Caballero se resiste a colocar un monumento a la insurrecci¨®n obrera de Vigo de 1972 por exhibir una estrella roja
La escultura dedicada a la huelga masiva que hizo temblar al franquismo languidece desde hace dos a?os en una cantera. El alcalde socialista cree que puede causar ¡°cierta desautorizaci¨®n social¡±
El cl¨ªmax de la lucha obrera en el coraz¨®n industrial de Galicia se alcanz¨® en septiembre de 1972. Una huelga masiva en la planta de Citro?n y en los astilleros de Vigo provoc¨® 5.000 despidos, centenares de detenidos y torturados, y la toma y cierre de la ciudad por la polic¨ªa franquista. Pararon m¨¢s de 15.000 trabajadores de distintos sectores en solidaridad con los operarios represaliados en la factor¨ªa de coches por pedir descansar los s¨¢bados. Margarita Rodr¨ªguez Montes era una de las l¨ªderes de la protesta organizada en la clandestinidad por CC OO y el Partido Comunista. Ten¨ªa 24 a?os y daba el callo en una gran empresa de cer¨¢mica. Acab¨® despedida y entre rejas, pero su tenacidad y la de sus vecinos hizo temblar al r¨¦gimen. ¡°La dictadura tom¨® ah¨ª conciencia de su ca¨ªda. La solidaridad fue espectacular. Las pescaderas entregaban bolsas de comida para los huelguistas y la gente abr¨ªa las puertas de sus casas a los que hu¨ªan de las cargas policiales¡±, recuerda con emoci¨®n.
Varios de los sindicalistas vigueses que protagonizaron aquella haza?a, entre ellos Rodr¨ªguez Montes, llevan tiempo pidiendo sin ¨¦xito un memorial p¨²blico en la ciudad. En 2022, con motivo del 50? aniversario de aquellos acontecimientos, hablaron con responsables municipales sobre la posibilidad de dedicarle una calle, pero nunca se concret¨®. Ese mismo a?o, lleg¨® al gobierno del socialista Abel Caballero una propuesta sin coste para las arcas locales. El sindicato nacionalista CIG, actualmente mayoritario en Galicia, comunic¨® que donar¨ªa al Ayuntamiento una escultura de homenaje para que fuera emplazada en alg¨²n punto de Vigo. La central propuso el barrio obrero de Coia por su importante papel en la hist¨®rica movilizaci¨®n, pero el consistorio se decant¨® por la zona de O Castro. Sin embargo, la alternativa municipal fue rechazada por la Xunta aduciendo motivos arqueol¨®gicos y Caballero no ha vuelto a plantear otra ubicaci¨®n.
Fuentes municipales critican que la escultura exhibe ¡°s¨ªmbolos partidarios¡± y creen que ¡°puede tener una cierta desautorizaci¨®n social¡±. Se refiere as¨ª el gobierno local a la estrella roja de cinco puntas, un emblema socialista internacional que tambi¨¦n luce la estreleira, la bandera nacionalista gallega. El PP, por contra, no le ve problemas a la escultura donada por la CIG. El pleno municipal aprob¨® hace solo unos d¨ªas, con los votos a favor de los concejales populares y del BNG y la abstenci¨®n del PSOE, una moci¨®n que urge la instalaci¨®n del memorial. ¡°Una vez que la Xunta dijo que no a la ubicaci¨®n en O Castro, el Concello de Vigo est¨¢ buscando otra ubicaci¨®n, cuesti¨®n que no es sencilla¡± por sus grandes dimensiones, afirman desde el gobierno de Caballero para luego remachar: ¡°En cualquier caso, las ubicaciones las decide un gobierno, no un sindicato. Cuando un sindicato quiera decidir, que se presente a elecciones y las gane¡±.
Las piezas que conforman la escultura, integrada por bloques de 2,30 metros de alto con los d¨ªgitos de 1972 y un peso total de 20 toneladas, llevan dos a?os arrumbados en una cantera del municipio de Ourense. Su autor, el escultor y cantero Javier Di¨¦guez, no entiende la negativa del Ayuntamiento de Vigo a colocar su obra en las calles de la ciudad. ¡°?Por qu¨¦ el Cristo de A Gu¨ªa s¨ª y el monumento de la huelga obrera de 1972 no?¡±, se pregunta, aludiendo al Sagrado Coraz¨®n de Jes¨²s que financi¨® Caballero con 84.000 euros de dinero p¨²blico en la iglesia que corona el monte que se eleva sobre la r¨ªa de Vigo. ¡°En el Ayuntamiento de Vigo deber¨ªan saber que la estrella roja no pertenece a ning¨²n partido. Es un s¨ªmbolo socialista, humanista e internacional que pretende igualar y unir al ser humano en sus derechos¡±, esgrime el artista, de 50 a?os, vicepresidente de la Asociaci¨®n de Canteros de Galicia y formado en la Escuela de Canteros de Poio (Pontevedra), un prestigioso centro p¨²blico que exporta trabajadores para algunas de las restauraciones m¨¢s importantes del mundo.
Di¨¦guez, con casi 25 a?os de profesi¨®n a sus espaldas, incluy¨® una estrella roja en el monumento, explica, para ¡°homenajear la igualdad de clases¡±. Est¨¢ partida entre dos de los bloques que componen la escultura con la idea de permitir a los vecinos fotografiarse entre sus dos mitades. ¡°Es un homenaje a la gente de Vigo, pensada para que las personas se puedan meter en el hueco del medio y formar parte de la estrella¡±, explica justo en la semana en la que Caballero llena la ciudad de estrellas de Navidad.
El secretario general de la CIG, Paulo Carril, se muestra sorprendido por los reparos del gobierno socialista a la estrella roja del monumento porque es ¡°un s¨ªmbolo universal¡±. El l¨ªder sindical afirma que el Ayuntamiento nunca les transmiti¨® ese motivo para justificar el retraso en la instalaci¨®n de la escultura. ¡°Es una donaci¨®n de una organizaci¨®n sindical a la ciudad de Vigo. La cesi¨®n no lleva ning¨²n elemento de proselitismo y es desinteresada. Lo ¨²nico que pedimos es que se ubique en un sitio digno¡±, se?ala Carril.
Los huelguistas vigueses de 1972 resistieron 15 d¨ªas. La insurrecci¨®n acab¨® con la readmisi¨®n de miles de trabajadores despedidos. Los que volvieron a sus puestos lo hicieron llorando por los m¨¢s de 200 compa?eros que perdieron definitivamente sus empleos, rememora Margarita Rodr¨ªguez Montes a sus 76 a?os. El ejemplo de aquella lucha merece un homenaje en las calles de Vigo, reclama ella, pero sobre todo deber¨ªa estudiarse en las aulas: ¡°Me preocupa que la juventud no conozca la historia¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.