Nadie contaba con Ivanovic

A Rafa Ben¨ªtez se la cay¨® el cielo encima. Se presentaba al partido el Liverpool como una m¨¢quina engrasada, de tantos registros ofensivos como solvencia en las posiciones retrasadas. Un equipo sin fisuras que aplast¨® al Madrid y al Manchester United en el ¨²ltimo mes y que asustaba al Chelsea, menguante ante el rival en los dos duelos particulares del curso. Pero Hiddink, relevo de Scolari en febrero, tiene siete vidas y un manual extenso de las jugadas a bal¨®n parado. Ivanovic, el lateral derecho y suplente porque Bosingwa est¨¢ lesionado, se erigi¨® en el protagonista inesperado.

La idea cardinal de Hiddink era desdibujar a Gerrard, epicentro del Liverpool en los ¨²ltimos metros. Essien actu¨® de lapa y sombra, por m¨¢s que Gerrard se multiplicara por todo el frente de ataque. Con esa apuesta, el Chelsea logr¨® mermar la pegada del capit¨¢n red, pero mutil¨® su capacidad para generar juego, algo de lo que no va sobrado. Sin un medio centro de toque -preocupado en perseguir a Gerrard- y con dos volantes ofensivos que brillan en las jugadas desde la segunda l¨ªnea pero que no relucen en la construcci¨®n, el Chelsea se remiti¨® a los pases largos en busca del pecho de Drogba. Un arma v¨¢lida porque el marfile?o es como el Incre¨ªble Hulk en estado de enojo cuando de bajar las bolas se trata. El problema, sin embargo, aparec¨ªa cuando el bal¨®n reposaba en el suelo.

Desde 2007 nadie venc¨ªa en Anfield. Pero Hiddink gan¨® la partida a Ben¨ªtez

Mascherano es el quitanieves del Liverpool, una bomba de ox¨ªgeno que no se erosiona con el paso de los minutos. Su ausencia anoche por sanci¨®n, sin embargo, no supuso una punici¨®n tan exagerada como la prevista. Entre otras cosas, porque el ejercicio de ayudas y coberturas entre la medular y la zaga del Liverpool fue encomiable. Drogba bajaba cada bal¨®n y se perd¨ªa en el pase, fijado por los centrales, tapado por los laterales o el medio generoso que reculaba unos metros. Kalou y Malouda, apegados a la l¨ªnea de cal y poco dados a la pelea en el barro, se quedaron en actores de reparto. Pero nadie contaba con Ivanovic.

En una batalla tan t¨¢ctica, la capacidad de sorprender result¨® imprescindible. Como Arbeloa. Tan imprudente como genial, el lateral derecho del Liverpool se desentendi¨® en dos ocasiones del marcaje a Malouda para atravesar el campo. En la primera, recogi¨® un bal¨®n al hueco de Kuyt para centrar de primeras al punto de penalti, para que Torres se librara de su marcaje con un quiebro de cintura y ensartara el bal¨®n en las redes. En la segunda, se fue al v¨¦rtice del ¨¢rea y chut¨® con la zurda. Se le fue por poco ante la desesperada mirada del meta Cech. Dos aguijones y una diana.

Pero a Hiddink le quedaba la libreta e Ivanovic. En un saque de esquina, el lateral desconocido -negado por Grant y s¨®lo probado por Scolari-, se despeg¨® de Alonso y acudi¨® al primer palo, donde dos jugadores del Liverpool aguardaban impacientes, en su ya habitual defensa zonal. Pero con la carrera, Ivanovic gan¨® en impulso y en cent¨ªmetros de salto. Lo justo para rematar y batir a Reina. En otro c¨®rner repiti¨® jugada. Sac¨® Lampard, se deshizo de la distendida compa?¨ªa de Gerrard y cabece¨® a gol. Dos saques de esquina y dos goles. Dolor de cabeza para Ben¨ªtez, que perdi¨® por donde nunca se lo imaginaba; en su propio terreno.

El picante lo puso Drogba, nulo en el primer acto -fall¨® dos manos a manos con Reina, soberbio en el achique- pero penalizador en el momento preciso. Atendi¨® a un centro de Malouda para reducir al Liverpool y sellar un resultado ¨®ptimo para afrontar el partido de vuelta en Stamford Bridge. Desde el 3 de octubre de 2007 (ante el Olympique de Marsella), el Liverpool no perd¨ªa en Anfield, estadio imbatido en lo que se lleva de temporada. Ivanovic, la sorpresa, redimension¨® un duelo que no por repetido -se han medido en cinco eliminatorias en los ¨²ltimos seis a?os- alcanza el aburrimiento. El Chelsea de Hiddink tiene respuestas para todo. Hasta para Ben¨ªtez.