga mostrando una tarea tit¨¢nica. Pero para recorrer cualquier distancia hay que poner primero un pie y luego otro. El Olympiacos lleva ventaja, pero que no se conf¨ªe. No vaya a ser que al final le pase lo que a la cigarra. Cosas m¨¢s dif¨ªciles se han visto.
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