Pasi¨®n
El cristianismo es una religi¨®n basada en la historia. Si Jes¨²s no existi¨®, no muri¨® y no resucit¨®, no hay cristianismo. Y sin embargo, Jes¨²s no dej¨® ni una palabra escrita. Tampoco hay constancia de ¨¦l en los anales y registros romanos o jud¨ªos de la ¨¦poca. Le menciona en a?os posteriores, muy brevemente, el historiador judeo-romano Josefo, pero esas l¨ªneas pudieron haber sido a?adidas m¨¢s tarde al texto original. S¨®lo un contempor¨¢neo, Pablo de Tarso, escribi¨® largamente sobre Jes¨²s, al que nunca hab¨ªa visto ni escuchado.
Los ¨²nicos relatos que trazan una biograf¨ªa de Jes¨²s son los evangelios, redactados entre 30 y 60 a?os despu¨¦s de la desaparici¨®n del protagonista. Los evangelios coinciden en lo fundamental, pero raramente en los detalles.
La ausencia de datos concretos constituye el eterno problema de quien intenta narrar la predicaci¨®n y muerte del hombre de Nazaret. Especialmente cuando no se atiende a un evangelio determinado y se pretende contar los hechos "como debieron ocurrir". La Pasi¨®n, una miniserie emitida estos d¨ªas por Canal+, aporta, bas¨¢ndose en la arqueolog¨ªa, una crucifixi¨®n f¨ªsicamente distinta a la tradicionalmente representada (con las piernas del reo apoyadas y ladeadas); por lo dem¨¢s, como cualquier producci¨®n anterior, se basa en la tradici¨®n.
La Pasi¨®n ofrece un relato veros¨ªmil y bien trabajado, con la factura de calidad de HBO y BBC. Como obra dram¨¢tica posee vigor y contenci¨®n. Su propia verosimilitud, por otra parte, choca con ciertos argumentos cristianos. Algunos propagandistas cat¨®licos (Vittorio Messori, por ejemplo) se?alan que en Jes¨²s y su mensaje casi todo es imposible: que no existan datos hist¨®ricos sobre ¨¦l, o que la oscura ejecuci¨®n de un oscuro predicador, entre los muchos iluminados que recorr¨ªan la remota Judea invadida, haya tenido tanta repercusi¨®n. De la suma de improbabilidades, y ante la evidencia de que el mensaje de Jes¨²s ha sobrevivido, deducen que su fe es la correcta.
La posici¨®n de Messori suena razonable: se trata de una pura cuesti¨®n de fe. Se cree o no se cree. No hay historia ni relato veros¨ªmil en los que apoyarse.
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