?Vuelven los talibanes!
Una nueva ley legaliza la violaci¨®n dentro del matrimonio en Afganist¨¢n. Las mujeres necesitan permiso para estudiar, trabajar o ir al m¨¦dico. Karzai cede por intereses pol¨ªticos
Esta vez, la alarma no la ha suscitado el avance de la milicia talib¨¢n, sino una ley reci¨¦n aprobada en el Parlamento de Kabul y firmada por Hamid Karzai, el presidente de Afganist¨¢n. Si la presi¨®n de los activistas dentro y fuera de ese pa¨ªs no lo remedia, la entrada en vigor del nuevo C¨®digo de Familia Chi¨ª va a condonar la violaci¨®n dentro del matrimonio y anular los avances legales logrados por las afganas desde el derribo del r¨¦gimen talib¨¢n, hace siete a?os. El Gobierno de Kabul no se ha atrevido a¨²n a publicar el texto, pero quienes han tenido acceso a ese documento acusan a Karzai de haberse vendido a los integristas.
"Partes de esa ley van en contra de los derechos fundamentales del ser humano". Lo denuncia Fawzia Koofi, diputada por la provincia de Badakhsan. Ella, como el resto de las parlamentarias afganas, se ha sentido estafada por su aprobaci¨®n. El texto pas¨® con inusitada rapidez y sin apenas debate, lo que impidi¨® que se introdujeran cambios. "?C¨®mo ha sido posible? Pues porque la mayor¨ªa de los diputados son fundamentalistas que est¨¢n en contra de los derechos b¨¢sicos de las mujeres y no creen en la igualdad de g¨¦nero ni en los derechos humanos", asegura a trav¨¦s del correo electr¨®nico. Algunos de los que levantaron la voz fueron acusados de estar contra el islam y han recibido amenazas.
"Partes de esa ley van contra los derechos fundamentales del ser humano", afirma la diputada Fawzia Koofi
La lectura de la ley que hace Koofi, como la del resto de los activistas, es demoledora. El nuevo c¨®digo niega la necesidad de consentimiento para las relaciones sexuales dentro del matrimonio, aprueba impl¨ªcitamente las bodas infantiles y establece que las mujeres necesitan permiso de sus padres o maridos para estudiar, trabajar o acudir al m¨¦dico. A las afganas, les suena familiar: a¨²n no han olvidado las restricciones que sufrieron durante el r¨¦gimen talib¨¢n (1996-2001), cuando no pod¨ªan salir a la calle sin la compa?¨ªa de un hombre de la familia.
"Es un insulto a las mujeres y a los derechos humanos", manifiesta por su parte Aziz Rafiee, director del Foro para la Sociedad Civil Afgana. En su opini¨®n, "todo es pol¨ªtica". A nadie se le escapa la precaria situaci¨®n en la que se encuentra Karzai de cara a las elecciones del pr¨®ximo mes de agosto en Afganist¨¢n. De ah¨ª que el presidente busque votos en todos los rincones del pa¨ªs, incluso entre los m¨¢s retr¨®grados de cada comunidad.
Los chi¨ªes representan casi una quinta parte de la poblaci¨®n y la Constituci¨®n les otorga el derecho a tener un c¨®digo de familia espec¨ªfico basado en la jurisprudencia de esa rama del islam. No obstante, la ley llevaba olvidada m¨¢s de un a?o cuando el Gobierno la present¨® en el Parlamento, justo en medio del debate constitucional sobre la legalidad de que el presidente extendiera su mandato -que concluye el 21 de mayo- hasta la fecha de los comicios.
Tanto los cl¨¦rigos del poderoso Consejo de Ulemas chi¨ªes, como los dirigentes hazaras (el grupo ¨¦tnico al que pertenecen la mayor¨ªa de los chi¨ªes afganos) llevaban tiempo reclamando la ley. Sacarla adelante constituye un gui?o a quienes van a orientar el voto de esa comunidad, que suma el mayor n¨²mero de indecisos ante las elecciones presidenciales.
Con todo, no deja de ser parad¨®jico que la nueva ley haya sido promovida por los l¨ªderes pol¨ªticos y religiosos de los hazaras. Los talibanes, extremistas sun¨ªes, consideran herejes a los chi¨ªes y durante su gobierno se ensa?aron con esa comunidad. Pero en lo que respecta a los derechos de la mujer, el peso de siglos de patriarcado parece unir a todos los fundamentalistas, sean del signo que sean.
"La mayor¨ªa de los hazaras no son conscientes del da?o que puede hacerles este c¨®digo, porque es la primera vez que vamos a contar con uno", se lamenta Sima Samar, presidenta de la Comisi¨®n Afgana Independiente de Derechos Humanos y ex ministra de Asuntos de la Mujer. Samar, que fue la primera mujer hazara en obtener el t¨ªtulo de m¨¦dico en la Universidad de Kabul, declara a este peri¨®dico que la ley debe cambiarse.
Afganist¨¢n sigue siendo un pa¨ªs patriarcal y los avances var¨ªan mucho en funci¨®n del nivel socio-econ¨®mico, la exposici¨®n al exterior, la comunidad ¨¦tnico-cultural de origen y si se vive en n¨²cleos urbanos o rurales.
A pesar de ello, la nueva Constituci¨®n, aprobada en 2004, consagr¨® la igualdad de derechos de las mujeres. "Y ahora la nueva ley ni siquiera les permite maquillarse sin permiso del marido", se queja Koofi, la diputada, poniendo de relieve lo peligroso de la situaci¨®n. Aunque el c¨®digo sea espec¨ªfico para una de las comunidades religiosas, sienta un precedente a favor de los sectores m¨¢s conservadores.
Pese al sigilo con el que ha procedido, Karzai no se ha librado de las cr¨ªticas. Durante la conferencia sobre Afganist¨¢n celebrada en La Haya el martes pasado, los ministros de Exteriores escandinavos le preguntaron por el art¨ªculo de The Guardian en el que se revelaba su visto bueno a la ley. Tambi¨¦n la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, dej¨® claro el malestar de su pa¨ªs. "Es un asunto de gran preocupaci¨®n para Estados Unidos. Mi mensaje es muy claro. Los derechos de las mujeres son una parte fundamental de la pol¨ªtica exterior de la Administraci¨®n Obama", declar¨® Clinton.
Resulta dif¨ªcil calibrar qu¨¦ peso puedan tener estas presiones. Hace tiempo que Hamid Karzai perdi¨® el apoyo incondicional de Washington, y por extensi¨®n, de Occidente en general. Adem¨¢s, cualquier exigencia para modificar una ley ser¨ªa vista en Afganist¨¢n como una injerencia intolerable en un pa¨ªs soberano. -
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